El Dr. Mario Bunge fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Buenos Aires
EN UN ACTO DE GRAN ENVERGADURA, EL DR. MARIO BUNGE RECIBIÓ DE MANOS DEL RECTOR DR. RUBÉN HALLÚ EL DIPLOMA QUE LO ACREDITA COMO DOCTOR HONORIS CAUSA DE LA UBA. EN 1986, YA HABÍA SIDO GALARDONADO EN NUESTRO PAÍS CON EL PREMIO KONEX EN LA CATEGORÍA "LÓGICA Y TEORÍA DE LA CIENCIA".
El 28 de abril tuvo lugar en el Aula Magna de nuestra Casa de Estudios el acto por el cual el Dr. Mario Bunge fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Buenos Aires. Además, el encuentro contó con la presencia del Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Rubén Hallú; el Decano de nuestra Facultad, Dr. Atilio A. Alterini; el Vicedecano Dr. Tulio Ortiz; el Secretario de Investigación, Dr. Eduardo Barbarosch; y el Dr. Eugenio Bulygin, quien pronunció la laudatio académica.
En primer término, el Dr. Eugenio Bulygin recordó que Mario Bunge, especialmente después de 1955, desarrolló una muy intensa actividad académica en varias Facultades nacionales y Universidades de otros países como México, Uruguay, Alemania, Dinamarca, Suiza y Australia. Del mismo modo, expresó que el homenajeado fue fundador de la Asociación de Lógica y Filosofía Científica. Por otra parte, comentó que desde 1966 está radicado en Montreal, donde es profesor de lógica y metafísica. “Durante su larga vida académica, obtuvo una gran cantidad de distinciones, entre los que se destacan los ahora 16 doctorados Honoris Causa y el premio Príncipe de Asturias en Humanidades y Comunicación de 1982” -agregó Bulygin. Por otra parte, resaltó que pese a no haber escrito mucho sobre Derecho, el Dr. Bunge ejerció una influencia indirecta en la Filosofía del Derecho, “de la que tal vez ni siquiera él sea consciente”. Finalmente, concluyó en que tal situación es lo que justifica que este acto se realice en nuestra Facultad.
A continuación, el Rector de la Universidad, Prof. Dr. Rubén Hallú hizo entrega al Dr. Bunge el diploma que lo acredita como Doctor Honoris Causa y de una medalla recordatoria.
Luego, el homenajeado dictó su lección magistral titulada “El enfoque sistémico del delito”. En tal sentido, recordó la existencia de diversos conceptos del delito; y así, mientras el jurídico, el teológico y el moral se refieren a conductas violatorias de las respectivas leyes vigentes en determinado lugar, para la sociología, el delito es una conducta antisocial, lo cual vale en cualquier sociedad, y, por lo tanto, no es relativo a épocas, culturas ni lugares. A tal consideración agregó que los seres humanos no comprendemos la conducta delictuosa porque ella se produce en múltiples formas. Asimismo, opinó que, aunque las ciencias sociales enseñan que quien se interese en reducir la tasa de delincuencia debe descubrir sus causas para rediseñar políticas sociales en lugar de ensañarse en el castigo, la represión del delito sigue siendo un gran negocio político. Por otra parte, explicó que en tanto el delito involucra a al menos dos personas, es siempre un hecho social; concepción que está en desacuerdo con las dos filosofías sociales tradicionales: el individualismo y el globalismo. “La primera -analizó- insiste en que los hechos sociales resultan de acciones individuales, pero, niegan la existencia de los sistemas sociales en que ocurren aquellas acciones. Mientras tanto, los globalistas tratan a las acciones individuales como reacciones a presiones que ejerce la sociedad como un todo, pero niegan la iniciativa y la responsabilidad individuales y minimizan la eficacia de la acción”. Ante tal cuadro de situación, concluyó en que, en materia delictual, los primeros culparán exclusivamente al delincuente, a su carácter, educación e incluso a sus genes; los segundos, a la sociedad y a considerar al victimario sólo como víctima. Para Mario Bunge a ambas corrientes se les escapa la verdad central: todo individuo pertenece, simultáneamente, a varios sistemas sociales; el manejo de la delincuencia, por ende, “debiera involucrar programas de reforma y rehabilitación, como control social formal e informal”. Por otra parte, aclaró su referencia al concepto de sistema utilizado en las matemáticas y ciencias empíricas, es decir, “objeto complejo compuesto de elementos relacionados entre sí y que posee algunas propiedades de las que carecen sus constituyentes”. Contra la clásica dicotomía, consideró que en tanto todos los hechos sociales involucran personas vivas, ellos son biosociales antes que naturales o institucionales. En tal sentido, afirmó que la visión sistémica de los hechos sociales es una visión de causalidad múltiple y frecuente y que aquella consideración metodológica resulta de particular aplicación en la criminología. Así, aseveró que los modelos unifactoriales del delito no pueden ser verdaderos porque hay tantos mecanismos como tipos de delito. Seguidamente remarcó que mientras para el globalismo -según el cual las acciones individuales son productos pasivos del proceso de socialización-, la ciencia causal parte del macro nivel; el individualismo parte del micro nivel en términos de rasgos individuales, con prescindencia de normas morales. “El sistemista puede partir de cualquier nivel, pero involucrará al otro; a veces habrá que hacer intervenir a más de dos niveles, pero rara vez en los delitos en pequeña escala”. El expositor explicó que en aquel tipo de delitos se necesitan dos modelos: uno para explicar la conducta individual, y otro para dar cuenta de la delictuosidad como rasgo regular del grupo social. En definitiva, uno de las causas próximas y otro de las causas mediatas.
Ante ello, resaltó que dentro del campo del estudio y la prevención de la delincuencia, el enfoque sistémico trata al delincuente como víctima y a la vez victimario. En ese sentido, manifestó que esta orientación y consideración lo vuelve más realista y capaz de dar frutos más importantes en tanto todo individuo pertenece simultáneamente a varios sistemas sociales, todos los cuales contribuyen a formarlo o deformarlo. Por ello todos los tipos de problemas sociales tienden a estar interrelacionados.
Para concluir su exposición, el Dr. Mario Bunge subrayó que “debido a que las anomalías sociales vienen en sistemas, la criminología trata con un vasto conjunto de variables y, ante tal situación, la peor estrategia es declarar que la madeja está fuera del alcance de la ciencia”. En consecuencia, otra mala maniobra es negar la complejidad y suponer que “todo lo social se reduce ya al genoma, ya al egoísmo”. Por último, destacó que “la mejor manera de entender una madeja es analizarla, identificar variables sobresalientes y construir modelos cada vez más complejos y profundos, que relacionen entre sí esas variables”.