La UBA entregó el doctorado honoris causa a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón
El pasado 1º de junio la Universidad de Buenos Aires entregó el título de doctor honoris causa a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, doctor en Derecho y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y de Lovaina. Cabe destacar que el homenajeado ha sido redactor de la Constitución española de 1978 y actualmente es consejero permanente de Estado y miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
La ceremonia contó con la participación del vicedecano de la Facultad, Alberto Bueres, y el secretario general de la Universidad de Buenos Aires, Juan Pablo Mas Velez.
La laudatio académica estuvo a cargo de Alberto Dalla Via, director del Departamento de Derecho Público I. “Si tiene razón Platón en aquello de que no hay nada más práctico que una buena teoría, nos complacemos hoy de honrar, en persona, en este acto solemne y emotivo de nuestra Universidad, a uno de los más importantes hacedores de la ejemplar transición española, motivo de tantas referencias y admiración en los estudios políticos de esta parte del mundo”, comenzó. Asimismo, sostuvo que si la vida a veces se asemeja a una obra de teatro, “a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón le tocaría el papel de protagonista central de un drama que no fue ni comedia ni tragedia, sino una de las experiencias más exitosas en materia institucional del siglo XX. Como secretario general técnico del Ministerio de Justicia, le tocó intervenir en la Ley de Amnistía de 1976, promovida por Su Majestad el Rey Juan Carlos I como punto de inicio, y en la importantísima Ley para la Reforma Política y Normas Electorales de 1977”.
Por otra parte, recordó que la Constitución española de 1978 lo tuvo entre sus grandes protagonistas, “fue uno de los siete ‘ponentes’ que la redactaron en un amplio marco político de la izquierda a la derecha, superando un oscuro período anterior de proscripciones e intolerancia. La legalización del partido comunista sería, en tal sentido, uno de los grandes hitos de la transición, como así también la suspensión del anterior ‘Movimiento Nacional’ y su reemplazo por los partidos modernos”. Agregó que “nuestro homenajeado no es solamente un hombre docto, es también un hombre práctico que supo reunir las virtudes del político que Ortega personalizaba en Mirabeau, el gran orador parlamentario”.
Hacia el final, resaltó: “Hombre de nuestro mundo y de nuestra cultura, sus lazos con la Argentina se han fortalecido a través del parentesco entre los constitucionalistas”.
Tras las palabras del profesor Dalla Via, Alberto Bueres hizo entrega a Herrero y Rodríguez de Miñón la medalla y el diploma que lo acreditan como doctor honoris causa de la UBA.
Acto seguido, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón dictó su lección magistral de investidura titulada “España: una transición política pactada”. Para comenzar, expresó: “El honor que se me hace y al que pretendo responder con este, mi discurso, creo que se explica por el interés que en Argentina suscitó y aún suscita el proceso de transición política desde el autoritarismo a la democracia, que protagonizó, ya hace varias décadas, un país hermano, España. Un proceso en el cual la fortuna me otorgó la honra de participar como teórico y como práctico, anunciándolo, contribuyendo a articularlo doctrinalmente y poniendo manos a la obra”. Además, afirmó que fue un jurista que hizo teoría para llevarla a la práctica en cuanto hubo ocasión para ello. “Un jurista que hizo política y la hizo con el derecho en la mano. Y no es esta mala manera de cultivar el derecho constitucional, porque, como decía el rector de Berín Triepel, el Derecho Constitucional o es un instrumento de racionalización de la política o es un cascarón vacío”, manifestó.
Más tarde, sostuvo que “cuando la democracia, en más de una ocasión, parece zozobrar al hilo de cada elección, se sienta la urgencia de dotarla de sólido fundamento, de anclarla a la realidad, Y un constitucionalista abierto al comparatismo constata la emergencia por doquier del valor de la identidad del cuerpo político como valor constitucional preeminente. Porque esta identidad de dicho cuerpo quien legitima la soberanía y enmarca la democracia”.
Con relación a la transición política española, explicó que consistió esencialmente en devolver la soberanía al pueblo. “Pero el pueblo no es la turba que vocifera y grita en la calle. Es el que debate y vota en el foro o en el Campo de Marte y en trance integra patricios y plebeyos en una sola voluntad, la de vivir juntos, integrar el cuerpo político”, señaló y agregó que “quienes protagonizamos la transición política española, si la concebimos y llevamos a la práctica ‘de la ley a la ley’, mediante una verdadera ‘lucha por el derecho’, no la hicimos solo ‘para’ el pueblo, sino ‘con’ el pueblo, apoyando cada paso en la constante opinión pública, consagrando en referéndum su inicio y su conclusión y celebrando unas elecciones generales constituyentes”.