Homenaje al profesor emérito Dr. Carlos María Cárcova
El pasado 29 de noviembre, se celebró el homenaje al profesor emérito Dr. Carlos María Cárcova, quien fue profesor emérito de la Facultad, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio Lucas Gioja” (2002-2019) y personalidad destacada de la Universidad de Buenos Aires. En este marco, el Instituto Gioja invitó a la comunidad académica a participar de su homenaje, en el que familiares, colegas y amigos/as se reunieron para recordarlo desde sus experiencias y vivencias compartidas. Las palabras de apertura estuvieron a cargo del decano Leandro Vergara. Por su parte, Luciana Scotti y Marcelo Alegre presentaron la actividad. Participaron como oradores/as Nora Wolfzun, Diego Duquelsky, Laura Lora, Claudio Martyniuk y Paula Viturro.
Para dar inicio al evento, el decano Leandro Vergara brindó las palabras de inauguración: “Con Carlos trabajamos juntos en la Asociación de Abogados. Tengo un gran respeto por los profesores que tienen participación en la Facultad, que fomentan los debates, las discusiones y los argumentos. Celebro su recuerdo y su devoción por la polémica, ya que ese es el espíritu universitario que queremos cultivar y entusiasmar”.
En segundo término, Marcelo Alegre, director del Instituto Gioja, manifestó: “Es un gran honor poder estar homenajeando a un profesor emérito de la UBA, docente en múltiples universidades nacionales y extranjeras, autor de muchas publicaciones y director del Instituto Gioja. Esa congoja y tristeza tras su fallecimiento es el mejor homenaje y la mejor representación de quién era él. Su programa de investigación está más vigente que nunca”.
A continuación, Luciana Scotti,vicedirectora del Instituto Gioja y secretaria de Investigación de la Facultad, recordó con orgullo su labor dentro del Instituto: “Mis primeros pasos como becaria coincidieron con su designación como director del Gioja. A partir de su nombramiento, el Instituto se abrió a nuevas y no tan nuevas generaciones que tenían un interés legítimo por la investigación. Así, se colmó de actividades, reuniones, seminarios, encuentros especialmente de jóvenes y becarios/as a quienes Carlos estimuló y apoyó. Logró construir un espacio mucho más plural y enriquecedor. Debemos estarle eternamente agradecidos/as”.
Luego, Nora Wolfzun dedicó unas palabras en honor a su colega: “Maestro de maestros, investigador, abogado militante, escritor, amigo, todo eso era él. Tanto en su itinerario académico como personal, tuvo un compromiso inclaudicable con lo social, una pasión por el debate de ideas y niveles de profundidad y excelencia que lo convirtieron en uno de los más importantes representantes de la crítica jurídica en Argentina y en América Latina. Le agradezco la fuerza con la que defendió todo interés que él consideraba genuino y su generosidad infinita”.
Acto seguido, Claudio Martyniuk realizó un breve recorrido de su trayectoria: “Fue defensor de presos políticos, director del departamento de Carrera Docente, dictó cursos de doctorado en el Instituto de Filosofía del Derecho y Sociología, junto con sus seminarios ‘Derecho, democracia y cultura Jurídica’ y ‘Teoría crítica’. Entre sus obras y exposiciones más destacadas, mencionó: ‘Socialismo y estado’, ‘Derecho y política’ y ‘Derecho, política y magistratura’, entre otros. Finalmente, dijo: “Para Carlos el movimiento de pensar no se detiene, es una acción social”.
Seguidamente, Paula Viturro rememoró su experiencia como alumna del doctor: “En la época en la cual comencé a cursar, la Facultad era un lugar hostil y, sobre todo, en el vínculo entre la docencia y el alumnado, prevalecía un trato jerárquico, aspiracional y de acoso. Cuando tuve a Carlos como profesor se abrió un mundo, consiguió transmitir pasión en un contexto absolutamente desapasionado. Logró articular, no era exclusivamente él, sino que permitió un contexto en el cual todos pudieran estar a su par. Fue un modelo de profesor”.
Por su parte, Laura Lora evocó: “Mi aprendizaje académico está condicionado sociológicamente por su formación y conocimiento. Fue alguien extremadamente generoso, me permitió formarme con sus amigos quienes eran grandes académicos. Un gran estudioso, pensador y luchador”.
Para finalizar, Diego Duquelsky declaró: “Una de sus grandes elaboraciones teóricas fue que el derecho cumple una función paradojal, es decir, pensaba al mismo como un mecanismo de reproducción de las relaciones de poder, pero también como un instituto emancipador (...) su aporte a la Asociación de Abogados fue entender que, si nosotros queríamos una entidad que agrupara a los que hacemos la disciplina, tenía que haber lugar para todos. Fue un reclutador de ideas, desafiaba el sentido común de los operadores, era absolutamente leal a sus convicciones y tenía una mirada de optimismo frente a las instituciones”.