Jornada de Derecho Procesal Civil en homenaje al doctor Carlos Molina Portela
El pasado 24 de noviembre tuvo lugar en el Aula Magna una Jornada de Derecho Procesal Civil en homenaje al Doctor Carlos Molina Portela. En el acto de apertura hicieron uso de la palabra el Decano de nuestra Casa, Dr. Atilio A. Alterini y el Director del Departamento de Derecho Procesal, Dr. Jorge L. Kielmanovich.
En primer lugar, el Dr. Atilio A. Alterini evocó el contexto en el que conoció a Molina Portela, “fines de los 50 y principios de los 60 fueron épocas de esperanza juvenil”, aseveró.
eguidamente, recordó que el homenajeado, por ese entonces Juez de Paz, asistía asiduamente al juzgado donde él se desempeñaba como Secretario e hizo referencia al talento, inteligencia y brillo que lo caracterizaron, pero sin olvidar lo que, a su juicio, más lo distinguía: su sonrisa. Luego, consideró que Molina Portela fue un juez ejemplar, un profesor lujoso, un jurista de alto vuelo; pero, sobre todo, un gran hombre. Finalmente, pidió un aplauso en memoria del homenajeado.
A su turno, el Dr. Jorge L. Kielmanovich expresó que detrás de las sencillas maneras y del buen humor del que siempre hizo gala el homenajeado, existió un gran procesalista que ocupa un lugar importante en esta y otras Casas, en una época a la cual calificó como “el período de oro del Derecho Procesal”. A continuación, reseñó algunas de sus obras y, de entre ellas, destacó una que resulta emblemática y marca el amplio conocimiento que poseía Molina Portela, ya que trata del embrionario Derecho Procesal de Familia. Su producción está notoriamente sostenida por los sólidos conocimientos con los que contaba. Para sintetizar, opinó que la obra del homenajeado permanecerá en la historia, en el presente y en el futuro del Derecho Procesal y que su memoria ocupará un lugar en nuestros afectos.
Posteriormente, se presentaron las ponencias del primer panel, relativo a la “Teoría general del proceso”. Expusieron sus puntos de vista las Dras. Ángela Ledesma, Silvia A. Díaz y el Dr. Miguel Á. Almeyra. El Dr. Blas Turano fue el moderador.
La Dra. Ángela Ledesma disertó acerca de “La acción y presupuestos procesales”. Preliminarmente, comentó que en nuestra Facultad tenemos una deuda muy grande respecto a la teoría general del proceso, “porque precisamente ese tronco se encuentra con que una de sus ramas ha sido cortada”. Al interiorizarse en la temática de su exposición, manifestó que la acción constituye un concepto a partir del cual el Derecho Procesal tiene una vía de desarrollo y evolución. De esta manera, compartió algunas reflexiones dimanadas del XXI Encuentro Iberoamericano de Derecho Procesal. En tal sentido, afirmó que nos encontramos ante una tercera etapa en el estudio de la acción, que tiene que ver con la relación del concepto con el derecho de acceso a la Justicia y de tutela jurisdiccional efectiva, hasta considerársela un derecho humano. Esta posición tiene una gran influencia en materia de las condiciones de ejercicio de la acción. Asimismo, estimó que adoptar esta postura importa superar la noción individualista de los derechos. “El desafío de hoy, en lo que hace a la teoría general del proceso, pasa por poder reconocer en la concepción de los clásicos cómo su norte siempre estuvo en nuestra Constitución”, finalizó.
A continuación, fue el turno del Dr. Miguel Á. Almeyra para explayarse acerca de “Sentencias plenarias. La independencia judicial y la seguridad jurídica”. Tras reseñar la historia de las sentencias plenarias, indicó que su peculiaridad radica en la combinación de rasgos de la casación francesa con otros provenientes del common law. Asimismo, expresó que la cuestión de la vigencia del precedente se conecta con la seguridad jurídica y tiene por objeto no tener que enfrentar las llamadas “sentencias sorpresas”. No obstante ello, se refirió a las ideas de los detractores de los fallos plenarios. Por último, manifestó inclinarse, sobre la base de la igualdad y de la seguridad jurídica, por la vigencia de la jurisprudencia obligatoria.
“La buena fe en el proceso” fue el tema de la exposición de la Dra. Silvia A. Díaz, quien preliminarmente sostuvo que el concepto romano ha influido intensamente en el ámbito del derecho privado, aunque el derecho procesal no ha sido ajeno a ello. Acto seguido, se refirió al Derecho vigente durante la época colonial y señaló a tal respecto que las leyes eran muy estrictas, en particular en lo atinente al ejercicio de la abogacía. “Se preveían sanciones procesales para aquellos abogados que hicieran consejos a ambas partes o bien defendieran deshonestamente al cliente”, puntualizó. Por otra parte, aseveró que el principio de buena fe se ve reflejado en materia procesal en artículos que, tras la reforma, presentan la palabra “deber”. Sin embargo, expresó su preferencia por la noción de potestad-deber. “El principio de veracidad no responde al de buena fe cuando se trata de la defensa en juicio y la defensa de un interés particular; hay un principio de moralidad ínsito”, agregó. Para concluir, entendió que lo importante es que el juez pueda concurrir con su potestad a sancionar disciplinariamente a aquella parte que ha ido con temeridad y malicia a obstruir el desarrollo del proceso.
Prosiguiendo con el homenaje, tuvo lugar el panel relativo a “Medidas precautorias en el proceso sucesorio”, en el que hicieron uso de la palabra los Dres. Lidia Hernández y Luis A. Ugarte. Por su parte, se refirieron a las “Medidas cautelares en el proceso de familia” los Dres. Gustavo Bossert y Eduardo Sirkin. El panel relativo a “La audiencia preliminar y la prueba” estuvo conformado por la Dres. María Sira Beneventano, Carlos Raúl Ponce, Omar Díaz Solimine y Carlos Molina Portela (h). Posteriormente, se refirieron al “Proceso de desalojo” los Dres. Pablo Rodríguez Saavedra, Carlos Valladares y Federico Causse. El último panel expositivo, concerniente a “Los recursos”, estuvo compuesto por los Dres. Julio Speroni, Gabriel Tamborenea, Diana Graciela Saiz y Rita Sica.
En el acto de clausura, la Dra. Silvia A. Díaz leyó una carta en representación de los miembros del panel, Dres. Carlos M. Cloppet, Miguel Á. Almeyra y Marcos M. Córdoba. En la epístola, señaló la dificultad para expresar en palabras el agradecimiento de los suscriptos hacia todo lo brindado por el homenajeado. Asimismo, destacó su humildad y su personal e indelegable dedicación en el ejercicio de la vida académica, profesional y judicial. “Te aplaudimos todos juntos de pie como se merece alguien como vos, un señor que supo sobradamente honrar la vida”, concluyó.
Finalmente se entregó una plaqueta a la familia del homenajeado.