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Año XX - Edición 364 21 de octubre de 2021

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Ciclo Norberto Bobbio sobre justicia y derecho de la vejez

Seguridad económica y derechos (segundo encuentro)

  • Notas

El 1 de octubre se desarrolló el segundo encuentro sobre seguridad económica y derechos en el marco de la décima edición del Ciclo de conferencias “Norberto Bobbio” sobre justicia y derecho de la vejez. Organizaron el Seminario Permanente de Investigaciones sobre Derecho de la Vejez del Instituto Ambrosio L. Gioja y el Curso Profesional Orientado sobre Derecho de la Vejez del Departamento de Derecho Privado I.

La apertura del encuentro estuvo en manos de Marcelo Alegre e Isolina Dabove. Luego Federico Villegas Beltrán (embajador argentino ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas) dio una conferencia de apertura.

Al comienzo, Isolina Dabove recordó que el ciclo cumplió diez años. “A lo largo de todo este recorrido hemos podido habilitar espacios de diálogo, de reflexión crítica en torno a muchos temas que componen esta nueva rama que hemos llamado Derecho de la vejez”, sostuvo y comentó que “el primer encuentro se hizo a fines del 2011 en el Salón Azul de la Facultad y en ese momento nos acompañaban el director y el vicedirector del Departamento de Filosofía del Derecho, porque en aquel entonces este espacio formaba parte de esa área de la Facultad”. Rememoró que las conferencias inaugurales estuvieron a cargo de los profesores Dámaso Vicente Blanco, Ricardo Iacub y Norberto Padilla.

A su turno, Federico Villegas Beltrán afirmó que “lo que estamos tratando de hacer en Nueva York y en Ginebra, liderados por la Argentina, es construir en el cronos del Derecho Internacional de los Derechos Humanos a partir del kairós de la pandemia un nuevo instrumento internacional de protección de las personas mayores. Esto ya pasó antes, pasó con mujeres, pasó con niños y niñas, pasó con personas con discapacidad”. Y agregó que “de eso se tratan estos instrumentos. Son pasos que la humanidad da para ver algunas cosas que parecían naturales de otra manera”.

En ese sentido, señaló que ahora es el momento de las personas mayores. “Y el kairós claramente fue la pandemia, porque las discusiones de estos últimos 10 años en el Grupo de Trabajo Abierto en Nueva York, se mostró claramente la vulnerabilidad en muchísimos aspectos de las personas mayores. Y siempre con un grupito de países que decíamos: ‘Señores, esto amerita un instrumento’. Y en la pandemia, esas discusiones abstractas, las vimos en televisión, en carne y hueso de personas”.

Luego afirmó que la región está a la vanguardia en estos temas. “No es la primera vez que la región interamericana desarrolla progresivamente un tema de derechos humanos antes que el universal. Lo hicimos con desaparición forzada de personas”, explicó. Se preguntó qué ocurre a nivel multilateral. “Cuando se aprueba la Carta de Naciones Unidas Derechos Humanos, entró por la ventana, no entró por la puerta grande. Naciones Unidas, la Carta, todo se pensó por paz y seguridad después de la Segunda Guerra, el Holocausto y todo lo que sabemos generó la Declaración Universal de Derechos Humanos como puntapié inicial del sistema universal. Pero en la Carta, en la institucionalidad entró por la ventana”, comentó y reflexionó “la verdad es que hoy, setenta y cinco años después, es un tema que está al nivel de la paz, de la seguridad, del desarrollo”.

En relación con lo anterior, reconoció que “eso es un poco lo que está pasando con adultos mayores y personas mayores que entró desde el envejecimiento como un proceso de población y de desarrollo. Es decir, aparece el tema desde la perspectiva del envejecimiento como un proceso. No entra a través de los derechos humanos. Lo que estamos intentando hacer ahora es que confluya la concientización mundial de la necesidad de un nuevo instrumento que proteja a las personas mayores”.

Sin embargo, este proceso no está exento de dificultades: “Los países más ricos que tienen los mayores recursos para hacer vigentes algunos derechos que se podrían consagrar un instrumento internacional son a veces los países más reticentes en un instrumento porque es un cambio cultural. Una cosa es que yo atienda los derechos de las personas mayores si me sobra la plata en el presupuesto. Otra cosa es que yo sepa que tengo una obligación como Estado”. Por otro lado, planteó que “las culturas que han mantenido un respeto reverencial y maravilloso por la vejez, mucho más que nosotros, que nos hemos capitalizado, aburguesado, y que hemos empezado a tener ese exitismo de la juventud, del consumo, las culturas que tienen eso, no voy a dar países, regiones asiáticas, por ejemplo, no quieren un instrumento”.

Seguidamente se refirió al informe sobre discriminación por edad de la experta independiente Claudia Malher. “Ahora lo puedo decir con gran satisfacción y felicidad, pero si me hubieran invitado hace más o menos veinte días, no sé si hubiera estado con esta sonrisa. Porque Argentina lidera la primera resolución sustantiva en el Consejo de Derechos Humanos sobre personas mayores. La acabamos de presentar para la votación a la opción antes de ayer”, adelantó. “Dijimos vamos a hacer una contribución sustantiva de derechos humanos en el Consejo de Derechos Humanos, que es la usina jurídica del Sistema Universal en materia de Derechos Humanos. Hasta ahora nunca se había adoptado una resolución sustantiva de desarrollo progresivo de personas mayores. Toda nuestra acción tenía que ver con el apoyo al experto independiente”, enfatizó.

En este marco, retomó la noción de edadismo. “Acabamos de poner la segunda revisión y tenemos treinta y cinco países o patrocinadores que están presentando con nosotros este tema. Pero la verdad, lo más interesante no es la cantidad sino la calidad. Porque es muy llamativa la calidad, quiénes son y tenemos desde Albania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Bulgaria, Ecuador, Chipre, Luxemburgo, Namibia, Nepal, Perú, Portugal, Ucrania, Uruguay, Estados Unidos, España, Turquía, Túnez, Israel. Cuando decidimos traer por primera vez un tema sustantivo de personas mayores estamos mostrando, con un concepto nuevo, por qué vale la pena hablar de edadismo”.

Para finalizar, compartió dos reflexiones. En primer lugar, remarcar la transversalidad del tema. “Ginebra tiene cuarenta organismos internacionales que fueron creados por motivos diferentes, en contextos diferentes, con tratados constitutivos diferentes y que no dialogan entre sí. (...) De golpe el COVID ha generado una dinámica inédita en la historia”, expresó y sumó que “en un mes generamos un diálogo obligatorio entre todos los organismos y creo que este es una gran oportunidad con el tema de las personas mayores de poner la transversalidad de la perspectiva de derechos humanos en todos los organismos”.

Asimismo, afirmó que “el Consejo de Derechos Humanos tiene cuarenta y siete procedimientos especiales o mecanismos. Estos son grupos de trabajo, relatores, mecanismos especiales. Eso significa que más allá de los 9 tratados de Derechos Humanos que tienen sus propios órganos, etc., analizan facetas de las problemáticas de derechos humanos que necesitan una especial atención: LGTB, violencia de la mujer, personas mayores”. En relación con lo anterior, postuló: “Estamos en la punta del iceberg del desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. No es un tema viejo de setenta y cinco años, es un tema embrionario de los próximos trescientos años”. “Construimos consensos multilaterales con los niños y las niñas, ya adoptamos el interés superior del niño como un cambio cultural. Con las personas con discapacidad estamos en un cambio cultural que generó otra forma de ver a las personas con discapacidad a partir de ese instrumento. Igual con los temas de la mujer. Hoy estamos tratando de generar ese nuevo cambio cultural”, concluyó.

Por su parte, Silvia Perel Levin (INPEA, Suiza), Gustavo Bono (UNC) y Gabriel Clusellas (Colegio Notarial Pcia. Buenos Aires) expusieron sobre "Autonomía y derechos patrimoniales". Seguidamente, Gabriela Rosay (Fundación Cohousing Chile), Julio Nemerovsky (SAGG) y Fernando Veira (UNC) hicieron lo propio acerca de "Hábitat, salud y jubilaciones".

Hacia el final, Michelle Bachelet (Alto Comisionado de Naciones Unidas) llevó adelante el acto de clausura.

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