Homenaje de la Facultad al Profesor Emérito David Baigún
El 28 de mayo pasado la Facultad de Derecho homenajeó a uno de sus grandes profesores: el Profesor Emérito David Baigún. La Decana Mónica Pinto se hizo presente junto al profesor Julio B. J. Maier, quien pronunció el elogio académico.
En primer lugar, Mónica Pinto expresó que “es una de esas tardes en las que el trabajo que uno hace es puro placer, y es puro placer porque estamos acá para homenajear, estamos acá para dar un abrazo, para mimar y para decirle a uno de los más preclaros miembros de la comunidad académica de la Facultad de Derecho de la UBA que le agradecemos por todo lo que ha hecho por nosotros en todo este tiempo”. Añadió que esta comunidad no habría sido así si no hubiese contado con la participación del profesor Baigún que motivó muchos programas hoy en curso.
Por otro lado, comentó que nadie se vuelve Profesor Emérito sólo por conocer en profundidad su propia disciplina. No se trata meramente de alcanzar un determinado grado de conocimiento en un ámbito particular del derecho. Baigún no ha estado exento de ello, ya que ha sabido trascender el campo del derecho penal. “Probablemente, una de las muchas razones por las cuales Tute (por el profesor Baigún) es un Emérito de esta Casa es su gran generosidad […] es buena gente, uno puede tener gente que posea un saber muy especial, muy enjundioso en determinadas áreas de cualquier disciplina, pero que todos tengamos dudas de cómo es su trato con los pares, y la realidad es que Tute es buena gente”, explicó.
El elogio académico estuvo a cargo del profesor doctor Julio B. J. Maier que destacó que “(Baigún) hace casi 70 años que ingresó a estas aulas -en 1943-, aulas que no dejó nunca más salvo cuando las condiciones políticas le exigieron su renuncia en homenaje a la dignidad”. Explicó que el ingreso de Baigún a esta Casa se dio al calor de la Segunda Guerra Mundial, tiempos en los que el fascismo encontraba un sinnúmero de adeptos que sin dudas miraban con buenos ojos el desempeño de la Alemania nazi en la contienda bélica iniciada en 1939. En tanto en la Argentina, la llegada del peronismo si bien supo alzar muchas de las banderas de los sectores más postergados de nuestra sociedad, no menos cierto es que durante aquellos tiempos nuestra Universidad sufrió la huida de muchos de sus máximos exponentes. Precisó que “esa efervescencia política no le permitió a nuestro Tute alumno enmarcarse o encerrarse en los límites de la dogmática jurídica, por el contrario, el ámbito intelectual que lo rodeaba en su carrera de grado lo condujo a un marco más amplio que lo definió, según creo, para toda su vida futura”. De este modo, Baigún se volcó a la militancia política en agrupaciones de izquierda cercanas al ideario marxista, el cual desde ya no formaba parte de la curricular de la carrera de abogacía.
En 1955, la Universidad de Buenos Aires alcanza uno de sus momentos de mayor esplendor científico con la vuelta del cuerpo docente que había sido relegado durante el peronismo. En este contexto, Baigún se inserta en un grupo de trabajo dedicado a la docencia del derecho penal y así se inició un largo período en el que se gestaron las principales contribuciones académicas de Tute. A raíz de reiterados quebrantamientos del orden constitucional y con el aditamento de la fatídica noche de los bastones largos del año 1966, muchos ilustres profesores de esta Casa se vieron obligados a interrumpir su vida académica. Uno de estos fue el profesor David Baigún, quien no tuvo más opción que refugiarse en la Asociación de Abogados de Buenos Aires, ámbito en el cual se promovió la creación de institutos encargados de elaborar duras críticas a los nefastos acontecimientos que se sucedían en la Argentina.
“De ese tiempo data también el desarrollo intensivo de su profesión de abogado, en especial su vocación confesada por la defensa penal, más aun la dedicada a la defensa de presos políticos”, recordó Maier. Simultáneamente, su vocación política se encaminó hacia la Liga Argentina de los Derechos del Hombre, lo que sumado a su defensa a los presos políticos, le valió el mote de perseguido político. Durante la inusitada violencia desatada con el golpe de Estado del año 1976, Baigún debió dar comienzo a un exilio interno en el que abandona parcialmente su vida académica, aunque sí decide conservar su defensa en instancias judiciales a favor de los presos políticos y de los derechos humanos. “Siempre tendió y aún hoy tiende su mano profesional a los perseguidos y a las víctimas del ejercicio arbitrario del poder político, actividad por la que alguna vez él mismo sufrió la persecución y el encierro”, resumió Maier.
Con la democracia, a Tute se le encomendó la tarea de dirigir las investigaciones y los juicios penales que por entonces aparecían como necesarios en el ámbito del Banco Central. Así, Baigún fue detrás de “un ramillete de poderosos que contrataban a los estudios jurídicos más famosos y con mayor cantidad de abogados”, creándose en 1987 en el Banco Central un centro de investigación formador de juristas jóvenes y que se propuso perseguir penalmente a los financistas que abusaban de las debilidades del sistema financiero argentino. Con mucho pesar Maier explicó que con la consolidación de las corrientes neoliberales el centro de investigación fue cerrado y asimismo, Tute debió abandonar sus funciones en el Banco Central.
Finalmente, el Profesor Emérito David Baigún aseguró: “aquí están muchas de las cosas por las cuales hemos bregado durante muchos años, con la aclaración de que no hemos podido satisfacer todos los reclamos”, para luego agregar que “una de las cuestiones que más me han preocupado y más me preocupa ha sido la defensa de valores tan importares como la identidad ideológica, la coherencia y la lucha por los principios. Si hay algo que falta en nosotros todavía es esa preocupación, esa exigencia que tenemos todos, de volcar la universidad tradicional hacia esta otra universidad que se está construyendo con muchos esfuerzos”. A continuación, estimó que hay un tramo que debemos todavía recorrer: la defensa hasta la vida y la muerte por las víctimas de las torturas y los delitos de lesa humanidad. “Los invito a que continuemos los esfuerzos para lograr el cambio, una transformación revolucionaria en cierto sentido […] y me voy a ir, como se irán todos, satisfecho si estas preocupaciones, si estas exigencias que nos hemos impuesto, se llevan a cabo”, concluyó.
“Siempre tendió y aún hoy tiende su mano profesional a los perseguidos y a las víctimas del ejercicio arbitrario del poder político, actividad por la que alguna vez él mismo sufrió la persecución y el encierro”, resumió Julio B. J. Maier.