Las filosofías de la democracia. Políticas de la desigualdad
El libro está organizado en tres partes; la primera de ellas se titula “Democracia y crisis del Estado”, la segunda “Democracia liberal, salud y mundialización”, y la última “Justicia, mundialización y democracia”. La primera parte incluye el capítulo I “Crisis del Estado y de la Constitución”, donde sostiene que el problema de la crisis del Estado, de la justicia y de la ley ocupa un papel crucial en la filosofía política del mundo occidental actual. También engloba los capítulos II “Democracias y fracturas, la democracia liberal y social”, III “Democracia liberal y social. Su fragilidad”, IV “El drama-enigma de la democracia”, y V “Críticas de las patologías de lo social”. A lo largo de esta primera parte desarrolla conceptos tales como exclusión, pobreza, democracia, política y libertades, entre otros. La segunda parte de la obra comprende los capítulos VI “Mundo globalizado y democracia liberal. El huevo de la serpiente”, VII “Salud y derechos del hombre, democracia y justicia”, VIII “Estado, pobreza y justicia”, y IX “Jaque mate a la democracia: la pobreza”. Aquí, se enfoca en plantear las distintas catástrofes a las cuales se verá sometida la sociedad mundial, así como también en analizar las posibles políticas que tendrían que llevar adelante los distintos países para poder evitarlas. Por otro lado, expone la idea de que vivimos en un mundo donde una gran mayoría nace y muere en la pobreza y donde los medios de comunicación adquieren un rol fundamental en este sentido. Finalmente, la tercera parte reúne los capítulos X “El discurso de la justicia”, XI “Neoliberalismo exacerbado o democracia”, XII “La democracia en un nuevo siglo”, XIII “La singular carrera de la divina Diké. Estado y bienestar”, y XIV “Justicia y democracia, ¿participativa o insurgente?”. La autora, entre otras cuestiones, manifiesta que la mundialización es uno de los fenómenos económicos más importantes de los últimos tiempos, lo cual influyó en la expansión de la democracia en los distintos países del mundo. El texto finaliza con un epílogo también escrito por Farinati.