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Año V - Edición 96 03 de noviembre de 2006

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Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho - Vida y obra del Dr. Honorio Pueyrredón

  • Nota de Tapa

La originalidad principal que ofrece el Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho, con sede en el Instituto Gioja, es la de rescatar la participación —muchas veces olvidada— que destacados personajes de la vida argentina tuvieron de paso por nuestra Casa de Estudios. En esta ocasión, le llegó el turno al Dr. Honorio Pueyrredón, egresado en Derecho en el año 1896, cuya biografía fue apasionadamente relatada por el historiador Luis Carlos Alen Lascano en el Salón de Usos Múltiples del Instituto. La presentación de la reunión, como ya es habitual, estuvo a cargo del Vicedecano y coordinador del seminario, Dr. Tulio Ortiz.

El Dr. Honorio Pueyrredón nació en San Pedro un 9 de julio de 1872. Hijo de Adolfo Pueyrredón e Idalina Carneiro da Silva, fue a su vez nieto del Tte. Cnel. José Cipriano Pueyrredón (diputado del Congreso de Tucumán que declaró nuestra independencia y hermano del Director Supremo de las Provincias Unidas don Juan Martín de Pueyrredón) y primo de José Hernández, autor del Martín Fierro.

La juventud de este muchacho de distinguido linaje, transcurrió simétricamente entre el estudio y la actividad política. Según cuenta Alen Lascano, ya al cursar el quinto año del Colegio Nacional participó en la Plaza del Parque de 1890, junto al segundo de sus hermanos, que presidía el Club de Belgrano de la Unión Cívica. En la universidad, formó una estrecha amistad con Hipólito Yrigoyen, con quien participaría en la Revolución de 1893 en la Provincia de Buenos Aires y luego se incorporaría a las filas revolucionarias que dirigía Marcelo T. de Alvear en Temperley.

Esa primera etapa en la vida del Dr. Pueyrredón terminó exitosamente al reincorporarse a sus estudios de Abogacía (antes había hecho un paso fugaz por Ingeniería), tras el ejemplo de otro de sus hermanos mayores, el Dr. Julio Pueyrredón, que contaba con un estudio jurídico en la calle Florida. Luego de egresar con Diploma de Honor, su doctorado en Derecho tuvo como tesis “Observaciones al Proyecto de Código de Procedimientos Civiles presentado al H. Congreso Nacional”. Entre sus compañeros se encontraban Amancio L. Alcorta, Rómulo S. Naón, Eduardo U. Zimmermann, Juan M. de la Serna, Francisco I. Oribe y Alfredo Gaviña.

“Ya a comienzos del nuevo siglo su personalidad jurídica era respetada” —comentó Alen Lascano. A raíz de ello, el Instituto Nacional de Escribanos lo designó Catedrático de Derecho Civil. Con semejante aval, el joven Dr. Pueyrredón quiso alcanzar el profesorado universitario, que por ese entonces era un coto cerrado al cual muy pocos podían acceder. Consciente de esas dificultades, presentó una nota a las autoridades universitarias y solicitó que las cátedras fuesen provistas por concurso de idoneidad. El joven profesional tuvo inesperado éxito en su solicitud y al producirse la vacante de Profesor Suplente de Procedimientos Judiciales de la Cátedra del Dr. Francisco Canale, tuvo el honor de ser el Primer Profesor por Concurso al ser nombrado el 11 de septiembre de 1903 en competencia con hombres de la talla de Máximo Castro, Ramón S. Castillo, Enrique Estrada Zelis y Joaquín Peña, y por un tribunal presidido por el Decano de la Facultad Dr. Juan José Montes de Oca. A sólo tres años de su debut como docente, gracias al aprecio de sus discípulos y su innovador método de enseñanza, fue designado Profesor Titular de Derecho Forense y Procedimientos Judiciales en 1906.

Ello no le impidió sin embargo continuar con su actividad cívica. Si bien no participó del movimiento revolucionario radical del 4 de febrero de 1905, adhirió a la reorganizada Unión Cívica dirigida por el Dr. Guillermo Udaondo. De tal modo —relata nuestro historiador invitado— su nombre figuró entre los candidatos a Diputados Nacionales en las elecciones de 1910, sin lograr el triunfo, junto a otras figuras conocidas como los Dres. Luis María Drago, Santiago O’Farrell y Carlos F. Melo.

Ese mismo año del Centenario fue designado Delegado a la Conferencia de Venecia sobre Derecho Marítimo, y con igual cargo a la Exposición Internacional de Turín. A su vez, publicó una serie de notas en La Nación proponiendo el voto secreto y obligatorio.

A comienzos de 1910, Pueyrredón resultó elegido Consejero de la Facultad por unanimidad de votos y de esa forma comenzó a integrar el Consejo Directivo. “Desde allí adoptó una posición progresista” —relató Alen Lascano—, y entre otras cosas incentivó la entrada de Alfredo Palacios como profesor.

Para los comicios de 1912, la Unión Cívica lo proclamó nuevamente candidato a Diputado Nacional, en una lista que integraban también José Luis Muratore, Luis María Drago y Antonio F. Piñeiro. El nombre de Pueyrredón obtuvo 13.208 votos, aunque sin alcanzar a consagrarse ante el triunfo radical contundente.

En septiembre de 1912 el Consejo Directivo de la Facultad lo reeligió como Consejero y pronunció el discurso de colación de grados del 12 de agosto de 1913, que sería su cierre a la actividad universitaria. En esa pieza oratoria, Pueyrredón definía a la docencia como una formación de caracteres más que una transmisión de conocimientos. “No incurráis en el error de creer que sólo se sirve al país desde el gobierno” —decía otra de sus frases. Esas misma palabras serían pensadas por Pueyrredón para el cierre del discurso de la elección de 1931 que consagró la fórmula Pueyrredón-Guido en la provincia de Buenos Aires y que fuera anulada por la dictadura del Gral. Uriburu.

Alejado ya de la vida universitaria —continuó Alen Lascano— Pueyrredón se lanzó a buscar adhesiones para la candidatura presidencial de Hipólito Yrigoyen, quien obtendría la victoria en 1916. A partir de ese momento, fue nombrado Ministro de Agricultura de la Nación. Entre sus iniciativas más importantes estuvieron el rescate de la tierra pública vilmente enajenada, los proyectos de aprovechamiento hidroeléctrico de las Cataratas del Iguazú y el transporte de energía a Buenos Aires. En 1917, ya como Ministro de Relaciones Exteriores, Pueyrredón alcanzó la dimensión de un estadista internacional en las horas tormentosas de la Primera Guerra Mundial y en su participación al frente de la delegación en la primera asamblea de la Liga de las Naciones reunida en Ginebra. “Con su muerte el 23 de septiembre de 1945, el país perdió un demócrata templado en la adversidad (...) que mucho podía darle a la patria en horas de turbulencias críticas”, sostuvo Alen Lascano al cerrar la conferencia.