La UBA apoyó la candidatura de las Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz
LA DECANA DE NUESTRA FACULTAD, MÓNICA PINTO, INSTÓ A ENSEÑAR QUE LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO INTENTAN LOCALIZAR Y RESTITUIR A SUS FAMILIAS BIOLÓGICAS A LOS HOY ADULTOS QUE EL RÉGIMEN CRIMINAL ESTABLECIDO EN LA ARGENTINA DEL PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL SEPARÓ BRUTALMENTE DE SUS PADRES
Con motivo de respaldar la candidatura de las Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz, el 24 de agosto se realizó un acto en el Salón Azul de la Facultad de Derecho, en el cual participaron la Decana de esta Casa de Estudios, Dra. Mónica Pinto; el Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Rubén Hallú; el Secretario General de ADUBA, Daniel Ricci; el Secretario General de APUBA, Jorge Anró; y Estela de Carlotto, representante de la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo.
Luego de la proyección del video que compendia la historia y el presente de las Abuelas de Plaza de Mayo, hizo uso de la palabra la Dra. Mónica Pinto, quien aludió a que la historia argentina del último cuarto del siglo XX reconoce a abuelas que reclamaron y lo siguen haciendo en la actualidad por sus nietos mal habidos por un Estado que actuó con prescindencia del Derecho o nacidos en el cautiverio de sus padres. Instó entonces a enseñar que las Abuelas de Plaza de Mayo intentan localizar y restituir a sus familias biológicas a los hoy adultos que el régimen criminal establecido en la Argentina del Proceso de Reorganización Nacional separó brutalmente de sus padres, que buscan restituir su identidad, prevenir que este crimen vuelva a cometerse y contribuir a la condena de los responsables.
Recordó, a su vez, que en el comienzo eran unas pocas y luego crecieron en número, pero siempre han actuado serenamente y en el marco del Derecho en el que han confiado como instrumento para vehiculizar sus reclamos. “101 nietos ya saben qué les pasó, quiénes son sus padres biológicos y quiénes son los responsables de que esos padres no estén; ellos acompañan el proceso de sanción penal de esos responsables y construyen su verdad, que es también la nuestra”, aseveró. Resaltó que todos los contemporáneos de estas abuelas tienen, gracias a ellas, una lectura nueva de la ciudadanía: “sólo vale su actitud y su decisión sin otra ayuda que su propio coraje y sus compañeros en la vida”.
La Dra. Pinto aseguró que la paz no existe si los derechos humanos son violados ya que todos los seres humanos tienen derecho a la personalidad jurídica, todo niño tiene derecho al amor de sus padres y no ser separados de ellos.
Por último, remarcó que “democracia quiere decir justicia y derechos humanos, y las Abuelas siempre han transitado e iluminado esa ruta; acompañamos la nominación al Premio Nobel de la Paz porque creemos que el mundo se beneficiaría al compartir su acción para la paz”.
A su turno, el Rector Rubén Hallú expresó su admiración hacia las Abuelas ya que tuvieron un objetivo y no lo perdieron nunca; por lo tanto, además de la labor que realizan, subrayó la forma en que la llevan a cabo porque revela que es su pasión. Asimismo, consideró importante que le otorguen el Premio Nobel porque la memoria no debe borrar estos hechos que no han ocurrido sólo en nuestro país. Agregó, para finalizar, que esta distinción ayudaría a fortalecer la memoria y que aquellos que tuvieron la suerte de no pasar por ello lo tengan presente y nunca permitan que vuelva a suceder.
Por su parte, Daniel Ricci comentó algunos hitos históricos en que los trabajadores y las asociaciones de derechos humanos trabajaron para recuperar la democracia. Postuló que si bien se ha recuperado la democracia, quedan muchas cuestiones pendientes aunque reconoció que en el plano económico se han dado pasos importantísimos. “Mantener la memoria es una mirada al futuro, porque los pueblos que no tienen memoria están condenados a repetir una y mil veces sus errores”, concluyó.
Seguidamente, Jorge Anró señaló que las Abuelas realizan una tarea de amor por sus hijos y los hijos de todos los que los perdieron. “En Argentina hay muchos que lucharon y muchos que no, desde el campo político, económico, mediático y sindical; debemos hacer una autocrítica, porque las madres y las abuelas en la segunda mitad de la década del 70 estaban muy solas”, subrayó.
En el final, Estela de Carlotto dijo que “el amor por el hijo y el nieto que nos robó la dictadura no va terminar nunca, como no termina el amor de una mamá mientras tiene vida para acompañar a sus hijos en lo bueno y en lo malo”. Identificó entonces a las Abuelas de Plaza de Mayo como un grupo muy unido, con el tronco común que es la lucha para encontrarlos. “Nuestros 30.000 hijos nos dejaron su ejemplo y su compromiso a dar la vida, sabiendo que en ese intento por tener justicia social dejaban todo; esa fuerza que nos da la vida viene de ellos, que están a nuestro lado”, expresó. De tal modo, añadió que el apoyo a la nominación al Premio Nobel significa un reconocimiento a esta lucha y también un aliento a seguirla, y consideró que el galardón no va a estar dirigido sólo a las Abuelas sino que va a ser para la mujer argentina anónima que trabaja arduamente por salvar al otro. “Las Abuelas descubrimos por este dolor que las mujeres tienen una fuerza que desconocen y la ponen en práctica cuando la vida las provoca”, finalizó.
Para concluir, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo recibió una placa recordatoria del evento en nombre de APUBA y ADUBA.