Diálogos electorales: A 10 años de la implementación de las PASO
El 14 de junio de 2021 el Observatorio de Derecho Electoral organizó la jornada “Diálogos electorales: A 10 años de la implementación de las PASO”.
En esta oportunidad, expusieron María Cristina Girotti (profesora de Derecho Constitucional, consultora en temas electorales) y Gerardo Scherlis (profesor titular de Teoría del Estado, especialista en el estudio de los partidos políticos latinoamericanos).
La directora del Observatorio, María Alejandra Perícola, brindó unas palabras de bienvenida y luego Elina I. Gómez, secretaria ejecutiva del Observatorio, presentó a los/as expositores.
En primer término, María Cristina Girotti comenzó diciendo que “la discusión acerca de las PASO comienza mucho antes de la sanción de la ley, ya que tenemos antecedentes de intentos de internas abiertas”. Y señaló que las primeras experiencias del estilo de las PASO que ha podido reconstruir fueron internas abiertas dentro de agrupaciones políticas. “En 1988 hay una de Izquierda Unida en donde se debate una interna presidencial y en 1995 el FREPASO también organizó una interna abierta”. Además, agregó: “En 1999 tenemos la famosa Alianza entre el FREPASO más la UCR donde debatieron dos categorías: la categoría presidencial y la categoría de jefe de gobierno”. En CABA, la interna de jefe de gobierno la ganó Ibarra frente a Dante Caputo y él después ganó la general. “Tenemos un jefe de gobierno producto de una interna abierta partidaria. Ese mismo año en 1999 el Partido Justicialista dirime en el distrito provincia de Buenos Aires la candidatura a gobernador entre Ruckauf y Cafiero. Gana Ruckauf y es electo gobernador luego en la general. Es decir, en 1999 tuvimos presidente, jefe de gobierno de CABA y gobernador de la provincia de Buenos Aires, los tres distritos más significativos, producto de una elección interna partidaria”, comentó.
Seguidamente, mencionó la primera ley internas abiertas, simultáneas y obligatorias que fue sancionada en 2002. En esta línea, compartió que hubo un fallo de la justicia electoral de Capital Federal que declaró inconstitucional la simultaneidad por entender que violentaba la vida interna de los partidos políticos de acuerdo al art. 38 de la Constitución Nacional y que, además, al permitir que sea el Poder Ejecutivo el que fiche la fecha de las primarias internas y simultáneas interfería o podía manipular el resultado de la elección. “Esto hizo mucho ruido en su momento, tanto que la ley 26.571 actual de las PASO se va a optar por un calendario fijo de elecciones”, expresó.
Luego recordó que la ley de 2002 fue derogada en 2006. “Su vida es muy efímera, pero hay varios problemas que trajo su implementación que sirven para entender la ley actual concretamente respecto a la implementación electoral”, sostuvo. Uno de estos problemas giró en torno a la elaboración de los padrones. “Como votaban afiliados independientes, eso obligó a la justicia electoral a hacer padrones diferenciados por partidos políticos más los candidatos independientes. Es decir, los padrones aclaraban en cada uno de los votantes si eran afiliados, a qué partido y si eran independientes. Esto motivó una causa judicial diciendo que se estaba violando la ley de protección de datos sensibles y sosteniendo que la afiliación era un dato sensible”, explicó.
Otro de los problemas estuvo vinculado con la logística. “Le resultaba muy difícil a los propios partidos políticos organizar su propia interna abierta porque cada una de las agrupaciones votaba en escuelas separadas y, si bien las autoridades electorales prestaban colaboración, buena parte de la logística estaba a cargo de las propias agrupaciones políticas”, comentó y agregó que además se sostenía que “no estaba garantizada la transparencia de la elección y había posibilidad de fraudes en el traslado de las actas de escrutinio desde pueblos lejanos a los centros de cómputos por parte de los propios partidos políticos”.
Por otro lado, puntualizó que los efectos de la 26.571 hay que verlos en las alianzas y no en los partidos. “Lo que ocurrió es que compiten alianzas con prácticas semejantes a las que tenían los partidos. Si bien son transitorias, si lo que se les discutía a los partidos era el interés por las elecciones, los votos o las candidaturas o que las prácticas de los candidatos eran discretas u oscuras, esto también lo vemos en las alianzas”, detalló.
Asimismo, planteó que “tal como está la ley no garantiza la competencia y es algo que debiéramos reflexionar. Lo que garantiza es que aquella fuerza política que quiera competir tenga la estructura para poder hacerlo y se la brinda el Estado, pero no garantiza la competencia. De hecho, la competencia interna se ha dado poco. Algunas agrupaciones tienen más vocación por la competencia interna y otras menos. Entonces, el que quiere hacer una interna abierta real tiene la estructura brindada por el Estado. El que no va con lista única y participa dentro de la lista única”.
A modo de conclusión, manifestó: “No hay que perder de vista que las internas son por alianza en nuestro país y esto modifica toda la mirada que hagamos de ella, tanto respecto al sistema electoral como a la competitividad de las mismas, como la democratización que propone la ley. Esto no es algo que yo advierta mucho en los estudios que se hacen sobre las PASO”.
Por su parte, Gerardo Scherlis puso de manifiesto que es importante tomar en cuenta que hay una tensión estructural: “Por un lado, hemos aceptado a los partidos como actores fundamentales de la democracia. Ya nadie discute si partidos sí o partidos no. Pero, al mismo tiempo, hay un fuerte descontento con el modo en el que los partidos funcionan y esto lo vemos en todas las encuestas que muestran a los partidos al fondo de la tabla de confianza”, desarrolló y analizó: “Esto genera una suerte de fiebre reformista por la cual estamos todo el tiempo viendo qué podemos hacer para que los partidos funcionen mejor”.
Seguidamente, agregó que “de la mano de esto existe lo que llamo un cambio de paradigma normativo. Si vamos a la recuperación democrática en 1985 los partidos eran entendidos como organizaciones sociales que iban de abajo hacia arriba. Eso se ha perdido y ha mermado enormemente y los partidos son básicamente entendidos, explícita o implícitamente, como organizaciones que viven adentro del Estado: son asociaciones semiestatales”.
En este sentido, sostuvo que “pensar que algo democrático sería que los partidos políticos elijan a sus candidatos a través de sus afiliados ya no tiene mucho sentido porque lo que vemos de las internas de afiliados hoy es que son meras compulsas de aparatos”.
Sobre las primarias, señaló que acompañan la creciente regulación estatal sobre la vida de los partidos políticos, que son más parecidos a instituciones como el Congreso o a la Presidencia que a una asociación civil. “Dentro de toda esta fiebre reformista que hay, la reforma más habitual tiene que ver con los mecanismos para seleccionar a los candidatos y es en este contexto en el que se inserta la reforma del 2009”, detalló.
En cuanto a los objetivos de las PASO, aseveró que tuvieron dos grandes objetivos. “Uno es el más declamado que es el de la democratización partidaria (...) y el otro objetivo, que era el más buscado si uno puede indagar en las intenciones de los reformadores, tenía que ver con ordenar el sistema partidario”, especificó y destacó: “La idea de las PASO es ingeniosa porque busca estos dos objetivos a través de un mismo mecanismo: establece estas primarias abiertas que son al mismo tiempo una fórmula para seleccionar candidatos y un mecanismo para reducir el número de competidores”.
Con relación a la democratización, expresó: “Se busca a través de elecciones abiertas y obligatorias como mecanismo de selección de candidatos. Y se busca frenar la fragmentación a través de esa misma elección que va a tener un piso del 1,5% de votos válidos como un filtro para acceder a la elección general”. Y resaltó: “En la ley 26.571 por primera vez en la historia del derecho comparado internacional se establece la obligatoriedad para que todos los ciudadanos participen en la selección de candidatos partidarios. Si bien las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias forman parte de una tendencia generalizada, sobre todo en América Latina, son un caso sin parangón en este sentido”.
Seguidamente, analizó: “La democratización de un partido no es una elección abierta. La democratización de un partido supone una democratización interna: que los afiliados o los miembros tengan mayor participación, que haya mecanismos horizontales y no es eso estrictamente lo que buscan las PASO. Estas abren los partidos a la participación de los no afiliados y asumen implícitamente que no hay un demos partidario que merezca decidir”.
A continuación, se preguntó si hay competencia entre las distintas fuerzas políticas dentro de un mismo partido y para ello analizó las elecciones de 2011, 2015 y 2019. “En 2011 ninguna de las 10 fuerzas políticas que fue a las PASO tuvo competencia, todas presentaron lista única. Lo mismo pasó en 2019 y en 2015 de 11 fuerzas políticas 3 tuvieron competencia. Por lo tanto, tanto en 2011 como en 2019 cero ciudadanos participaron de las PASO para seleccionar candidatos, es decir, hubo toda una elección con todo lo que eso implica donde nadie seleccionó entre distintos posibles precandidatos”.
“Es cierto que las PASO han tenido un efecto benéfico en términos sistémicos de reducir la fragmentación y también es cierto que ofrecen una garantía que antes no existía para que quien está dentro de un partido político y es una minoría tenga garantías para competir internamente y puede ser que eso muchas veces no se utilice, pero es importante que esa garantía exista. Ahora bien es demasiado obvio que hay mecanismos más eficientes y menos engañosos para lograr ambos objetivos”, concluyó.