Historia de la Carrera Docente en la Facultad de Derecho. Continuidades y rupturas
En el marco del Seminario Permanente de Historia de la Facultad, el martes 16 de agosto se retomaron sus reuniones, cuyo tema esta vez se tituló “Historia de la Carrera Docente en la Facultad de Derecho. Continuidades y rupturas”. Para ilustrar el tópico en esta ocasión, fueron especialmente invitados a disertar Nancy Cardinaux y Guillermo Ruiz, autores del libro De cursos y de formaciones docentes, publicado por el Departamento de Publicaciones de nuestra casa. Como siempre, el encuentro tuvo lugar en el Salón de Usos Múltiples del Instituto Gioja.
Para presentar a los conferencistas y explicar algunos de los motivos del tema elegido, el Vicedecano de la Facultad, Dr. Tulio Ortiz, dirigió unas breves palabras y sostuvo que la Universidad no debe limitarse a “expedir títulos” sino también a garantizar la continuidad del nivel educativo y formar futuros docentes.
Guillermo Ruiz inició la exposición y comentó que hace dos años han venido trabajando con Nancy Cardinaux en un proyecto de investigación, bajo el programa UBACYT, donde se dedicaron a analizar con detalle una de las facetas menos estudiadas internamente en nuestra Facultad, como lo es la carrera docente. Recordó que la Facultad de Derecho creó su Carrera Docente en un momento refundacional de la UBA, a fines de los años ‘50 y ‘60, a la par que se crearon los centros de investigación y se sancionó el estatuto de 1958. Fue a través de este instrumento que se delegó a las distintas Unidades Académicas que componen la UBA la regulación de sus propias carreras docentes. No obstante, no todas las facultades crearon las suyas y algunas se inclinaron por los profesorados de enseñanza media y superior.
La Facultad de Derecho fue una de las primeras en tener una carrera docente. Rápidamente se reguló su régimen en 1960, modificándose en el año 1961. Allí se fijó el primer Plan de Estudios de Carrera Docente, que se componía por cuatro seminarios: Lógica normativa; Pedagogía jurídica; Hermenéutica jurídica; y Ética. Estos seminarios continuaron de manera más o menos sistemática hasta 1973, año en que se modificó el sistema con la creación del Instituto de Docencia Jurídica. El Lic. Ruiz explicó que, luego de la intervención de la Universidad, en los años ‘80 se continuó con las normas de hecho, hasta que en 1984 se creó la Dirección de Asesoramiento Docente y en 1985 se restableció el viejo estatuto de 1961, con algunas modificaciones. Recién en 1986, con la creación de la Dirección de Carrera Docente, comenzaron a realizarse los cambios más significativos ya que pasó a convertirse en autoridad de aplicación junto al Centro para el Desarrollo docente, que tenía una función más pedagógica y de asesoramiento.
En 1994 se instauró el sistema que sigue vigente hasta el día de hoy. Ahora hay una presencia más fuerte en la formación didáctica, y aparecen cuatro módulos: Ser docente I y II, Lo grupal y lo institucional, y un cuarto con diversos temas, seguido por un Laboratorio de observación. A todo esto se sumó la obligación de cursar un trayecto de formación técnica, compuesto por otros cinco módulos, de especialización y de formación interdisciplinaria. El Lic. Ruiz advirtió que en 2002 se decidió unificar las direcciones de Desarrollo Docente y de Carrera y Formación Docente, creándose la Dirección de Carrera y Formación Docente con la finalidad de lograr un criterio más unificado y ligado al ámbito jurídico.
Además de los cambios antes mencionados, el disertante explicó cuales son los puntos sobre los cuales no se han producido cambios manteniéndose una continuidad. Expresó que en todos estos años se adoptó una estructura de escalafón para ascender en la docencia, contradiciendo lo estatutariamente previsto por la UBA. Otro importante punto en común —resaltó Ruiz—, es la poca articulación que se da entre el Derecho y la Pedagogía y la ausencia de formación en investigación científica. A su vez, los requisitos para el ingreso siempre fueron bastante similares, aunque se tendió a una mayor apertura en los últimos tiempos.
Finalmente, en lo atinente a los concursos, explicó que en 1961 la selección de los jurados era definida por el Consejo Directivo de la Facultad, en 1980 a través de un Consejo Académico, en 1987 lo realizaba el Departamento de la Carrera de Abogacía y desde 1994 está a cargo de la propia Dirección de Carrera y Formación Docente en forma conjunta con los Departamentos Académicos.
Seguidamente, la Dra. Cardinaux comenzó preguntándose si alguna vez hubo una verdadera Carrera Docente; y si aquello que existe puede llamarse carrera. Para responder a esto, comentó el testimonio de una tallerista que afirmaba que había una autonomía muy fuerte en los distintos talleres, pero que a su vez se evidenciaba una ausencia de estructuras; una vez que se decidía que un taller era viable, lo que pasaba allí adentro no era seguido por quienes estaban a cargo de la carrera.
Siguiendo con los testimonios recabados, la expositora advirtió que en el discurso de varios talleristas se criticaba que la propuesta de los talleres tampoco estaba relacionada con alguna indagación acerca de las necesidades formativas. A su vez, Cardinaux apuntó que resultaba recurrente la crisis surgida entre la Carrera Docente y el Centro para el Desarrollo Docente. “Hay un giro hacia lo pedagógico a partir del ´87 y en este giro aparecen las resistencias más fuertes, sobre todo de aquellos profesores que venían trabajando sobre la enseñanza del derecho”, agregó. En esos años, las innovaciones que surgieron fueron los trabajos en grupo, la utilización de nuevos recursos, como el cine, y herramientas traídas desde otros campos.