Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho - Conferencia sobre Cristián Demaría
En el ámbito del Seminario Permanente sobre la Historia de la Facultad de Derecho, el 23 de junio se llevó a cabo una conferencia sobre “Cristián Demaría”, que pronunció Ana María Cabrera en el Salón de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones “Ambrosio L. Gioja”. El acto contó con la presencia del coordinador del Seminario, Dr. Tulio Ortiz y de numeroso público entre los que se encontraban descendientes directos del Dr. Cristián Demaría, profesores, graduados y personal no docente de la Casa.
En primer término, el Dr. Ortiz se refirió al Seminario, a sus seis años de vida y a la presencia de los egresados de la Facultad de Derecho en distintas esferas de la vida social argentina desde los albores de la nacionalidad. Algunos de ellos verdaderos precursores, como el Dr. Demaría.
La disertante comentó, al comenzar, que en sus novelas la historia de la vida cotidiana pasa a un primer plano y como telón de fondo aparece la trama oficial para lograr teñir de humanidad a los personajes. A su vez, indicó que la gestación de cada libro es diferente y el camino de la creación es siempre placentero. “Conocí a Cristián Demaría mientras transitaba la trama narrativa de Felicitas Guerrero, la mujer más hermosa de la República, y fue el único que la defendió al ser atacada. Por esto, por su tesis doctoral y por el amor que despertó primero en mí y después en el público lector, merecía un libro”, aseguró. Señaló entonces que "Cristián Demaría, primer Defensor de los Derechos de la mujer” es la historia de un varón ignorado e incomprendido dentro de un mundo patriarcal y se trata de una investigación acerca de un hombre que mira el mundo desde el género mujer, arquetipo del nuevo milenio.
Recordó, asimismo, que el Dr. Cristián Demaría escribió su tesis doctoral en 1875 titulada “Disertación sobre la Condición Civil de la Mujer”, por la cual comenzó su ardua y revolucionaria lucha a favor de la dignidad femenina y allí expresó que "la mujer, juzgada unas veces con el más despreciativo desdén y otras con la más exagerada admiración, ha sido considerada por unos, como dotada de cualidades superiores al hombre, y por otros, como un ser de limitada inteligencia, incapaz de concebir un pensamiento serio y por lo tanto de llenar un notable destino. Se ve, pues, que la condición de la mujer está íntimamente ligada a la organización de los pueblos, y por decirlo así, en el seno de la mujer es donde reposan las costumbres y las virtudes de las naciones, o en otros términos, la libertad y la civilización del género humano."
Hizo referencia, por último, a su labor en casos de violencia de género como Juez Penalista en los Tribunales de Dolores y La Plata, y a que falleció en 1899.