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Año XVIII - Edición 317 11 de abril de 2019

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El testimonio judicial en la construcción de Memoria, Verdad y Justicia

  • Nota de Tapa

El pasado 26 de marzo, en el Aula 1 de Extensión Universitaria, se llevó adelante la actividad "El testimonio judicial en la construcción de Memoria, Verdad y Justicia", organizada por la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil.

Participaron en calidad de expositores Graciela Lois (Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas), Daniel Rafecas (juez y profesor de la Facultad) y Vera Jarach (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), cuyas ponencias moderó Valeria Thus (docente y coordinadora del Programa Justicia y Memoria de la Facultad).

En el marco de la actividad, se entregó a los familiares de los estudiantes detenidos-desaparecidos por el terrorismo de Estado una copia de sus legajos.

En primer término, Valeria Thus explicó que la actividad se enmarca en el 43º aniversario del golpe de Estado de 1976: “Como sabemos se dio una práctica de represión sistemática y generalizada contra toda la población civil, pero puntualmente fue una política que tendió como género político a la represión sistemática y exterminio de toda resistencia política y cultural”. En este marco, sostuvo que la idea es “tratar de trabajar en receptar la importancia del testimonio no solamente en sede judicial, sino lo que implica el rol del movimiento de derechos humanos en la construcción de memoria, verdad y justicia en estos últimos cuarenta años”.

Graciela Lois manifestó: “Soy esposa de un desaparecido. Mi marido era estudiante de la Facultad de Arquitectura y desaparece en noviembre de 1976. Yo también estudiaba en la Facultad y tuve la suerte de poder sobrevivir a esa detención”.

Luego se refirió a cómo el movimiento de derechos humanos empezó con la construcción de la memoria a través de los testimonios: “Me integro a Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas apenas secuestran a mi marido. Familiares es un organismo que se constituye en septiembre de 1976 pero con una ventaja y es que la Liga Argentina por los Derechos del Hombre nos cede un lugar físico en su sede de Av. Corrientes y Av. Callao. Teníamos cuatro paredes y una máquina de escribir. Con lo cual inventamos la necesidad de hacer un testimonio que sea muy elemental, que recoja nombre y apellido”, desarrolló y agregó: “Así nos fuimos armando como organismo con los testimonios que luego sirvieron para todos los juicios”.

Vera Jarach habló de su relación con la justicia y con la injusticia. “Todo eso lo conocí cuando tenía diez años; es un viejo recuerdo pero dejó una marca fortísima en mi vida: en septiembre de 1938, en el marco de las leyes raciales del fascismo en Milán, mi ciudad, me echan del colegio”. Además, expresó que cuando se exilió en Argentina descubrió la democracia. En marzo de 1939, conoció la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que era el único organismo de defensa de los derechos humanos: “Ese es otro recuerdo imborrable, existía una entidad que se ocupaba de los derechos humanos”, remarcó Vera Jarach.

Por otro lado, puntualizó que “los fanatismos pueden conducir a cosas gravísimas. Nunca hay que ser el soldado de nadie. El odio se va pergeñando y puede llevar a persecuciones, guerras y genocidios, yo he vivido dos”. Y reflexionó: “Siempre decimos que hay que conservar la memoria y transmitirla, saber la verdad de todos, tener justicia. Pero yo tengo una cuarta consigna que creo que es la más importante: nunca más el silencio porque ese silencio fue muy duro, doloroso y grave”.

Daniel Rafecas se refirió a su experiencia como juez. En este sentido, contó que asumió en octubre de 2004 como titular del Juzgado Federal nº3 en donde estaba todo por hacerse. “Era la época y el momento exactos de la reapertura de los procesos de lesa humanidad. Todavía la Corte Suprema no había dictado el fallo Simón, que declaró la inconstitucionalidad definitiva de la impunidad, pero sí teníamos un fallo de respaldo de la Cámara Federal en la CABA que así lo había dispuesto”, detalló y expresó que “desde ese entonces, llevamos ya casi quince años con el equipo de trabajo, trabajando incesantemente en procura de justicia, de verdad y también de reparación”, expresó.

Más adelante, se enfocó en la importancia que han tenido los testimonios de las víctimas y sobrevivientes en el avance de estos procesos: “Las declaraciones sufridas, venciendo miedos y prejuicios, (...) fueron actos de valentía, coraje y responsabilidad cívica y han sido la espina dorsal que sostiene todos los procesos de enjuiciamiento y castigo respecto de crímenes de lesa humanidad en Argentina”. En este sentido, subrayó: “Aprendí que el hecho de darle testimonio, respetar y colocar a la víctima en ese lugar desde el Estado en los estados judiciales también ha significado una muy potente forma de reparación moral de todas esas víctimas”.

Finalmente, el secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil, Oscar Zoppi, expuso: “A partir de 1985 con la incorporación de la materia Derechos Humanos a la currícula, la Facultad ha intentado demostrar que los derechos humanos son una tarea cotidiana y constante, que tiene que ser rememorada constantemente en particular para que las generaciones nuevas que se forman puedan articular sus conocimientos y puedan desarrollarlos y aplicarlos en el momento del ejercicio profesional para no dejar acciones impunes y que el proceso de memoria, verdad y justicia se pueda llevar adelante”.

Tras esto, comenzó la entrega a los familiares de los estudiantes detenidos-desaparecidos por el terrorismo de Estado una copia de sus legajos.