Valerie Hans Juicio Por Jurados
Una aproximación al fenómeno
Valerie Hans ha estudiado el tema de los jurados por 30 años. Le atraía principalmente el hecho de ver cómo la población podía participar directamente en las instancias de juicio. No le resulta sorpresivo que en todos los países del mundo estén hoy intentado formas de incorporar a la gente a la Justicia. En realidad, contó que son pocos los países que utilizan el jurado y son ciertamente países que fueron colonias británicas. Al principio aparecieron en las colonias norteamericanas y muchos países llegaron luego accidentalmente al jurado como Rusia, Corea del Sur o Japón. Cada país tiene su propia forma de proceder en estos caos y es quizá Brasil quien tiene la forma más inusual en donde el jurado no delibera. Algo escéptica respecto de las visiones extranjeras, Valerie Hans trató de desmitificar las experiencias mediáticas de O. J. Simpson, de Koby Briant o de la película “Jurados en Fuga”. Desafió entonces al auditorio a escuchar una versión un tanto más “científica” de su parte.
Desmitificación y argumentos a favor
Algo relevante en principio para resaltar es que en EE.UU se decide por jurado sólo una pequeña proporción de juicios. Sólo el 4% de los juicios criminales y el 2% de los juicios civiles se deciden por jurado. Sin embargo, algunos comentarios sostienen que ese 4% es muy importante. El primero de los argumentos es que los casos resueltos por jurado en sí mismos son muy significativos. Además, el hecho de que sea sólo el 4 % no significa que los jueces resuelven el resto, sino que en verdad los jueces resuelven también una proporción muy pequeña de los casos restantes. En suma a esto, Valerie Hans comentó que muchos de los juicios por jurado son pedidos por las propias partes del conflicto. Otro de los factores favorables, es que un caso que se fortalece antes de recurrir al jurado, le da muchas ventajas a la parte actora. También sostuvo que le parece importante que la justicia se convierta en un lugar de fácil acceso para la población. Esto además hace que los abogados deban presentarse en las audiencias con mucha claridad y prolijidad para que el jurado se identifique con ellos. Se logra así que esos casos no sólo se hagan más entendibles para el jurado sino para el resto de la población, y hace que el proceso sea más transparente. Por otro lado, aclaró que este sistema es muy respetado y apoyado por los estadounidenses, y que hubo casos muy aislados en donde la gente se vio defraudada. Puso como ejemplo que en una encuesta, el 75 % de la población dijo que en caso de ser juzgada preferiría serlo por un juicio por jurados. También alegó a favor de este sistema que en la realidad los fallos de los jueces coinciden mucho con el fallo de los jurados. Y del lado eficientista, también agregó que sin el jurado los jueces tendrían mucho más trabajo, y que en general los procesos con jurado tienen un período de resolución concreta que no puede extenderse mucho en el tiempo. De todas maneras, no dejó de subrayar que los jueces son la parte más fuerte del sistema de justicia.
El proceso de selección y las actuaciones
Consideró que el proceso de selección es la clave para tener un buen jurado. “Si no se hace una buena selección se corre el riesgo de hacer fracasar el sistema”. Lo primero que hay que tener en cuenta es que se debe conformar un jurado que represente proporcionalmente a todos los estamentos de la comunidad. Explicó entonces que lo que se hace en general es una primera lista de candidatos por jurisdicción. Una vez hecha la lista, se comprueban los requisitos que son pocos: ser ciudadano, ser residente y tener 18 años. La persona que falta a la citación no es tenida en cuenta por mucho tiempo en el futuro para ser jurado. Continuó explicando que una vez que se tiene un grupo que concurre al tribunal, otra vez se selecciona por random en la pc a un grupo para evitar errores humanos en la selección a dedo. En la sala del tribunal se les hacen varias preguntas a los candidatos, se tarda 15 o 20 minutos. En casos de pena de muerte o casos mediáticos, el tiempo de preguntas dura más tiempo. Los jueces aprovechan el interrogatorio para eliminar a las personas que podrían resultar parciales. Luego, se les da una lista a los abogados de las partes para que hagan los mismo.
Ya en el proceso, hay previamente una introducción donde el juez dice a los jurados: “Tengan la mente abierta, no se concentren sólo en las evidencias”. El juez también explica algunos conceptos jurídicos. Los abogados deben elaborar un estamento explicando qué es lo que desean demostrar al jurado. Luego, cada parte tiene una oportunidad para presentar sus argumentos y sus pruebas. Una vez completa la acusación es momento de la defensa, a la que suele escucharse pronunciar palabras como: “Mis honorables, yo no creo que la acusación haya probado este caso, y no hay razón para que el jurado condene a mi defendido”. Después de presentadas las evidencias, cada parte debe dar sus conclusiones o alegatos que es donde más duro trabajan los abogados. “Es la parte donde más se intenta persuadir al jurado”. Hans contó que es tan importante esa parte que no se le está permitido a ninguna persona del jurado retirarse en ese momento.
La deliberación
En la deliberación, el jurado y el juez arman un sumario del caso. Lo importante en esa instancia es el debate o discusión previa que se da entre los jurados a la hora de analizar la evidencia. Algo que la profesora Hans recogió en sus estudios, es que esos debates sobre la evaluación de las pruebas, y otras discusiones que deben tener entre sí los jurados, resultan muy beneficiosos para aquellos que no tienen mucha educación o que no tienen mucha idea sobre un tema, para aprender de la experiencia de los otros y escuchar cuáles son las vivencias de los demás. Lo que se hace finalmente es que cada uno vota de forma anónima en un papel si el acusado es culpable o no, y le dan ese papel al líder del jurado que lleva el mapeo del caso. Otro fenómeno que Hans rescató como interesante es que en general en las primeras audiencias de prueba la mayoría suele creer en la culpabilidad, mientras que siempre hay una minoría muy discutidora que intenta persuadir al resto de la inocencia. Así, se ve como muchas veces la mayoría cambia de parecer gracias a la habilidad de la minoría que tiene que convencer a 10 u 11 personas de lo que ellos creen acerca de la no culpabilidad del imputado.
Valerie Hans alentó el avance en esta experiencia en la Argentina y a estudiar también los casos de otros países.