Homenaje a la profesora emérita Dra. Hortensia Gutierrez Posse
El pasado 25 de abril tuvo lugar el homenaje a la profesora emérita Dra. Hortensia Gutierrez Posse. En este marco, la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires invitó a la comunidad académica a participar del mismo, en donde familiares, colegas y amigos se reunieron para recordarla desde sus experiencias y vivencias compartidas. El acto de apertura estuvo a cargo de Leandro Vergara. Asimismo, realizaron la presentación Mónica Pinto y Emiliano Buis. Participaron como oradores/as: Raúl Vinuesa, Lilian Del Castillo, Juan Antonio Travieso, Silvina González y Frida Armas Pfirter.
En primer lugar, Leandro Vergara evocó: “Es un placer estar acá. Para mí, es un acontecimiento cada vez que los/as profesores/as de una misma materia están todos juntos y más en esta ocasión tan especial que es homenajear a Hortensia. Fue una persona muy querida que trabajó durante mucho tiempo en nuestra casa. Pude compartir sus últimos años y fue grato poder participar junto con ella en todos los proyectos de tesis post doctorales. Ponía un gran empeño en las cosas que hacía”.
A continuación, Mónica Pinto comenzó leyendo unas palabras de una exalumna: “Impartió justicia, educó a generaciones de juristas con los estándares más altos, nutrió un semillero de especialistas en el derecho internacional, fue ejemplo e inspiración de integridad personal y profesional”. Posteriormente, manifestó con orgullo: “Fui su alumna y pude hacerle un homenaje en persona. Fue una joven prodigio que inició su camino en el derecho internacional público. Decía que los/as estudiantes debían entender el fenómeno internacional en toda su dimensión. Ha sido un pilar de esta casa, por eso, agradezco que la Facultad tenga gente como Hortensia quien siempre se preocupó por la carrera, por los cursos. Le doy las gracias por habernos permitido llegar hasta acá”.
A su turno, Emiliano Buis dedicó unas palabras en honor a su maestra: “Ha sido y es una persona única a la que extrañamos. Cuando decidí dedicarme al derecho internacional, me abrió las puertas de su cátedra de una manera absolutamente generosa”. En tal sentido, destacó: “Era de esas profesoras luminosas, maravillaba a todos los que la escuchaban. Supo como nadie articular el derecho internacional y el derecho interno en una medida perfecta. Tenía un compromiso con la formación de nuevas generaciones de docentes. Me escuchó como si fuese un par y me alentó a seguir avanzando”.
Luego, Raúl Vinuesa compartió: “Desde ese momento que la conocí en la Sala de Profesores, por 50 años mi vida académica estuvo siempre ligada de una u otra forma a ella. Tenía una formación jurídica sólida que realmente impactaba, una capacidad de actualizarse asombrante. Me inculcó el sentido de pertenencia con la Facultad, lo cual es algo más que el cariño y afecto que uno le tiene a esta casa. Ella no discutía, escuchaba”.
Seguidamente, Lilian Del Castillo rememoró: “Fui su colega desde sus comienzos. Mi historia de vida con ella es una historia de amistad. Esos años de la década del 60/70 fueron un período de formación enorme, tuvo una gran evolución. Su tesis fue evidencia de un aporte al derecho interesante. Esa pasión que tuvo la acompañó siempre y se traduce en sus trabajos”.
En la misma línea, Juan Antonio Travieso declaró: “Todos sus recuerdos tienen un aspecto que tiene que ver con la emoción y la pasión. Tuvo una humildad, una sencillez y una gran influencia sobre los/as estudiantes. Sus escritos tenían un estilo extraordinario, serio”. De esta manera, leyó las palabras que mejor la representaban: “En cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado. Esa era Hortensia”.
Acto seguido, Silvina González expresó: “Era una persona ordenada, meticulosa, metódica. En sus cursos siempre se encargaba de esclarecer qué era el derecho, ya sea con alguna anécdota o con algún ejemplo gráfico. Tenía una calidad y un buen modo para explicar las cosas. Agradezco haber podido conocer a esa Hortensia fuera del ámbito académico que era una persona encantadora”.
Para finalizar, Frida Armas Pfirter reconoció: “Esa característica suya de querer atender y de estar abierta a lo que podían aportarle los demás para mí la hacía una persona extraordinaria. Siempre me impresionó la dimensión humana de todo lo que hacía. Hizo de su cátedra un lugar abierto para todo el mundo. Para ella, la docencia era un acto de amor cotidiano, respetaba y valoraba muchísimo a sus colaboradores. Tomo todos los recuerdos y el cariño de las presentaciones y se los paso. La vamos a recordar siempre”.