I Jornada sobre Elaboración de Normas Jurídicas
Organizada por la Maestría en Teoría y Práctica de la Elaboración de Normas Jurídicas a través de su Centro de Estudios sobre la Elaboración de Normas tuvo lugar el pasado 8 de junio la I Jornada sobre Elaboración de Normas Jurídicas. El evento, realizado en el Salón del Consejo Directivo de nuestra Facultad, se dividió en dos paneles de expositores.
En sus palabras introductorias, el Director del Departamento de Posgrado y de la Maestría, Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani, se refirió al desenvolvimiento complejo de la actividad de posgrado en relación con la complejidad del modelo universitario, de docencia, formación profesional, investigación, extensión y promoción social, encuadrando en esa complejidad a la Jornada que se inauguraba.
El primer panel, integrado por los Dres. Daniel Altmark (“Voto electrónico”) y Alberto Dalla Vía (“Nuevos desafíos para la justicia electoral”) fue coordinado por el abogado Elian Pregno.
El doctor Daniel Altmark expresó que “La irrupción de las tecnologías de la información ha producido transformaciones en todos los ámbitos de la vida social, planteándose nuevos interrogantes a los que hay que dar respuestas desde el Derecho”. Luego afirmó que la disciplina que surge como respuesta en tal estado de situación es el Derecho Informático. Seguidamente, hizo referencia a la telemática, producto de la unión entre las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, y que, a su vez, plantea la problemática de la irrupción de nuevos tipos documentales, nuevas técnicas de autenticación para identificar a los emisores de las declaraciones de voluntad y su compatibilización con el régimen del Código Civil, que hasta la sanción de la ley 25.506 mantuvo un concepto sustancial tradicional de documento.
Luego el doctor Altmark examinó brevemente las técnicas de autenticación y llegó a la conclusión de que la tecnología pone a nuestra disposición elementos suficientemente razonables para garantizar la autenticidad e inalterabilidad del contenido del documento y la adecuada identificación del emisor.
Por otra parte, reflexionó acerca de la posibilidad, en el marco de un sistema democrático, de que las elecciones se efectivicen en forma electrónica y aseveró que ello tendría que relacionarse con la optimización del proceso electoral.
Posteriormente, explicó que con el voto electrónico, en el sistema de registro directo, se mantiene el sistema de identificación del elector; se garantiza un escrutinio automático, evitando cualquier manipulación exterior. Así, negó que existan elementos técnicos o jurídicos suficientes como para impedir su implementación. En lo concerniente al llamado voto remoto, en cambio, analizó una diferente variedad de problemas atinentes, por ejemplo, al secreto del voto. Para concluir, señaló que en este desafío por incorporar a la operatoria gubernamental el instrumental informático también es necesario un profundo cambio cultural.
A su turno, el Dr. Alberto Dalla Vía reconoció la importancia de la tecnología en el fortalecimiento y mejoramiento de los procesos. En tal sentido, abogó por un debate legislativo de fondo sobre los instrumentos electorales, los procesos electorales “incluyendo o no el voto electrónico que, en definitiva, es un instrumento para llevar adelante los procesos electorales”.
A continuación, comentó que, dentro del contexto de América Latina, nuestro país tiene un sistema electoral confiable. No obstante ello, recordó que en la elección de 2007 -si bien no hubo denuncias formales de fraude- no pueden negarse las expresiones de la gente y de los propios partidos. Entretanto, evocó propuestas de la Cámara Electoral en el sentido de avanzar hacia soluciones técnicas como la boleta única y otras cuestiones que deben ser discutidas por el Congreso Nacional.
Luego, comparó la situación argentina con la que se daba en Brasil antes de la implementación del voto electrónico y señaló las grandes diferencias que dificultaban enormemente el escrutinio en el país vecino. Destacó que allí, aunque el Estado desarrolló el voto electrónico como una política de Estado, ha sido la Justicia Electoral la que lo ha implementado. También se refirió a las experiencias de Estados Unidos y Venezuela para, en definitiva, insistir en la necesidad de un debate profundo que verse sobre el tipo de regla electoral y el mecanismo a utilizar.
Por último, emitió consideraciones sobre las materias respecto de las cuales tiene competencia la justicia electoral y el rol de los jueces del fuero.
Luego de un receso, tuvo lugar el segundo panel integrado por los Dres. Rodolfo Vigo (“La racionalidad y la eticidad del discurso electoral”), Walter Carnota (“El sistema de partidos políticos en la Constitución Nacional”) y Enrique Zuleta Puceiro (“La participación política en el Estado de Derecho actual”). Este panel fue coordinado por el abogado Roberto Campos.
En primer término, el Dr. Rodolfo Vigo consideró que las decisiones autoritativas de nuestras sociedades son la matriz desde la cual se puede analizar la cuestión de la decisión electoral. Para ello, retomó la diferenciación de Ferrajoli entre el Estado de Derecho legal y el Estado de Derecho constitucional e identificó los rasgos que identifican y contraponen entre sí a cada una de las ideas. “Las teorías neoconstitucionalistas que apuestan al Estado de Derecho constitucional remiten la decisión de cualquier autoridad a la racionalidad, dialógica y procedimental”, sintetizó. Y añadió que así se incorpora el primer elemento novedoso frente al voluntarismo legal y el decisionismo judicial, característicos del Estado de Derecho legal.
En cuanto a la ética, explicó que, aunque a la luz de ciertas teorías, el concepto se asimila al de racionalidad, estimó fundamental el requisito de la ética en función de la inescindible discrecionalidad de la autoridad. En consecuencia, entendió necesario potenciar la ética para fortalecer la confianza de la autoridad. Por último, aseveró que la exigencia de la eticidad es propia del Estado de Derecho constitucional.
En segundo lugar, el Dr. Walter Carnota sintetizó el modo en que el fenómeno de los partidos políticos es receptado en los diversos procesos constituyentes. A tal respecto, identificó cómo el constitucionalismo fue modulando el tema en los procesos de elaboración de las normas supremas. En esta línea argumental, se refirió a las diversas actitudes del constitucionalismo frente a la temática de los partidos políticos y lo estructuró en torno a diferentes etapas, a las que caracterizó brevemente. Así, reseñó el modo en que el constituyente reformador de 1994 asumió, dentro de un constitucionalismo pos-industrial, la problemática en cuestión. “Cree en los partidos y está el reconocimiento constitucional en el artículo 38, copiando de alguna manera la ley de partidos políticos 23.298”.
En lo que hace a la norma constitucional citada, subrayó que aunque no define a los partidos hace una especie de fisiología, en tanto los caracteriza como instrumentos fundamentales del sistema democrático. “Se asocia la idea de partido con la cuestión de la organización”, concluyó. Después de examinar los límites de los controles cualitativos de los partidos, intrínsecos al sistema democrático, desarrolló lo atinente a los controles cuantitativos y financieros.
En último lugar, indicó que al partido le acontecen como fenómeno político las vicisitudes del proceso constituyente. “En pleno siglo XXI aparece nuevamente la idea del bando, la facción y la tendencia que era previo al constitucionalismo”.
En última instancia, el Dr. Enrique Zuleta Puceiro encontró uno de los grandes problemas del Derecho Constitucional, y de la Ciencia Política, en el hecho de que cuando los especialistas hablan de los partidos políticos, tienen en vista como una presuposición básica, una cierta noción de partido político. “Esa imagen no existe ni volverá a existir”, declaró, en razón de un proceso virtuoso de la democracia.
A continuación describió el proceso evolutivo que desembocó en aquella concepción. Más adelante, relacionó el tipo de Estado existente con la estructura partidaria imperante. Por eso, en países emergentes en que el Estado está en disolución, los partidos distribuyen, en síntesis, basura. Entre los factores determinantes, reconoció la diferenciación entre aquellos estructurales como la globalización y la decadencia del Estado Nación y otros de carácter coyuntural. Por lo tanto, caracterizó a las sociedades actuales latinoamericanas y de gran parte del resto del mundo por contar con ciudadanías informadas, activas y protagonistas que no aceptan el paternalismo del partido. Y adicionó “no es que no funcione la representación, es que la gente no quiere ser representada” en nombre de más y mayor democracia.