Érase una vez... un tribunal de menores. Observatorio de demandas y respuestas judiciales en los tribunales de la provincia de Buenos Aires
Érase una vez... un tribunal de menores. Observatorio de demandas y respuestas judiciales en los tribunales de la provincia de Buenos Aires
Editado por al Departamento de Publicaciones de la Facultad y compilado por Silvia Guemureman, incluye trabajos de nueve autores, procedentes de distintas disciplinas, con diferentes trayectorias y diversas perspectivas.
El texto esta dividido en tres partes. En la primera, Infancia y contextos: ley, sociedad, justicia y relaciones sociales, se sientan los lineamientos generales que delimitarán la investigación. Se trata de brindar al lector el marco regulatorio en temas de la infancia y ubicarlo en el contexto de la administración de justicia.
En el capítulo 1 se precisan los objetivos y las metas de la investigación. Del capítulo 2 al 5 se tratan los marcos sociodemográfico –calidad de vida, acceso a la educación y a la salud–; legislativo –intentando dilucidar el verdadero alcance de errática y accidentada reforma legislativa–; y judicial –focalizado tanto en el accionar concreto de los tribunales de menores como en la demanda judicial.
En la segunda parte, Como una novela de ciencia-ficción, se busca descubrir la metodología utilizada por la justicia en temas de minoridad, la cual se encuentra celosamente resguardada. Durante el transcurso de estos capítulos se tratarán temas tales como la falta de especialización de los jueces y funcionarios en materia de infancia y adolescencia (tomando en cuenta los aportes de otras disciplinas), la falta de recursos adecuados, tanto humanos como materiales, entre otros.
Por último, en la tercera parte del libro, Menús Variados, se analizan las causas iniciadas bajo las carátulas de protección de personas, averiguación de situación y victimas de abuso sexual. Aquí se dejan en evidencia algunas de las falacias más comunes de la justicia de menores.
En conclusión, la obra deja al descubierto la victimización de las personas que ingresan al sistema de justicia de menores. El sistema selecciona a los sectores más bajos de la sociedad, que a la vez ya están desprotegidos en aspectos tales como salud, maternidad adolescente, educación, etc.
Profundiza en el conflicto que se hace presente entre los operadores de justicia y los sujetos analizados por este. En este aspecto, la obra identifica tres tipos distintos de operadores. Los burócratas, quienes aplican la ley como corresponde, independientemente de su utilidad. Los concienzudos, que manipulan la ley y la hacen encuadrar dentro de los problemas. Aunque a estos operadores de justicia les juega en contra la dualidad urgencia-muerte presente en la mayoría de los casos, sumada la ignorancia de creer aplican derecho en un estado de democracia igualitario. Y por último, los paternalistas, que reculpabilizan a los autores, no ya por lo que hicieron, sino por lo que son.
Por último, esta publicación relata la inevitable distancia que se ensancha con el tiempo entre los que administran justicia y los que la “reciben”, a causa de la pérdida de un lenguaje en común entre ambos. En la intervención judicial desaparecen las certezas (¿qué remedio utilizar?). Intervenir lo menos posible para no hacer daño.