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Año VIII - Edición 151 22 de octubre de 2009

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Debate Presidencialismo vs. Parlamentarismo - Jornada en reconocimiento al Prof. Dr. Atilio A. Alterini con motivo de sus 50 años como docente universitario

  • Nota de Tapa

El pasado 15 de octubre el Círculo Doxa de la Ciudad de Buenos Aires organizó en el Salón Azul de la Facultad de Derecho una jornada de debate sobre Parlamentarismo vs. Presidencialismo con la finalidad de homenajear al Decano Prof. Dr. Atilio A. Alterini con motivo de sus 50 años en la docencia universitaria.

En el acto de apertura estuvieron presentes el Mag. Mario Cámpora (h), quien introdujo la actividad, el Ab. Diego Dolabjián, que actuó como moderador general del evento y el Vicedecano Dr. Tulio Ortiz, quien señaló que el homenajeado ha llegado a los más altos niveles de excelencia recorriendo uno a uno los peldaños del prestigio, producto del estudio y del esfuerzo. En tal sentido, recordó que en el segundo cuatrimestre de 1959 comenzó como ayudante alumno en la célebre Cátedra del Dr. Boffi Boggero, posteriormente fue designado como Jefe de Trabajos Prácticos y Adjunto Interino en los años 1962 y 1963 para ser luego Adjunto Regular en 1971, hasta llegar a Titular dos veces concursado por su propia decisión, con distintos jurados. Esa ascensión fue coronada, finalmente, con la designación como Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires. Haciendo un balance de estos 50 años como docente universitario, expresó que “resulta muy importante tener modelos en los cuales las futuras generaciones se reflejen para comprender que con esfuerzo y talento todo es posible”.

Para tratar los enfoques contrapuestos que suponen el parlamentarismo y el presidencialismo respecto del diseño de las instituciones, se presentaron dos paneles.

En la primera exposición participaron los profesores doctores Alberto R. Dalla Vía y Raúl Gustavo Ferreyra. Por su parte, el abogado Sebastián Toledo fue el moderador.

Inicialmente, el Dr. Raúl Gustavo Ferreyra afirmó que la democracia es identificada como una forma de producción del sistema jurídico y la Constitución es el encauzamiento de ese modo de producción, la cual puede perseguir dos cualidades: maximizar la estabilidad o la gobernabilidad. A su vez, resaltó que todo texto constitucional se encuentra inserto en un contexto de cultura y brindó las principales características de los sistemas presidencialista y parlamentarista. Con respecto a la cultura constitucional de la Argentina, comentó que “el funcionamiento de la Constitución Nacional sin controles horizontales ni verticales crea la democracia delegativa, la cual se basa en que la persona que gana la elección presidencial se encuentra autorizada como él o ella crea conveniente, sólo restringido por las relaciones de poder existentes y por la limitación constitucional del término de su mandato”. En consecuencia, señaló que el presidencialismo con esta concentración del poder genera que el control efectivo de los titulares del poder y la efectiva vigencia de todas las garantías de derechos individuales dependan en última instancia de una sola persona. También indicó que si bien Argentina tiene una democracia constituida, cuenta con una debilitadísima división de poderes y subrayó como problemas del hiperpresidencialismo la rigidez de los mandatos, la confrontación y no cooperación, y la acumulación de funciones judiciales, legislativas y administrativas. Para concluir, estimó necesario cambiar nuestra perspectiva sobre la reforma constitucional ya que opinó que no se trata de un compromiso sino de un nuevo contrato, un nuevo acuerdo. En consecuencia, propuso pactar un nuevo principio de identidad constitucional basado en la supremacía de la ciudadanía, insertado en el Estado obligado a su respeto.

A continuación, el Dr. Alberto R. Dalla Vía se refirió a que “el problema de los argentinos es que no cumplimos con la Constitución”. Asimismo, mencionó que en general los sistemas parlamentarios -la mayoría europeos- tienen un origen monárquico. Aludió también a que nuestro modelo constitucional se basa en el norteamericano, siendo un presidencialismo morigerado por una división de poderes en sentido horizontal y también vertical. Destacó además que “en nuestro país hay partidos políticos pero tenemos una crisis de representación y fraccionamiento”. Por lo tanto, observó que es necesaria la existencia de partidos fuertes y estructurados. En cuanto a la reforma del año 1994, opinó que se incorporaron instrumentos parlamentarios al sistema presidencialista que constituyen prácticas propias del sistema parlamentario, con el argumento de atenuar el presidencialismo, pero advirtió que este tipo de instrumentos ha contribuido a fortalecerlos. Instó, finalmente, a trabajar por el cumplimiento de las normas y del sentimiento constitucional.

El siguiente panel contó con la presencia de los profesores doctores Gregorio Badeni, Jorge Vanossi y Eugenio Raúl Zaffaroni. Ofició como moderador el abogado Gustavo Szarangowicz.

En primer término, el Dr. Gregorio Badeni precisó siete notas distintivas entre ambos sistemas, entre ellas, que la integración del Jefe de Gobierno en el Parlamento determina que la división de las funciones gubernamentales no se presente con la misma intensidad que en un sistema presidencialista. Además, en el sistema parlamentario el órgano ejecutivo es bicéfalo, ejercido por el Jefe de Estado, representante político del país, y el Jefe de Gobierno, verdadero ejecutor de la política gubernamental; mientras que el sistema presidencialista es unipersonal, salvo en el presidencialismo colegiado. Para decidir cuál es el mejor, manifestó que debe tenerse en cuenta las características de cada Nación, sus tradiciones y las razones históricas que llevaron a tomar alguno de los dos sistemas ya que “en abstracto los dos sistemas son buenos”, expresó. Puntualizó que mientras el presidencialismo se ha instaurado en América, el sistema parlamentario se ha presentado generalmente en países europeos como una transición de las monarquías absolutas hacia regímenes políticos más abiertos, y modernamente se ha extendido a países asiáticos y sudafricanos. Hizo mención también a que la existencia de sólidos partidos políticos son condición para el parlamentarismo y presuponen la unión de personas en torno a una idea básica común, un proyecto. Criticó entonces que en Argentina no hay partidos políticos sino facciones políticas, grupos de individuos que rodean a alguna figura carismática para acceder al poder sin saber para qué, sin una idea en común. Para finalizar, aseveró que “si no fijamos bases sólidas para un sistema político, es muy difícil que pueda funcionar algún esquema formal; los fracasos del presidencialismo y el parlamentarismo así lo revelan”, concluyó.

A su turno, el Dr. Jorge Vanossi postuló que tanto el parlamentarismo como el presidencialismo pueden presentar vicios, defectos, exageraciones o falencias. Por ello, es necesario que se respeten realmente los seis componentes de la forma republicana de gobierno que pueden darse en ambos sistemas y son: la democracia, la igualdad ante la ley, la separación de poderes real y efectiva, la publicidad de los actos públicos, la periodicidad en los mandatos y la responsabilidad. En este sentido, indicó que existe una falla en el control porque los que controlan son de la misma índole de los controlados. Hizo referencia también a que los viejos partidos políticos han hecho implosión, y antes y después han influido en el resto del espectro político. Aseguró además que el nivel de participación de nuestra sociedad es escaso y que todas las cuestiones pasan por el orden de las conductas antes que por el orden de las normas y sólo pueden perfeccionarse culturalmente.

Finalmente, el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni remarcó que la Reforma Constitucional de 1994 introdujo instituciones que no funcionan como se pensó que lo harían ya que crea instituciones que no dice cómo se integran y se producen interrogantes con respecto a la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, la coparticipación federal y el Jefe de Gabinete, todo lo cual “podría precipitar a una situación institucional verdaderamente peligrosa”, anunció. De esta manera, describió que el sistema parlamentario requiere partidos fuertes, fuerza a un acuerdo de mayoría porque caso contrario no se podría gobernar y también tiende a que la oposición se incline a una coalición. De esta manera, se refirió a que en nuestro sistema político se disputa poder, no programas. Teniendo en cuenta este panorama, es difícil establecer acuerdos o negociaciones porque lo único que se tiene en común es la desconfianza recíproca y sin acuerdos es muy difícil establecer políticas de Estado que superen lo que representa un mandato de gobierno.

En tal sentido, aclaró que se requieren políticas de Estado, acuerdos básicos sobre determinadas líneas fundamentales.
En el cierre del evento se invitó al Decano Prof. Dr. Atilio A. Alterini a subir al estrado para brindar unas palabras y se le entregó una placa de la Comisión Interna del Personal de la Facultad (APUBA) y un diploma que lo acredita como miembro honorario del Círculo Doxa de la Ciudad de Buenos Aires.