Vida y obra de Aristóbulo del Valle, egresado y profesor de la Facultad de Derecho
Una nueva reunión del Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho, coordinado por el Dr. Tulio Ortiz, se llevó a cabo el pasado 27 abril con el objeto de analizar la vida y obra de Aristóbulo del Valle (1845-1896). El expositor invitado para esta ocasión fue el Vicepresidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano, Dr. Diego Barovero.
El disertante comenzó su exposición señalando, en primer lugar, que su análisis sobre el perfil de Aristóbulo del Valle parte de una visión personal marcada por su activa participación en la Unión Cívica Radical. Luego de dicha salvedad, pasó a describir su figura como un ser poseedor de una personalidad singular y atractiva, que suele ser desconocida por la gran mayoría de la sociedad, e incluso por gran parte de los estudiosos del derecho. Este jurista nacido en el seno de una familia humilde del pueblo de Dolores, Provincia de Buenos Aires, fue un ilustre egresado y profesor de esta Facultad, influenciado ideológicamente por la escuela de pensamiento integrada por hombres como Domingo Faustino Sarmiento y Vicente Fidel López. Además, agregó como signos característicos de su personalidad, su autenticidad y su enorme apego por la instauración de una nueva cultura verdaderamente democrática, en el que el sufragio sea el protagonista principal. A su vez, sostuvo Barovero, poseía una visión progresista en cuanto al problema de la tierra, bregando por la democratización del régimen de la misma y atacando los grandes latifundios de la oligarquía. Así también en lo que respecta al tendido de líneas ferroviarias no se oponía a la llegada de inversiones extranjeras aunque sostenía que los ferrocarriles en la Argentina debían ser de la nación, es decir, se oponía fervientemente a las privatizaciones de los servicios públicos encarados por el entonces Presidente Juárez Celman.
Sumado a ello, en el ámbito jurídico, lo describió como un constitucionalista, en el sentido de que no podía concebir desde la jerarquía normativa un elemento de mayor superioridad que el texto constitucional. En cuanto a su pensamiento en lo ateniente a la economía, Aristóbulo del Valle era un claro proteccionista, ya que soñaba con un Estado que se convirtiese en un regulador de las distintas relaciones productivas, para que todas ellas pudiesen convivir dentro de un mercado económico equilibrado.
En sus primeros años estuvo cercano al Partido Autonomista de Adolfo Alsina, una organización política previa a lo que luego sería el Partido Autonomista Nacional (PAN), liderado por Julio Argentino Roca y de enorme influencia desde 1880 hasta 1916 por lo menos. No obstante, su alejamiento en la década del ‘70 de las filas autonomistas de Adolfo Alsina lo llevaron junto a su compañero Leandro N. Alem a fundar en 1891 la Unión Cívica Radical, a partir de las diferencias surgidas con Bartolomé Mitre, quien en un principio se había mostrado trabajando políticamente junto a ambos. Sin embargo, previo a dicha separación entre los acuerdistas de Bartolomé Mitre por un lado, y Aristóbulo del Valle y Leandro N. Alem por el otro, conformó en 1889 conjuntamente con un basto arco opositor la llamada Unión Cívica de la Juventud, cuyas principales consignas apuntaban contra el Presidente Juárez Celman. El Dr. Barovero afirmó que “desde septiembre de 1889 del Valle llevó una sigilosa actividad conspirativa tendiente a unificar a distintas corrientes de pensamiento político que repudiaban la situación de postración moral, política y financiera en que se encontraba en el país”. De hecho, según lo explicado por el expositor fue Aristóbulo del Valle uno de los que tramó los sucesos de julio de 1890 conocidos como Revolución del Parque, logrando de este modo poner fin al juarismo y a su polémico Unicato.
A pesar de semejante golpe contra el orden político vigente, el Partido Autonomista Nacional (PAN) encabezado por Julio Argentino Roca, fue capaz de mantenerse en el poder con la presidencia de Carlos Pellegrini, un hombre que vino a intentar poner paños fríos a la crisis política pero también económica desatada luego de la administración juarista acusada de alentar y hasta comandar variadas prácticas cercanas a la ilicitud. Es decir que los promotores de la revuelta de julio de 1890 lograron la renuncia del criticado Juárez Celman, pero no pudieron hacerse con el poder para impulsar un programa regenerador de las instituciones republicanas de aquellos años.
Posteriormente, el Dr. Barovero también le dedicó algunas palabras a la intervención de Aristóbulo del Valle en las fallidas revoluciones de 1893, hasta llegar su fallecimiento en 1896, producto de un derramen cerebral, y al suicidio de Leandro N. Alem.
En cuanto a lo efectos en la opinión pública conocido el desistimiento de Juárez Celman, citó un fragmento de un artículo encontrado en el diario La Prensa que dice: “Ha enmudecido para siempre el príncipe de nuestra oratoria política que condujo al pueblo con su palabra de fuego al comicio o al campo de batalla, en nombre de la libertad y de las instituciones”.
Barovero concluyó que la muerte de Aristóbulo del Valle dejó un enorme vacío político, recordando sus inestimables aportes en la función legislativa en miras a lograr una constitucionalización del Estado argentino en donde se respetasen los derechos y libertades contenidas en el texto de la Carta Magna.
“Ha enmudecido para siempre el príncipe de nuestra oratoria política que condujo al pueblo con su palabra de fuego al comicio o al campo de batalla, en nombre de la libertad y de las instituciones”, sentenció el Diario La Prensa luego de conocido el fallecimiento de Aristóbulo del Valle.