Los desafíos de la integración latinoamericana
Conferencia de Pepe Mujica y Lucía Topolansky: “Los desafíos de la integración latinoamericana”
En el Salón de Actos, el pasado 15 de mayo, tuvo lugar la conferencia "Los desafíos de la integración latinoamericana", a cargo de Pepe Mujica y Lucía Topolansky. La actividad fue organizada por la Cátedra Libre José Gervasio Artigas para la Integración (Universidad Nacional de La Plata).
En primer lugar, Gustavo González, director de la Escuela de Formación para la Integración Latinoamericana, se refirió al sentido artiguista y latinoamericanista de la misma. “Tiene un sentido artiguista, tiene un sentido federal, es decir, para estar en el interior de todos y cada uno de los países que integran esta parte sur de América Latina. (...) Y por otro lado, tiene un sentido latinoamericanista, un sentido reformista de la Reforma del ´18. Nuestra hermosa Reforma y Revolución del ´18 invitaba a todos los estudiantes de América Latina a esa hermosa gesta de la universidad pública, libre, laica, gratuita, cogobernada”, señaló.
En tanto, Jorge Cuello, director de la Cátedra Artigas de la Universidad Nacional de La Plata, destacó la importancia del evento. “Es un acto académico en el que hemos podido congregarnos personas, hombres, mujeres y de distintos géneros o identidades, viniendo de distintas historias partidarias, tradiciones, incluso mucha gente que ni siquiera milita en política”, sostuvo. Y comentó sobre el objetivo de la actividad. “Poder poner un alto a esa competencia, esa confrontación que a veces genera tantos problemas y poder por lo menos escuchar a dos referentes como Pepe y Lucía para que nos hablen justamente desde su perspectiva, su experiencia”.
Por su parte, Lucía Topolansky remarcó que la problemática de la integración latinoamericana es de larga data. “En sus notas periodísticas, García Márquez relata una conversación de Simón Bolívar volviendo a Caracas con un embajador inglés. El embajador le pregunta cómo es ese proyecto de la Patria Grande, qué quiere decir, cómo se va a construir. El embajador inglés estaba preocupado, quería entender lo que iba a pasar. Simón Bolívar se lo explica. El embajador le pregunta si era posible. Y la respuesta de Bolívar es: ‘No sé si los latinoamericanos estamos a la altura de esa idea’”. Y sumó: “Tenemos una tarea pendiente que pasó por la cabeza de muchos ilustres personajes nacidos en estas tierras y que no lo hemos podido hacer por mil razones. Entonces, no queremos ser eternamente vendedores de commodities, sino poder vender la inteligencia de nuestros ciudadanos. Este es el siglo de la inteligencia y de la ciencia. Y tener una palabra, una voz en el contexto internacional que brille. Pero para eso tenemos que estar integrados”.
En ese sentido, planteó que “es muy importante que estas discusiones estén en todas las universidades y que las universidades conversen de estos temas entre sí. Esto tiene una importancia de largo plazo, que no sé si la podemos medir en toda su dimensión, pero es una tarea pendiente, no solo por un mandato histórico, porque nos conviene, porque es la forma de hacer presencia en el mundo, sino también porque la podemos llevar adelante y ser protagonistas verdaderos de esa integración junto a nuestra gente”.
A su turno, Pepe Mujica aludió al concepto de integración latinoamericana. “Siempre fue un intento intelectual, un intento de estadista. Pero no bajó el corazón de la masa. Porque los intelectuales piensan, escriben ideas y programas. Y los pueblos sienten. Y si el pueblo no siente y acompaña, no será. Porque la fuerza está en los pueblos. Y lo que no es de masa, lo que no tiene respaldo de masa, no será. No es una receta de carácter economicista. Esta es una lucha por un cambio cultural”, aseguró.
Luego se interrogó por la dependencia. “Si no defendemos el precio de nuestro trabajo, mal nos va a ir. Pero para defender el precio de nuestro trabajo, tenemos que pesar en el mundo. Y de a uno no pesamos. Tenemos que juntar intereses. Tenemos que aprender a colaborar entre nosotros para poder competir con el mundo. Porque somos tremendamente dependientes y perdemos valor en cada uno de los circuitos de dependencia”, explicó.
En esa línea argumental, indicó que “tenemos que aprender de nuestro fracaso. El problema de la integración no son reuniones de presidente y sacarnos la foto y soportar discursos interminables y después no pasa nada. Es una construcción de un edificio complejo que tiene también raíces culturales. Yo lo veo como un proceso no menor a la vida de una generación. Por eso ando por las universidades, para hablar con los jóvenes, porque esto supone un cambio cultural, una manera distinta de ver el mundo, porque el mundo se globaliza y el Estado nacional es cada vez más débil”.
Para finalizar, enfatizó que “tenemos que desarrollarnos y tener peso para defender el trabajo que estamos haciendo y sacarle la mayor tajada a la reinversión en nuestro territorio. Si creemos que van a venir de afuera a desarrollarnos, no es que lo que venga de afuera no tenga importancia, pero el que viene de afuera viene a llevarse más de lo que pone. Gran parte de la inversión tiene que salir de nosotros mismos”. “No sé si podemos, pero debemos intentarlo. Porque si no lo hiciéramos, seríamos un conejo. Si los que crearon nuestra independencia parecían Quijote por las dificultades que tuvieron, ¿por qué no aceptar el desafío de construir otro nivel de responsabilidad y que nuestro continente pueda pertenecer al área desarrollada del mundo?”, concluyó.