El profesor Perfecto Andrés Ibañez fue investido como Doctor Honoris Causa de la UBA
El pasado 9 de mayo se realizó el acto por el cual el profesor Perfecto Andrés Ibañez fue distinguido como Doctor Honoris Causa de la UBA. Participaron el decano Leandro Vergara, el secretario general de la UBA, Juan Alfonsín, y los profesores Daniel Pastor y Luigi Ferrajoli, quien tuvo a su cargo la pronunciación del elogio académico.
Para comenzar, Daniel Pastor evocó: “Desde hace décadas, Perfecto Andrés Ibañezha sido y seguirá siendo el jurista más influyente en nuestro ámbito para la construcción de una jurisdicción, vinculada con los derechos fundamentales y la institucionalidad democrática. Es por esta causa, que la UBA tiene el honor de sumarlo hoy entre sus doctores”.
Por consiguiente, Leandro Vergara manifestó con honra: “Son muy pocas las ocasiones en las que voy a poder repetir este orgullo que siento de poder contar con un exponente del estado de derecho constitucional y del derecho, en el sentido completo de la palabra. Estamos muy agradecidos de su presencia”.
A continuación, Luigi Ferrajoli, Universidad de Roma Tre, tuvo a su cargo la laudatio académica: “Para mí, es un gran honor poder ilustrar su figura. Tengo una inmensa admiración, estima y amistad por él. Hemos hablado muchas veces sobre la necesidad de refundar la justicia y, sobre todo, el rol de garantía de la magistratura. Recuerdo su entusiasmo, su interés por el modelo italiano de ordenamiento judicial, su pasión política y su voluntad de reflexionar sobre la jurisdicción para darle un sentido”. En la misma línea, destacó: “Es para distinguir su rigor profesional y moral con que siempre ha desempeñado la función de juez, sus importantes contribuciones teóricas efectuadas a la cultura jurídica, y su constante y generosa militancia a favor de los valores de la jurisdicción y de la democracia. Perfecto reúne las mejores características del modelo ideal del juez excelente, ya que siempre ha efectuado su labor sobre el máximo respeto por todas las garantías penales y procesales”. Asimismo, sumó: “No fue un juez burocrático. Por el contrario, fue un magistrado imparcial, independiente de cualquier poder y perfectamente consciente de los límites intrínsecos de la verdad procesal. Posee una admirable formación filosófica y un gran listado de obras, las cuales deben servir como punto de referencia obligada para la cultura jurídica. Siempre conecta la experiencia práctica, con la reflexión teórica”. En último término, manifestó: “Durante toda su vida, desarrolló un camino incansable de defensa de la independencia de los/as jueces/as, no sólo en España, sino también en Italia y en todo el continente Latinoamericano. Cuestionó las denominadas altas magistraturas. Es todo esto, lo que explica el afecto y la admiración general de todos/as y el homenaje como doctor honoris causa”.
Posteriormente, el decano Leandro Vergara hizo entrega a Perfecto Andrés Ibañez del diploma y la medalla que lo acreditan como doctor honoris causa de la Universidad de Buenos Aires.
Para finalizar, el homenajeado dictó su lectio doctoralis titulada "Poder Judicial y juez en el estado constitucional": “Que un grupo de personas de gran calidad humana y profesional se hayan manifestado como lo han hecho, me produce una gran emoción. Sólo puedo agradecerles por toda su amistad, ya que ese es mi gran mérito”. En lo que concierne al tópico, dijo: “La figura del juez tiene una función de poder, de control social, pero, también, de garantía de derechos. Vemos entonces que, si bien es un sujeto garante, igualmente es peligroso ya que asocia poder con discrecionalidad, y, eso, es una fuente de riesgo”. En consecuencia, declaró: “Creo que el estado constitucional es un sistema muy articulado de desconfianzas. Por eso, al magistrado se le exige, constitucionalmente, cargarse de razón en el proceso conforme a las reglas. Debe además, justificar expresamente esa razón en las sentencias, la cual será probable en materia de hechos y opinable en cuestiones de derecho”. De modo concluyente, cerró: “Es evidente que la garantía política no basta, y es por tanto imprescindible la existencia de límites de derechos fundamentales, en tanto configuran el fundamento funcional de la democracia. El estado constitucional representa un ‘nunca más’ a los errores vividos. Actualmente, nuestras democracias están enfermas de corrupción sistémica. Hoy, cumplir la legalidad constitucional sería un acto revolucionario. El juez constitucional está obligado a observar la Constitución y la ley, y, en particular, los derechos fundamentales” y agregó “considero que la jurisdicción es una instancia inevitablemente problemática, pero hoy, a diferencia de otras épocas, el conflicto no está en el modelo, sino en su desarrollo. En parte, esto es responsabilidad tanto de la política, como de los tribunales. Sin una idónea demanda social de justicia, no hay transformación en la que se pueda pensar”.