Servicios de Inteligencia y Democracia
Organizado por la revista Lecciones y Ensayos, el 28 de mayo en el Aula 1 de Extensión Universitaria tuvo lugar un debate acerca de servicios de inteligencia y democracia. Lecciones y Ensayos es una revista jurídica íntegramente dirigida por estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Fue fundada en el año 1956 y desde entonces ha cumplido el papel de foro editorial de profesores y alumnos, sin más requisito que la excelencia académica.
Camila Petrone tuvo a su cargo la presentación del evento y de los expositores. A continuación, Paula Litvachky, directora del área de seguridad y justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), se refirió en primer lugar al contexto político en el que se dio el debate de la reforma de los servicios de inteligencia. “El contexto era de mucha crítica y preocupación por el funcionamiento de los servicios de inteligencia”, describió. De esta manera, la preocupación tenía que ver con el entramado entre los servicios de snteligencia, la política y la justicia, particularmente la Justicia Federal. Por otra parte, Litvachky aseguró que la discusión sobre el funcionamiento de los servicios de inteligencia viene desde la recuperación democrática y estaba puesta en la desmilitarización de la seguridad y de la inteligencia. Hacia el final, la oradora sostuvo que ahora que está reformada la ley se debe ver cómo funciona la nueva agencia y si efectivamente se va a trabajar política e institucionalmente en un cambio de la lógica de la relación entre política e inteligencia y entre inteligencia y justicia.
Posteriormente, Lucas Arrimada, profesor UBA-UP, puntualizó que hay claras lagunas en el diseño del control del poder en nuestra Constitución. “Las constituciones y los constitucionalistas no se enfocan en analizar y pensar el poder económico y corporativo que tiene mucha incidencia en nuestra estructura de poder”, destacó. Además, según el expositor, existen esferas de poder que son usadas por el gobierno y las corporaciones que no tienen regulación, como las fuerzas de seguridad. Arrimada propuso repensar las respuestas que propongan instituciones independientes. “La independencia judicial, la mano invisible del mercado, el periodismo objetivo. Todas estas ideas están muy cerca de los unicornios azules”, sostuvo. En la misma línea argumental, examinó que ni en la Constitución ni en el diseño institucional se puede encontrar un diseño exitoso en términos de independencia institucional. Para concluir, remarcó que “las instituciones de inteligencia y las fuerzas de seguridad en general operan en una realidad y entender la realidad es la precondición para operar en ellas”.
Por su parte, Valeria Milanes,directora del área de libertad de expresión, privacidad y acceso a la información en la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), declaró que por el tema de la privacidad ADC llega a realizar investigaciones que tienen que ver con sistemas de inteligencia. Así, indicó que la garantía de privacidad asegura la realización de otros derechos como la libertad de expresión y de asociación. Asimismo, añadió que el tema de la democratización de las fuerzas armadas y de seguridad es una deuda pendiente, a pesar de que algunas asociaciones de la sociedad civil y ámbitos académicos intentan instalar el tema. Entre otros temas, hizo mención del necesario equilibrio entre la transparencia que requiere la actividad de un organismo público y el secreto que caracteriza a la actividad de inteligencia en sí. De esta manera, señaló que las nuevas estructuras democráticas que siguieron a la dictadura militar no desmantelaron el sistema de inteligencia que estaba armado, sino que lo alimentaron con la idea de que iba a ser funcional a sus propios intereses, más que nada al Poder Ejecutivo. “Lo que caracteriza al sistema de inteligencia argentino es la estrecha vinculación que existe entre el sistema de inteligencia y el Poder Ejecutivo, no importa si quien ejerce las funciones ejecutivas es militar o civil porque esta estructura fue usada y fue perpetuada”, enfatizó.
Acto seguido, Renzo Lavin,codirector en la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), propuso observar el asunto de los servicios de inteligencia desde una perspectiva histórica y como una cuenta pendiente en el proceso de consolidación de la democracia. “Desde 1983 hasta ahora hemos tenido discusiones en relación con la necesidad de democratizar determinadas instituciones”, entendió. En la misma línea argumental, Lavin consideró que el proceso de consolidación de la democracia en Argentina tiene varias aristas, algunas en la que ha habido más éxitos, pero hay cuentas pendientes que tienen que ver con crear instituciones fuertes que honren de mejor manera el ideal democrático.
Luego, Enrique Chaparro, presidente de la Fundación Vía Libre y especialista en sistemas de información subrayó que no se tiene un diseño del sistema de inteligencia y que siempre se ha hecho inteligencia. “Operan en una zona gris hasta tal punto que, y este es un principio aceptado por las naciones por lo menos desde la paz de Westfalia, el espionaje entre terceros no constituye delito en casi ningún lugar del mundo”, explicó. La construcción de estos espacios grises ha sido necesariamente dinámica y se ha adaptado a las condiciones políticas de cada tiempo. Asimismo, entendió que el problema más característico que afronta nuestro sistema de inteligencia es que fue diseñado como un método de policía interior para la década del 60 y “en esencia no le hemos cambiado nada”. En este orden de ideas, adhirió a que se necesita dar una discusión profunda sobre los organismos reguladores.
“Lo que caracteriza al sistema de inteligencia argentino es la estrecha vinculación que existe entre el sistema de inteligencia y el Poder Ejecutivo, no importa si quien ejerce las funciones ejecutivas es militar o civil porque esta estructura fue usada y fue perpetuada”, enfatizó Valeria Milanes.