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Año XXII - Edición 399 16 de noviembre de 2023

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Turismo en la Antártida. Regulaciones y vivencias de un guía de expedición

  • Notas

En el Aula 217, el pasado 18 de octubre, tuvo lugar la conferencia “Turismo en la Antártida. Regulaciones y vivencias de un guía de expedición”, a cargo del profesor Fernando Tarapow quien, además, es guía de expedición Antártica. La actividad fue organizada por la cátedra Travieso y la comisión 0651 de la asignatura “Atlántico Sur y Antártida”. Nicolás Cáceres y Soledad del Giorgio López moderaron el evento.

Tras una breve introducción de la jornada, Fernando Tarapow,comentó el tema de la charla y su contenido particular: “Hablamos con el profesor Travieso y ambos queríamos una charla desestructurada”. Y añadió que “vamos a hacer una clase fuera de lo normal”. Sin embargo, quiso destacar sobre esto último: “Más que una clase es una charla donde yo pueda compartir mis conclusiones y ustedes puedan interactuar y comentar sus propias vivencias”.

Luego, Soledad del Giorgio López presentó al expositor, donde destacó su servicio como capitán de fragata en la Armada Argentina, su carrera como abogado, egresado de la UBA, y su labor como profesor en Fuente del Derecho Internacional de la cátedra Travieso. “Recientemente publicó su primer libro, que pronto se estará presentando: El protector de los pingüinos”, remarcó.

Acto seguido, Fernando Tarapow, que dio inicio a su exposición. De lo primero que se dedicó a hablar fue de cómo llegó él a estar ahí, más en específico sobre su experiencia en las Fuerzas Armadas: “En su momento mi primera posición fue en la Armada Argentina en 1984. Ahora con cuarenta años y retiro, puedo decir que fue un trabajo muy sacrificado pero que me trajo mucha felicidad y me divirtió mucho. Me voy de las fuerzas con una sonrisa”, recordó. De este tema también quiso agregar sobre su motivo de entrada en la Armada. “Fue en el año 1982, durante el conflicto de Malvinas, yo me encontraba viviendo en Ushuaia y la guerra fue algo que me movilizó bastante”, rememoró. Sin embargo, destacó: “Lo que me llevó a las fuerzas fue la vocación por el servicio”. Y sumó: “Es algo que todos nosotros, sin importar la materia, deberíamos tener”. En ese sentido, vinculó su primera vocación con el turismo en Antártida. “La Armada me permitió ser comandante, en el año 2007, del buque oceanográfico Puerto Deseado. En este buque estuvo 60 días operando en un medio difícil para navegar”, planteó. Comentó que esta experiencia fue de las más interesantes. “Fue un impacto demasiado grande”, explicó. Asimismo, se refirió a la Facultad de Derecho y sus diferentes experiencias, una de ellas, su encuentro en el año 2019 con el profesor Travieso. “Yo opiné sobre la falta de Derecho Antártico en la Facultad y que podría preparar la currícula y ser ayudante del profesor, a lo que Travieso me respondió que debería ser yo el profesor titular”, señaló. En la misma línea argumental, comentó cómo comenzó a recolectar tonalitas: “Unas piedras. Le dije a la clase que el que tenga el mejor promedio en clase se las lleve”. “Me traen recuerdos de mi expedición, y quiero que alguno de ustedes se la lleve como símbolo de talismán de que lo que uno sueña se va a cumplir”, indicó. En relación con lo anterior, expresó que “no tiene que ser ir a la Antártida, es mi sueño, lo que nos permite la vida es que cada uno tenga un sueño distinto”. Además, aludió a su trabajo en el continente Antártico. “Fueron cuatro meses y medio de trabajo sin descanso y con muchas horas en el frío. Siempre con una sonrisa, porque cuando uno hace lo que le gusta, nunca se cansa”, aclaró. No obstante, reconoció que al comienzo sentía miedo. “Es algo que me pasaba en los primeros viajes”, detalló. Sobre el protocolo de actividades y la regulación, comentó que “es un continente dedicado a la ciencia y a la naturaleza, entonces todas las actividades humanas son secundarias a la naturaleza”. A continuación, comenzó un intercambio con los/as estudiantes.