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Año XIV - Edición 246 23 de abril de 2015

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Testimonios de la Shoá a setenta años de la liberación de Auschwitz. Lo singular y lo imposible en la transmisión de la experiencia de sobrevivir

  • Notas

La cátedra de Derecho de la Navegación a cargo del profesor Diego E. Chami organizó el pasado 9 de abril la jornada “Testimonios de la Shoá a setenta años de la liberación de Auschwitz. Lo singular y lo imposible en la transmisión de la experiencia de sobrevivir”. Participaron como expositores Alicia B. Killner (médica psicoanalista APA) y Agustín Blanco Bazán (abogado y exfuncionario de la Organización Marítima Internacional).

Tras la introducción del profesor Diego E. Chami, el profesor Agustín Blanco Bazán abordó el tema a partir de los testimonios de dos víctimas, la alemana Anita Lasker (90 años) y la checa Zdenka Fantlova (93 años). Explicó que ambas entrevistadas estuvieron en Auschwitz, Polonia, y que, con el avance de las tropas soviéticas, ambas fueron trasladadas a Bergen-Belsen, Alemania, donde fueron liberadas por el ejército británico. Destacó que ninguna de ellas se conoció durante la guerra y que ambas comenzaron a escribir a más de cuarenta años de su liberación.

En primera instancia, narró la historia de la alemana Anita Lasker, quien pertenecía a una familia judía asimilada de Breslau. Cuando comienza el régimen nazi en Alemania, parte de su familia es deportada a campos de exterminio, mientras que ella con una de sus hermanas son enviadas a un orfanato judío y son obligadas a trabajar en una fábrica. Es en ese momento, según destacó el expositor, que ambas adoptan una postura defensiva: “Deciden sabotear el nacional-socialismo haciendo permisos de viaje falsos para los trabajadores franceses que estaban realizando trabajos forzados en Alemania”. Como consecuencia de ello, son detenidas y sometidas a un proceso que derivó en la cárcel. Esto, de acuerdo con la entrevistada, evitó que ella y su hermana fuesen exterminadas directamente.

Tras esa condena, se les otorga la libertad condicional bajo la condición de que autoricen su traslado voluntario al campo de concentración de Auschwitz. Ocurrido esto, Anita cuenta que en el momento previo a ser enviada a la cámara de gas, comenta a la celadora que era chelista y, automáticamente, es retirada de ese lugar. Seguidamente, el expositor resumió esos años hasta llegar al momento de su liberación por parte de los ingleses. Asimismo, hizo referencia al libro que escribió Anita (“Inherited truth” o “La herencia de la verdad”), el cual la ayudó a superar todas sus inhibiciones.

A continuación, el expositor continuó su discurso haciendo mención al testimonio de Zdenka Fantlova. Su historia se encuentra redactada en su libro “The tin ring” o “El anillo de hojalata”, título que se refiere al anillo que su novio le regaló cuando ambos estaban en el primer campo (Terezín). Zdenka, según el expositor, recuerda a la época en Terezín como una feliz en la que comienza su carrera como artista, comparada con la de Auschwitz. Acto seguido, el Dr. Bazán se refirió a la descripción que brinda la checa en su libro de la llegada a Auschwitz, la cual estimó como fascinante a nivel narrativo. Agregó que la autora hace hincapié en la conservación del anillo y en la protección de su hermana, así como también en los hechos que transcurren antes de su llegada al campo de Bergen-Belsen, donde finalmente fue liberada. Por último, el expositor señaló que Zdenka, a diferencia de Anita, nunca regresó al campo de concentración de Auschwitz ya que quería conservar el recuerdo que tenía. Para concluir con su discurso, Blanco Bazán analizó el sentimiento de miedo y la experiencia con la muerte que despiertan los testimonios de mencionadas víctimas.

Luego, Alicia B. Killner comenzó por explicar que si bien es un tema que atañe al derecho y a la justicia, no se agota en ello, incluso, desde su punto de vista, no hubo justicia. Asimismo, estimó que, una vez finalizada la guerra, hubo apuro por dejar atrás lo que había pasado y muy poca pasión, en un principio, por recordar. Remarcó, además, la importancia de que víctimas, como las ya mencionadas, hayan brindado su testimonio, ya que si no lo hubiesen hecho, permanecerían hoy insepultas, no tendrían ni siquiera nombre. En este sentido, expresó que el testimonio dice que alguien en singular vivió para contar una experiencia, por lo tanto, permite apreciar el contenido de la historia desde la perspectiva de sus propios protagonistas.

Hacia el final de su ponencia, Killner se refirió a unas palabras escritas por Lewental: “Ningún ser humano podría imaginarse los acontecimientos tan exactamente como se produjeron y, de hecho, es inimaginable que nuestras experiencias puedan ser restituidas tan exactamente como ocurrieron”. Concluyó diciendo que para el testigo lo que pasó allí es lo único verdadero y; no obstante, es a la vez inimaginable, es decir, irreductible en su condición real a los elementos simbólicos o a la palabra.