La importancia de informarnos en contexto de pandemia sobre cuestiones médicas, sociales y legales del cáncer de mama
El pasado 19 de octubre se llevó adelante la jornada "La importancia de informarnos en contexto de pandemia sobre cuestiones médicas, sociales y legales del cáncer de mama", organizada por el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes.
En este marco, brindaron su aporte Carla Carrizo (politóloga y diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires), Matías Chacón (médico oncólogo y subjefe de Oncología en la Clínica del Instituto Alexander Fleming) y Marisa Aizenberg (responsable del Observatorio de la Salud de la Facultad). Moderó Carmen Chouciño Storani.
Tras unas palabras de bienvenida por parte de Cristina Carreras Lobo (coordinadora del Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes), Carmen Chouciño Storani introdujo el encuentro. “Decidimos hacer esta actividad ya que octubre es el mes de concientización y lucha por el cáncer de mama. Entonces, tratamos de generar un espacio en la Facultad para visibilizar la problemática de esta enfermedad”, comentó y enfatizó: “Buscamos destacar la importancia de realizar los estudios y controles médicos aun en medio de la pandemia, ya que la detección temprana es fundamental para tratar y curar la enfermedad. Los y las profesionales de la salud en todo el mundo han admitido una gran preocupación ante la disminución de las consultas y los controles médicos de la población en general por miedo al contagio del coronavirus”.
A su turno, Marisa Aizenberg comenzó diciendo que“este tema se vincula al ejercicio de los derechos sobre nuestro cuerpo, nuestra autonomía para la toma de decisiones, pero para esto necesitamos conocer que existen los cuidados, que existen las alertas y, sobre todo, navegar un sistema de salud y legislativo tan complejo como el nuestro”. En este marco, explicó que “en Argentina conviven tres subsistemas de salud: el público, el privado y el de la seguridad social atravesados por niveles: nacional, provincial, municipal y que en nuestro país se dictan normas desde el Congreso Nacional que lamentablemente no tienen un impacto real en las provincias”.
Por otro lado, reconoció: “Ciertamente el contexto de pandemia ha disminuido todos los estudios vinculados a enfermedades crónicas por temor al contagio del COVID y hoy las sociedades científicas están en alerta permanente por el crecimiento de estas patologías evitables que tienen en común, en el caso del cáncer de mama con el COVID, la ausencia de síntomas en muchas ocasiones”. Y remarcó: “El cáncer de mama nunca estuvo en cuarentena. Las consecuencias de no detectar tumores a tiempo pueden ser cruciales para el agravamiento de la enfermedad porque no se diagnostican los tumores mamarios en fases iniciales y se desconoce el impacto de qué ocurrirá con la ausencia del control adecuado en tiempo oportuno”. Además puntualizó: “Concientizarnos sobre el cáncer de mama nos ayuda no solo a conocer la incidencia de la patología y su prevención, sino a conocer otros aspectos vinculados a los derechos, a los cuidados y a las responsabilidades sobre nuestro propio cuerpo en el marco de una verdadera ciudadanía sanitaria”.
Seguidamente, comentó que se creó el programa llamado “De pacientes a ciudadanos sanitarios” desde el Observatorio de Salud y que está orientado al desarrollo, la ampliación y el fortalecimiento de los derechos del paciente. “Debemos promover desde todos los vínculos que la Facultad tenga con el exterior, con la sociedad y las asociaciones de pacientes, la adquisición y la apropiación de conocimientos específicos en temáticas como estas que hoy tratamos, capaces de transformar a las pacientes en ciudadanas sanitarias y generar una participación colaborativa en una nueva forma de gobernanza de los sistemas de salud”, indicó.
Por su parte, Carla Carrizo señaló que “en todos los congresos del mundo hacemos tres cosas: sancionamos leyes, controlamos y representamos, es decir, instalamos en la escena pública los temas que la política no quiere visibilizar, pero que la ciudadanía necesita que se vean (...). Los congresos que funcionan bien legislan muy poco, controlan todo y visibilizan mucho. En Argentina se da al revés: legisla mucho, controla poco y visibiliza menos. Esa es una agenda que tenemos que transformar”. Y sostuvo: “Tenemos muchas políticas que no se transforman en herramientas específicas que le llegan a los protagonistas en los tres niveles. Nación es un piso que garantiza derechos pero la implementación es provincial y municipal y ahí tenemos un cuello de botella: muchas leyes, pocas políticas efectivas”.
Por otra parte, sumó que “en el Congreso se presentaron proyectos exigiendo al Ejecutivo un sistema de implementación de controles porque la ciudadanía nos decía ‘queremos hacerlo, pero no nos dan turnos’. Quienes no tienen una cobertura especial prepaga u obra social que podía pedir turno en un consultorio no tenía el hospital. Entonces, la verdad es que durante los primeros seis meses se presentaron proyectos de resolución, es decir, exigirle al Ejecutivo informes sobre qué estaba pasando con los turnos y los controles y exigir medicación sobre todo para el sector que no tenía cobertura especial”. Y planteó: “Me parece que en el sistema de salud y en el educativo tenemos que salir de la idea de emergencia y tenemos que empezar a ordenar la normativa, tener poca y que se pueda exigir y cumplir. Mucha normativa es una cosa barroca (...). Tenemos que empezar a ordenarnos porque si no, para el ciudadano en educación y en salud, que son las garantías básicas, convivir con el Estado es una carga de obstáculos”.
Finalmente, Matías Chacón explicó que “el cáncer es una enfermedad que no es medible porque un tumor que uno puede tocarse de un centímetro ya tiene alrededor de un millón de células. En general, siempre llegamos tarde (...). Si bien la ecografía y la mamografía han cambiado la historia de la oncología y de la población todavía seguimos llegando ligeramente tarde porque la cirugía sola no es suficiente”. Y detalló: “Si vemos la población mundial según los datos del IARC, que es el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, la última publicación del 2018 mostró que 1 de cada 5 personas va a padecer un cáncer. Por lo tanto, es una enfermedad muy frecuente y muy común”.
Más adelante, especificó que una mala mamografía o una mamografía no vista por un especialista a veces pueden hacer que se pasen datos de largo y “hacerse la mamografía no va a firmar un certificado de libre cáncer de mama. Entonces, no solamente uno se lo tiene que hacer apropiadamente, sino que también la interpretación de las imágenes tiene que ser apropiada y para eso necesitamos métricas y normas casi ISO para poder reglamentar la utilización de la mamografía”, subrayó.
Luego recordó que en la década del setenta se asumió que la mamografía disminuía la mortalidad en un estado aceitado con todos los actores. “Porque el que hace la mamografía la tiene que informar bien, porque el aparato tiene que funcionar, porque de esa mamografía se desprende la necesidad de una biopsia, la persona que vaya a hacer la punción la tiene que hacer bien, el patólogo que ve esa biopsia la tiene que interpretar bien. Es una serie de eventos que uno tiene que controlar y legislar, pero tiene que ser como un movimiento homogéneo. Tal es así que la OMS no recomienda mamografías y ecografías en países subdesarrollados o no desarrollados”, desarrolló.