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Año XIII - Edición 235 28 de agosto de 2014

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Diego P. Fernández Arroyo y Alejandro M. Garro recibieron el diploma de Profesor Honorario de la Facultad

  • Nota de Tapa

En una ceremonia realizada el pasado 15 de agosto, la Facultad distinguió a Diego P. Fernández Arroyo y Alejandro M. Garro como profesores honorarios. La actividad se desarrolló en el Salón Rojo con la presencia de la Decana Mónica Pinto y el profesor Julio César Rivera, quien pronunció la laudatio académica.

En primer término, la Decana Mónica Pinto expresó que si bien ambos profesores no estudiaron en esta casa ni ejercen la docencia regular en ella, “han hecho contribuciones significativas para que esta Facultad pudiera tener expresiones de modernidad”. En este sentido, se han esforzado en colaborar con la Facultad para que pudiera tener logros relevantes. Así, mencionó: “Nosotros no hubiéramos podido hacer lo que hicimos con la Universidad de Columbia sin la ayuda de Alejandro Garro”. Además, la Decana manifestó el acompañamiento brindado por Diego Fernández Arroyo para que la Facultad pudiera participar en varias actividades en relación con su internacionalización y para su cooperación con Sciences Po.

Seguidamente, Julio C. Rivera tuvo a su cargo la laudatio académica de ambos profesores. Garro se graduó de abogado en la ciudad de La Plata en 1975 y, posteriormente, decidió estudiar en la Universidad de Luisiana, donde hizo una maestría. Sus estudios de doctorado, por su parte, los hizo en la Universidad de Columbia. “La carrera de académica de Alejandro se desarrolló en los Estados Unidos, pero también en Suiza. Entre 1983 y 1985 fue colaborador científico del Instituto Suizo de Derecho Comparado en Lausanne”, indicó. También remarcó que su actividad se expande por prácticamente todo el hemisferio norte y el hemisferio occidental, ya que es profesor visitante en diversas universidades. Fernández Arroyo, por otro lado, consiguió una beca luego de graduarse en la Universidad del Litoral. “Su primera actividad en el extranjero fue inscribirse y cursar con una beca un máster en la Universidad Complutense”, aseveró. Simultáneamente, decidió realizar su doctorado. Actualmente, Fernández Arroyo es profesor titular del Institutd'études politiques de Paris. “Ha sido designado recientemente Secretario General de la International Academy of Comparative Law”, expresó.

Posteriormente, tomaron la palabra los profesores Garro y Fernández Arroyo, quienes se refirieron a "La enseñanza del derecho en un contexto de globalización". Alejandro M. Garro destacó que la idea de ambos era compartir la experiencia en el área docente. Garro recordó que tuvo muy buenos profesores en la Universidad y mencionó el libro “Análisis sobre rol de la buena fe en el Proyecto de Código Civil de 1934”, el cual lo inspiró de manera fundamental para preguntarse acerca del derecho extranjero. Diego P. Fernández Arroyo manifestó que también tuvo muy buenos profesores, preocupados por enseñar a pensar. “En esa época todos los estudios estaban muy centrados en lo local. Toda la carrera estaba alrededor del Código Civil, ni siquiera de la Constitución”, evocó. En ese entonces, el Derecho Internacional era algo exótico y se estudiaba desde una perspectiva local. Por otra parte, remarcó que ambos estudiaron en la universidad pública y que “con el bagaje de conocimientos adquirido nos resultaba fácil ponernos en cualquier nivel, por eso estamos agradecidos a la universidad pública”. Garro, en relación con el choque con una cultura jurídica distinta, sostuvo que su concepción del derecho estaba basada en la asimilación del texto de la norma. “Hay otra manera de pensar el derecho, no necesariamente mejor, pero sí complementaria a la otra que yo había aprendido”, puntualizó. Por su parte, Fernández Arroyo recordó su experiencia en España y destacó que le sirvió para observar lo difícil que es asimilar determinados cambios. “A España le costó mucho asimilar que el ordenamiento jurídico español no es un ordenamiento jurídico autónomo, que la soberanía española se encuadra en la soberanía europea”, describió. También recordaron que la experiencia que unió a ambos profesores fue una conferencia en Japón, donde se realizaron preguntas mutuamente para intentarle dar dinamismo a la clase. Garro, a continuación, consideró que estudiando el derecho extranjero se puede aprender mejor el propio, remarcando la importancia del derecho comparado. “Es el estudio del derecho extranjero lo que permite una visión y perspectiva del derecho de uno que hace reflexionar y cuestionar lo que como estudiante del derecho local uno cree que es la única solución, o la mejor, que no necesariamente lo es”, caracterizó Garro. Fernández Arroyo sostuvo que la tarea de adjudicar un caso, decidir quién tiene razón, es una tarea muy difícil. “Es muy complicado y deberíamos más valorar más la función de jueces que está un poco denostada”, afirmó. Del mismo modo, consideró que el hecho de practicar el Derecho lleva a uno a ver cómo es lo que se enseña en la clase en la práctica diaria. En relación con el contexto de globalización, declaró que: “Un elemento importante es prestar atención a cómo son las mismas cuestiones que uno tiene que enseñar en otros lugares”. Hacia el final, Garro enfatizó la importancia de varios profesores que lograron que la experiencia docente haya tenido lugar.

“Un elemento importante es prestar atención a cómo son las mismas cuestiones que uno tiene que enseñar en otros lugares”, estimó el profesor honorario Diego P. Fernández Arroyo.