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Año XII - Edición 212 06 de junio de 2013

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Seminario sobre Justicia y Democracia

  • Notas

Un nuevo encuentro del seminario sobre justicia y democracia tuvo lugar el 10 de mayo pasado en nuestra Facultad. En esta ocasión, las disertaciones estuvieron a cargo de la Dres. Stella Maris Martínez y Felipe Fucito.

La Defensora General de la Nación, Dra. Stella Maris Martínez, comenzó hablando sobre el Movimiento Justicia Legítima del que forma parte. Comentó que lo integran abogados, empleados judiciales, jueces de todo el país, académicos y personas interesadas y que su finalidad es instalar el diálogo y el debate en la sociedad. Uno de los puntos sobre los que todo el movimiento está de acuerdo es la independencia de los jueces, no sólo del poder político, sino también respecto de todo otro tipo de poderes, como el económico y de la horizontalidad judicial (la posibilidad de que los jueces sean independientes de sus estructuras jerárquicas). También existe consenso acerca de la transparencia del Poder Judicial: durante mucho tiempo, este poder y todos los órganos vinculados entendieron que su trabajo no debía ser sometido a un control de calidad, que era un trabajo que no tenía que ser monitoreado desde afuera en razón de la garantía de independencia; “Nosotros creemos que todos los funcionarios públicos deben estar sometidos a un estándar, a un control de calidad”, opinó. El trabajo de los funcionarios es un trabajo público que se le brinda a la gente y que debe mantener ciertos estándares de calidad, que si no se cumplen, deberán rendir cuentas, prosiguió. Otro reclamo es el ingreso igualitario. “Durante mucho tiempo el Poder Judicial se manejó con una altísima dosis de nepotismo”, expresó. En ese sentido, detalló que uno de los problemas era el nombramiento de secretarios ya que no se elegían a los más aptos sino que eran elegidos ante el pedido de algún político. Por ese motivo, se implantaron concursos con un estándar mínimo en los que se hace una nómina con los candidatos que hayan obtenido más de 60 puntos para que sean elegidos. Ahora, el Proyecto es más exigente porque establece estos parámetros, pero los empleados que estén aprobados van a ser sorteados por la lotería nacional, evitando cualquier tipo de influencia, comentó la expositora, y remarcó que si bien se trata de una garantía más progresista, da un poco de miedo. “Actualmente, tenemos la imagen de una justicia que es renuente, que demora, que cuando sale una nueva normativa tiende a no respetarla y mantenerse con criterios tradicionales”, tenemos la idea de que es un laberinto, un trámite engorroso, lleno de vericuetos; no tenemos la idea de acceso franco, de recurso hábil y eficaz, y en eso hay que trabajar, concluyó.

A continuación, el Dr. Felipe Fucito, especialista en Sociología Jurídica, centró su exposición en la búsqueda de explicaciones para entender la situación actual. En primer lugar, el orador puntualizó algunos conceptos y sostuvo que “la política como actividad excede a la actividad partidaria, toda decisión es política, y la política abarca también lo individual; yo no puedo dejar de hacer política aunque diga que no haga política, todo es política”. En este sentido, Fucito se preguntó si los jueces hacen política. Para analizar esta cuestión, tomó dos modelos históricos: en uno se pretendía que los jueces subsumieran los hechos en normas, los jueces no creaban derechos sino que aplicaban la ley; se tenía miedo a la libertad del juez quien era un mero administrador, una computadora que no podía pensar. Desde el punto de vista sociológico, es imposible no interpretar, no existe una única verdad en el derecho. Otro modelo es el del juez weberiano, un burócrata que tampoco existe y que sólo aplica la ley. Si el juez debe o no realizar una actividad de interpretación, es una cuestión filosófica del idealismo y realismo, concluyó el expositor. De esta manera, existen dos horizontes en la actividad del juez: un horizonte de pasado, que está dado por los hechos que ya pasaron y las normas, y un horizonte de futuro, que es la proyección de las sentencias en la sociedad. El juez dogmático se coloca en el horizonte del pasado, indiferente en absoluto a las consecuencias de sus fallos; el juez realista se coloca en el horizonte de futuro, mide las condiciones o consecuencias de sus fallos y decide de acuerdo a las consecuencias, liquidando la seguridad jurídica. “Un juez debe colocarse en un razonable punto intermedio, tiene que prestar atención a los horizontes del pasado, pero darse cuenta si el fallo que va a sacar no afecta gravemente a la sociedad”, explicó.

Con respecto a la igualdad jurídica Fucito opinó que “Hay provincias donde parece que hay mas parientes que funcionarios públicos” y que la razón jurídica que mueve este sistema no es la razón jurídica moderna de la meritocracia, sino que es la razón jurídica feudal de la sociedad tradicional donde la idoneidad no importa, lo que importa es el parentesco. Finalmente, el expositor concluyó que “Una especie de Unicato ideológico de ninguna manera me parece que sea un avance”.

“Un juez debe colocarse en un razonable punto intermedio, tiene que prestar atención a los horizontes del pasado, pero darse cuenta si el fallo que va a sacar no afecta gravemente a la sociedad”, explicó el profesor Felipe Fucito.