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Año X - Edición 187 01 de diciembre de 2011

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Acto en homenaje a Héctor Negri por sus 50 años en la docencia

  • Nota de Tapa

En la tarde del 11 de noviembre último en el Salón Azul de esta Casa de Altos Estudios se realizó un homenaje al profesor Héctor Negri por sus 50 años en la docencia. El acto se desarrolló con una gran cantidad de público asistente, entre los que se encontraban alumnos, reconocidos profesores universitarios, jueces, abogados y legisladores, muchos de los cuales fueron alumnos del homenajeado. Estuvieron presentes los Dres. Atilio Alterini, María Gerónima Fauroux, Juan Pedro Merbilháa, Jorge Escudero, Gonzalo López, Susana Valle, Pablo Baccaro y Pablo Dieterich Roldán.

Negri es doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional de La Plata y Ministro Decano de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, tribunal del que ya ha sido presidente y vicepresidente. Además de su larga dedicación a la docencia universitaria, se ha destacado como un prolífico escritor de cuentos cortos y poesía y, claro está, de doctrina jurídica.

Siendo muy joven, en 1961 se inició junto al Profesor Ambrosio Lucas Gioja en la docencia universitaria en Filosofía del Derecho en esta Universidad. En virtud de su destacada trayectoria académica y profesional, en el año 2009 el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires lo designó Profesor Honorario.

En el evento, la presentación inicial estuvo a cargo del Profesor Emérito Atilio A. Alterini, ex Decano de la Facultad, quien señaló ante todo que “es un inapreciable honor el poder estar aquí al lado de Héctor en un día tan importante como el de hoy”.

Por otro lado, se remontó algunas décadas atrás para recordar cómo una Facultad de un perfil marcadamente distinto a la actual había acogido dentro de sus aulas a Héctor Negri, que desde temprana edad encontró su vocación por la docencia.

“Desde el punto de vista universitario, desde el punto de vista de la enseñanza, como hombre de esta Facultad me resulta muy importante que se haya elegido a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires para que se realice este homenaje, es privilegiarla frente a otras Casas de Estudio en las que (también) se ha desempeñado y se desempeña”, explicó Alterini.

En definitiva, Alterini consideró a esto último como un reconocimiento a la pertenencia originaria de Negri en esta Facultad. Seguidamente, trajo a la memoria cuando ambos jóvenes estudiantes -Alterini y Negri- ingresaban al nuevo y recientemente concluido edificio de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. “Nos causaba a los adolescentes que estábamos entrando en este edificio una impresión muy importante y que creo nos marcó con el respeto que hemos tenido desde entonces por nuestra Facultad, por su enseñanza, por sus graduados, por el derecho que en ella aprendimos”, reflexionó Alterini.

Volviendo sobre la figura del homenajeado, el orador admitió que, independientemente del excelso desarrollo académico de Negri, lo que siempre se ha distinguido de su persona ha sido más que nada su calidad humana. Se preguntó: “¿Negri es ese curriculum o Negri es mucho más que ese curriculum?” y agregó que “lo que importa en Héctor es la persona humana, encontramos en el Profesor Negri un amigo, encontramos en el Profesor Negri un pater familias y es lo que él es, siempre dispuesto a escuchar, siempre dispuesto a cooperar, siempre dispuesto a dar una mano, siempre dispuesto a dar una idea”.

Llamó a tomar real dimensión de lo beneficioso que resulta para esta institución el permitirse organizar homenajes a figuras de esta talla. “Es un multiplicador de ideas, un generador de ideas, es un difusor de ideas, es un hombre capaz de cambiar un mundo, capaz de cambiar una sociedad, capaz de cambiar una circunstancia”, concluyó Alterini.

Finalmente, el ilustre homenajeado, Héctor Negri, tomó la palabra para recordar primero a su padre que siendo ingeniero siempre había soñado con que su hijo siguiese dicha carrera. Trajo a su memoria también cuando su padre lo llevó a visitar algunos de los proyectos construidos por este. Por motivos que hacen a la naturaleza de su profesión, reflexionó con cierto dejo de nostalgia que a diferencia de su padre él no podría jamás llevar a sus hijos a visitar sus proyectos.

Luego, relató su primer encuentro con Ambrosio L. Gioja, para ese entonces Profesor de Filosofía del Derecho. Lo cierto es que tal encuentro se produjo a instancias de un examen en el que Negri no había estudiado lo suficiente, pero que a pesar de ello sorprendió al Profesor Gioja con sus reflexiones de tinte filosófico. Pasado el examen, Gioja ofreció al hoy homenajeado que se incorpore a su equipo docente, algo que Negri aceptó inmediatamente. Memoró también aquellos años caracterizados por el terror, en los que su persona misma fue expulsada de la docencia pudiendo volver a ella recién con la venida de la democracia en el año 1983. Habiendo vivido este oscuro período en la historia de nuestro país, Negri manifestó que es mucho lo que se puede aprender de aquellos años. De hecho, confesó que a partir de allí terminó de convencerse de que es necesario concebir al derecho como diálogo, como proyecto de armonía social fundado en el respeto a la persona humana. “El derecho no es una técnica sino que sobre todas las cosas es una ética”, declaró Negri.

Aquel hombre que enarbola 50 años de enseñanza dio por terminada su intervención destacando que las utopías son algo que pueden finalmente alcanzarse y es cuestión de trabajar por ellas.

A continuación, reproducimos un extracto de los apuntes del homenajeado: “Munida de la palabra, aferrada a ella como se entrelazan expresiones y significados, la enseñanza despliega su función creadora. Tiene en ello mucho de esperanza y de sueño. Es en múltiples sentidos parte de nuestra búsqueda, de lo trascendente de nuestra nostalgia de Dios: y, al mismo tiempo, el reconocimiento simultáneo de la importancia y de la finitud de nuestra existencia cotidiana. Ni lo que te doy es mío, ni lo que llevas es tuyo. Lo di porque lo recibí de otros. Acaso tan sólo pude mejorarlo un poco. Acaso fui nada más que un depositario infiel. Lo que llevas, lo tienes para dárselo a otros: en eso está nuestra única riqueza. Como el grano de trigo de que habla el Evangelio el conocimiento sólo puede hacer mucho fruto dándose, cayendo en la tierra”.

“El derecho no es una técnica sino que sobre todas las cosas es una ética”, declaró Héctor Negri.