Reportaje al Dr. Miguel ngel Ciuro Caldani
El Dr. Ciuro Caldani es Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, y en Ciencias Políticas y Diplomáticas. Es Profesor Titular Ordinario de las asignaturas Introducción al Derecho y Derecho Internacional Privado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, siendo asimismo Director de la Maestría de Derecho Privado en dicha Casa de Estudios. Autor de numerosos libros, entre los que se destacan “Derecho político”, “Estudios de Filosofía Jurídica y Filosofía Política” (3 tomos), “Estudios Jusfilosóficos”, “La conjetura del funcionamiento de las normas jurídicas. Metodología Jurídica”, “El Derecho Universal (Perspectiva para la ciencia jurídica de una nueva era)” y de numerosos artículos sobre diversos temas del área de su especialidad, publicados en revistas argentinas y extranjeras.
Recientemente fue designado Director del Departamento de Posgrado de esta Facultad, circunstancia que motiva la entrevista que aquí presentamos.
¿Qué función cumple el posgrado?
Creo que en nuestro tiempo el posgrado tiene una función especialmente significativa porque corresponde a la necesidad muy intensa de permanente reformulación del conocimiento que uno ha adquirido. En las épocas históricas en que el cambio es menos acelerado e importante uno puede darse más por satisfecho con los estudios de grado, pero en las circunstancias actuales, de cierta manera de cambio de era de la Historia, se necesita una reformulación permanente del conocimiento. Esto, que ocurre en general, es particularmente importante en un país crítico como la Argentina actual.
¿Cómo encontró el posgrado al asumir su nueva función y cuáles son sus expectativas?
Muy bien, posee perfiles interesantes, algunos de los cuales tengo el deseo de seguir desarrollando. Creo que el trabajo realizado hasta ahora es muy positivo; prueba de ello es que hay carreras que han sido muy bien categorizadas por la CONEAU. En términos generales, mi deseo es afianzar lo que existe y tratar que se desarrollen otras perspectivas, por ejemplo, ampliar la cantidad y la proyección de las Maestrías y Carreras de Especialización, procurando atender a áreas que en este momento no están cubiertas. En este momento estamos pensando en Maestrías en Derecho Privado, Derecho de la Salud, Filosofía del Derecho y Ciencia y Técnica de la Legislación.
Nos parece que el estudio del derecho se ha centrado demasiado en la tarea judicial y, en realidad, hay una amplia perspectiva que también debe abarcar tanto la solución extrajudicial de conflictos como la legislación. La universidad pública tiene una responsabilidad muy especial porque hay que promover la capacidad legislativa desde la universidad financiada por el Estado, por el pueblo de la República. Esto no quiere decir que no haya otras universidades que se ocupen del tema, pero me parece que la universidad del Estado debe capacitar a quienes van a colaborar con los legisladores. Hacer una Ciencia y Técnica de la Legislación no significa reemplazar las elecciones, sino ayudar a quienes sean elegidos por el pueblo, para que hagan las leyes de la manera más adecuada posible.
Otra perspectiva que queremos potenciar es la formación de magistrados. Esta formación ya existe, pero deseamos promoverla aún más y nos parece algo análogo a lo recién expuesto: la formación de los jueces es algo en lo que debe participar la universidad pública.
También pensamos en algunas áreas de responsabilidad social, como por ejemplo, el desarrollo del Derecho de Menores, el desenvolvimiento del Derecho de la Ancianidad, el despliegue del Derecho de la Educación, etc. Existen áreas que quizá no sean del todo rentables, es decir, no son posgrados que se puedan abastecer por sus propios recursos arancelarios, pero mi idea es que el posgrado de una universidad pública debe ser complejo, con aspectos rentables y aspectos de promoción.
Otra idea es proyectar a la Universidad de Buenos Aires, en cierto modo, como una “hermana mayor” de las universidades argentinas, que se ocupe de desarrollar áreas geográficas que no tienen suficiente cobertura universitaria o de tratar temas que tal vez las universidades locales no pueden abordar.
Nuestra intención es implementar esta idea fundamentalmente a través de la educación a distancia, empleando los nuevos recursos técnicos, como las videoconferencias y la comunicación electrónica.
¿Cuál es el perfil del profesor de posgrado?
Obviamente, tiene que ser alguien especialmente calificado que, si es posible, sea doctor, y si no, que tenga algunos estudios de posgrado de gran importancia. Hay que tratar de promover sobre esta base el mayor pluralismo posible, en cuanto a ideas y temas.
¿Hay algún criterio de selección de los alumnos?
Solamente las Maestrías, las Carreras de Derecho Administrativo, Derecho Tributario y el Programa de Actualización en Telecomunicaciones tienen un régimen de admisión previo que consiste en la presentación de un currículum vitae, antecedentes laborales, una carta de recomendación, y luego de una evaluación por parte del Director, según el caso, tiene lugar una entrevista o un coloquio con el objeto de asegurar un nivel de compresión adecuado.
Al momento de diseñar la oferta curricular, ¿se tiene en cuenta una posible complementariedad del posgrado con la formación que brinda la carrera de grado?
Es así. Casualmente, estuve conversando con el Secretario Académico sobre la posibilidad de intercambiar información con el objeto de satisfacer las necesidades de los alumnos que están cursando sus estudios de grado. Nos interesa mucho acentuar la formación de profesores y auxiliares en paralelo con la labor llevada adelante por la carrera docente. No solamente queremos formar en el sentido de la carrera docente que está instituida en la Facultad, sino también profundizar los cursos de pedagogía universitaria.
¿En qué medida incide la diferencia de costos entre los posgrados de la UBA y los de las universidades privadas respecto de la calidad académica y la infraestructura que se les brinda a los estudiantes?
De ninguna manera incide negativamente. Lo que nosotros hacemos es tratar de dar el más alto nivel con el menor costo posible y, además, procurar el cumplimiento de funciones de promoción. Esto es lo que creo que debe diferenciar a la universidad pública de la privada. Vivimos en un sistema capitalista y en un país en crisis económica. Por lo tanto, no tenemos suficientes recursos económicos. Entonces, tenemos que arancelar los posgrados, cosa que a mí, en principio, me desagrada. Entiendo que el posgrado es una inversión y, sobre todo lo es cuando se trata de profesores que no resultan beneficiados por el sistema de becas.
No obstante, en cuanto a la infraestructura, el posgrado cuenta en nuestra Casa con otros tipos de recursos muy importantes, por ejemplo, bibliográficos. La Facultad de Derecho tiene una biblioteca en general satisfactoria, una hemeroteca importante, con decenas de publicaciones extranjeras de primer nivel, de modo que, contando con esto y teniendo profesores de excelencia, aunque nuestros recursos pecuniarios no sean tan significativos como los de las universidades privadas, no creo que les vayamos a la zaga. Además, hay que darse cuenta de que lo que algunas universidades privadas cobran no vuelve necesariamente a los alumnos. Lo que perciben puede ser para adquirir un patrimonio propio. Aquí el pueblo ha pagado un magnífico edificio, que está en nuestras manos aprovechar. Hay que romper el mito de que porque es caro es bueno. Ahora, si lo que uno quiere es relacionarse con personas poderosas, algunas universidades privadas, que a veces distan de la tarea de fomento cumplidas por otras, puede ser más atractiva. Hay gente que va a la algunas universidades privadas no solo a aprender, y esto hay que entenderlo. Hay universidades que no se hacen sólo para educar.
¿Cómo funciona el sistema de becas en el posgrado?
Aunque debería mejorarse, yo creo que funciona muy bien. En realidad, todos los profesores y auxiliares de la universidad deberían tener acceso gratuito al posgrado. La beca para formación docente permite que en los cursos comunes cada cuatro estudiantes haya uno, docente, eximido del pago.
Cuando los cursos son válidos para la carrera docente cada dos inscriptos pagos hay un docente becado. Si quedan vacantes, se otorgan medias becas. Esto es una inversión, tiene un efecto multiplicador enorme.
Si tenemos en cuenta la limitación de salarios de los profesores, no les podemos pedir a ellos que paguen lo que nosotros no les abonamos para estudiar lo que tienen que enseñar en nuestras aulas. Es cierto que el sistema, lamentablemente, es limitado. Lo es porque necesitamos pagar a los profesores, y lo hacemos con los aranceles que abonan los alumnos. Pero lo ideal sería que para los docentes en general el posgrado fuera gratuito.
¿Tiene pensado “competir” con otros posgrados de universidades extranjeras?
Creo que hay que “relacionarse”, esto es, competir y colaborar. Hay que entender la cultura como un fenómeno mundial, en el cual nosotros tenemos una voz importante que dar por el sur. Eso significa que es necesario desarrollar nuestra cultura para que sea una voz en la cultura universal, no disuelta en la mera globalización/marginación.
La Universidad de Buenos Aires, en este contexto, tiene que afirmarse en una red mundial que se compone de competencia y colaboración. La idea de colaboración es tanto o más importante que la idea de competencia.
¿Hay alguna vía de canalización para publicar las producciones jurídicas que se generan en el Posgrado?
Precisamente en este momento estamos elaborando un proyecto para que los tribunales de evaluación de monografías o tesinas recomienden la publicación de los trabajos más destacados. Hasta ahora no hay un sistema de publicación formal, pero lo estamos organizando.
¿Hay estudiantes con dedicación exclusiva?
Creo que hay muy pocos, porque es una tragedia de la Argentina que como no tenemos suficientes profesores con dedicación exclusiva, tampoco tengamos alumnos de Posgrado con dedicación exclusiva. Hay que sacarse de la cabeza que la educación es casi un negocio. Si se le da al estudiante la dedicación exclusiva, puede formarse mucho mejor. Debemos tomar conciencia de que la educación es una inversión, es una siembra, a menudo de insospechados resultados.