Nuevos desafíos para la enseñanza del Derecho
El 18 de junio el programa "Cuestiones de Estado" organizó la jornada "Nuevos desafíos para la enseñanza del Derecho".
Participaron Nahuel Maisley (docente de la Facultad e investigador del CONICET), Laura Giosa (profesora de la Facultad y decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Centro, UNICEN), Mónica Pinto (profesora emérita de la UBA) y Gonzalo Alvarez (profesor de la Facultad).
En primer lugar, Carlos Mas Velez (coordinador del programa "Cuestiones de Estado") brindó una breve introducción y dio comienzo a la ponencia de Nahuel Maisley. El orador se refirió a su experiencia en el marco de la continuidad de las clases de modo virtual de la materia que él imparte. En este sentido, contó: “Primero realizamos una encuesta para ver la situación de nuestros estudiantes en este contexto”. Como datos relevantes de la encuesta, señaló los resultados de la pregunta de “con qué equipamiento contaban”: “Un 22% de nuestro curso tenía computadora pero compartida. Casi un 50% no podía descargar archivos pesados, como videos, pero un 100% nos dijo que podía mirar videos en YouTube. Un 65% del curso nos respondió que lo mejor para ellos era una combinación de clases sincrónicas y clases asincrónicas”. Otra pregunta que afectó la planificación del curso y que el expositor considera un dato importante para planificar en general cualquier política educativa fue si los/as estudiantes son principales responsables de las tareas de cuidado en su hogar.
Luego manifestó una serie de reflexiones. “Las clases virtuales son menos interactivas que las clases presenciales”, expresó y añadió: “Tuvimos una bajísima tasa de deserción y es uno de los principales problemas de nuestra universidad y de las universidades masivas en general: retener a los estudiantes. Es un problema histórico. En nuestro curso, el 92% entregó el primer trabajo práctico y el 89% entregó el primer parcial”.
Hacia el final, resaltó: “Trabajar con datos mejora nuestra tarea docente. La encuesta fue clave para poder planificar lo que hicimos y, en este sentido, celebro la iniciativa de la Facultad de esa encuesta que mandaron hace un tiempo. Algo que nos enseñó la pandemia es que obtener los datos es más fácil de lo que era antes”, y analizó: “La educación virtual no es el futuro de la educación universitaria, pero tenemos que aprender de lo que sí funcionó”.
A su turno, Laura Giosa compartió: “Con un curso de primer año como es Elementos de Derechos Humanos nuestra cátedra ha tenido muy poca deserción y hemos tenido con clases sincrónicas y asincrónicas la posibilidad de recuperar aquellos que venían tal vez un poco más atrasados al comienzo de la cursada”.
Sobre la experiencia en la UNICEN, comentó que “también fue esencial la realización de encuestas a todos los alumnos y a los profesores porque la otra pata del problema era la conectividad de los profesores y la disponibilidad horaria de los profesores (…). El trabajo con el dato específico fue fundamental para poder avanzar en estos desafíos que nos plantea esta situación tan atípica”.
Seguidamente, se enfocó en la acreditación de la carrera de Abogacía como un desafío para el equipo docente y quienes están en cargos de gestión: “Nos sentó por primera vez a decanos, decanas, secretarios y secretarias a discutir estándares de derecho sobre qué teníamos que enseñar, cómo teníamos que enseñar, cuál debía ser la carga de la práctica profesional y cómo debía ser esa práctica”. Y como otro desafío postuló la necesidad de discutir esta acreditación con estándares que contemplen lo que está pasando en la actualidad.
En este sentido, reconoció que “el contexto actual nos llevó a replantearnos qué enseñamos y cómo enseñamos”. Y resumió: “Tenemos como una gran herramienta el proceso de acreditación y todo lo positivo que sacamos de esta pandemia lo podemos discutir en estándares que van a mejorar la calidad de la educación para los futuros abogados y abogadas en todo el país”. Además, reflexionó: “En estas discusiones no podemos dejar afuera la perspectiva de género. Hemos avanzado en que algunas carreras de Abogacía tengan enfoque de derechos humanos, pero todavía nos falta que las carreras de derecho tengan perspectiva de género”.
Por su parte, Mónica Pinto expresó que “hablar sobre la enseñanza del derecho es una de las formas de plantearnos qué tipo de sociedad estamos buscando. En una Facultad grande como la nuestra una pregunta clave es qué egresados estamos buscando”. En esta línea, sostuvo que la diversidad de egresados/as tiene que reflejarse en el plan de estudios. “Los abogados que nosotros formamos tienen que estar advertidos de que esto no es más como era en otro tiempo. Hay que saber que no necesariamente uno va a poder estudiar en una facultad de derecho todas las alternativas que el orden jurídico vigente en ese momento está ofreciendo, que muy probablemente haya que hacerse cargo de cuestiones nuevas, pero además va a existir la posibilidad de que uno tenga que hacerse cargo no de cosas nuevas en ventanas del derecho que ya están abiertas, sino que hay que ver cómo se hace para hacer espacio en la pared y abrir la ventana para estudiar cosas que nunca antes se habían planteado”, desarrolló. Luego adicionó que “esta consciencia tiene que ir de la mano también con que nosotros enseñamos derecho en una sociedad con una desigualdad estructural muy importante y con una pobreza estructural importante, que llega a la Facultad de Derecho. Entonces, en la enseñanza del derecho también hay que tomar en cuenta que van comprometida ciertas cuestiones de justicia social”. Y aseveró: “Esto que planteo de saber derecho es lo que yo había definido en la Facultad como que nuestra tarea docente es proveer a cada uno de los estudiantes de una caja de herramientas básicas, los estudiantes tienen que aprender a pensar en derecho, qué es el derecho, para qué sirve y cómo se interpreta, cuáles son los criterios generales (…)”.
Gonzalo Alvarez señaló, respecto al tema de la enseñanza virtual, que el impacto sobre la educación ha sido muy distinto si se evalúa la educación superior en general del resto del sistema. “En particular, en la educación universitaria la respuesta de los sistemas ha sido una respuesta de la crisis. En general, no ha habido una modificación de la legislación en torno a la educación virtual, sino que lo que han hecho los sistemas de educación superior es adecuar sus situaciones a la crisis”, afirmó y detalló: “Lo que cruza transversalmente a los distintos países y a las autoridades de los sistemas y las instituciones es la preocupación en torno a cómo la crisis y la virtualidad afecta a sectores que ya venían afectados en el acceso a la educación por cuestiones socioeconómicas, por obligaciones de cuidado, es decir, grupos que ya en condiciones habituales de presencialidad tenían situaciones desventajosas y la situación de la virtualidad obligada complica aún más la situación”.
En esta línea, agregó que las facultades de derecho respondieron con clases y en varios casos con evaluaciones también. Hay nueve facultades que tienen carreras de Abogacía a distancia y Derecho y administración reúne a la mayor cantidad de estudiantes a distancia del país. Luego se refirió a las Implicancias de la crisis para la formación jurídica. Y añadió que acelera los tiempos para la introducción de tecnología en forma masiva pero sin abandono de la educación presencial.
Seguidamente, puntualizó: "La capacidad de resiliencia tiene que ver con una masa crítica de agregados que se han producido en el pasado y que nos permiten ahora afrontar los nuevos desafíos. En eso Argentina ha tenido importantes desarrollos. Nosotros tenemos una experiencia significativa en materia de educación superior de hace más de ochenta años. Como ejemplo de esto, sostuvo: “Aquellos que pertenecemos a la UBA sabemos muy bien cómo en la década del ochenta la UBA dio respuesta a la masividad a través del programa UBA XXI”. En la Facultad, esto se ve reflejado en la posibilidad de extender la carga horaria del plan con educación virtual que se agregó en 2004, en la creación del Portal Académico en 2004 y en la creación del Campus Virtual en 2015.
Más adelante, señaló los principales desafíos para el día después: mantener el curriculum actualizado. “Hay necesidad de nueva actualización del plan 2004, plan semiabierto que permitió mantenerse actualizado frente a los cambios en el derecho positivo y nuevos temas y problemas. Hay que potenciar las fortalezas: electividad, autonomía de decisión de nuestros estudiantes, curricularización de experiencias sustantivas como la investigación, la participación en competencias y las actividades de extensión, el fortalecimiento de la práctica o de las prácticas a lo largo de la carrera y el aumento de las dedicaciones exclusivas, aún sin necesidad de saldar el debate del perfil del profesor de derecho”.
Y, además, puso de manifiesto la necesidad de “crear condiciones de oportunidad de una carrera académica a decenas de docentes jóvenes que tienen que emigrar a lugares más seguros como la justicia, infraestructura física promoviendo nuevos espacios áulicos que fomenten prácticas pedagógicas diversas y aumento de recursos digitales de nuestra biblioteca, que ha sido pionera en esto desde hace veinticinco años”.
Para finalizar, expresó: “Paradójicamente la universidad es una de las instituciones donde es más difícil promover cambios. Sin embargo, la Facultad de Derecho de la UBA ha tenido una rica historia de innovación desde la recuperación de la democracia. En los decanatos de Bulygin, Saenz, Dalessio, Alterini y Pinto se produjeron algunas de las iniciativas más innovadoras sobre enseñanza del derecho de la argentina. La tarea involucró a muchos profesores que en forma más o menos anónima hicieron posible que la Facultad sea hoy una de las instituciones de enseñanza del derecho más prestigiosas de América Latina”.
Para concluir, Carlos Mas Velez planteó la necesidad de complementar la presencialidad con las nuevas tecnologías y la utilidad y la sinergia que eso puede crear. “Puede ser una buena política para evitar la deserción, es decir, no ser tan exigentes con las clases sincrónicas incluso volviendo a la presencialidad y teniendo un Campus bien preparado con tutorías, con formación y contenidos que permitan darle continuidad a una realidad muy variable”, subrayó y agregó que “esto dispara una serie de políticas institucionales, algunas en marcha, otras que habrá que profundizar y otras que habrá que desarrollar. Sin duda, las nuevas propuestas pedagógicas y didácticas van a estar de la mano de la actualización y el perfeccionamiento docente”.