Relatos Salvajes y Derecho
El Departamento de Ciencias Sociales ha llevado adelante el pasado 21 de octubre una jornada de análisis sobre el vínculo de los distintos segmentos de la película Relatos Salvajes con el Derecho. Para ello fueron convocados Gonzalo Aguirre, Francisco Ferrer Arroyo, Marisa Tarantino, Mario Gerlero, Tomás Pomar y Milagros Valenzuela. Las palabras de apertura estuvieron a cargo del profesor Eduardo Stordeur.
En primer lugar, Milagros Valenzuela, alumna de Psicología Social del Derecho, se refirió al primer relato de la película -“Pasternak”- en el cual un sujeto mete a todos los integrantes de su vida en un avión y lo estrella. “Lo que te deja pensando la película es qué es lo que nos hace perder el control”, remarcó. En este sentido, Valenzuela manifestó que el episodio muestra cómo este sujeto vuela y destruye toda su historia y toda su identidad. “Esta primera historia es extrema como el resto, pero fantasiosa como pocas”, expresó. Asimismo, explicó que la identidad no es algo que viene dado y que es genético, sino que se construye a través de la interacción con el otro. De esta manera, se interrogó que es lo que puede hacerle querer convertirse en piloto, subir a toda la gente que forma parte de su vida al avión y matarlos. “En ese vuelo, no parece haber nadie que lo haya querido ni un poco a Pasternak. Esto es un ejemplo claro de cómo la sociedad puede coartar nuestra capacidad y de llegar a estar conforme con nosotros mismos”, finalizó.
Seguidamente, Marisa Tarantino, profesora de Derecho Procesal Penal, abordó el relato “Las Ratas”. “Yo creo que Relatos Salvajes es una pintura de la sociedad”, opinó. Así, señaló que en todos los relatos aparecen tópicos de venganza, corrupción, injusticia, impunidad y lucha de clases. Asimismo, indicó que el fiscal del caso va a llegar al lugar al momento que el caso termina, por ende, no va a haber visto lo que los espectadores de la película vieron. “El fiscal va a tener que reconstruir lo que nosotros vimos”, examinó.
Acto seguido, Tomás Pomar, docente de Derechos Humanos, analizó el tercer episodio -“El más fuerte”-, el cual transcurre en un páramo desértico. “Sbaraglia está consciente, al momento de la aproximación del otro auto, que ha pronunciado algo indecible. Él ha mostrado su no pertenencia al grupo de está persona, y también su tipo de preferencia”, explicó.
Francisco Ferrer Arroyo, docente de Sociología del Derecho, abordó “Bombita”. Manifestó que al ver la película una segunda vez, uno se da cuenta que el personaje de Darín no es tan buena persona como parece, sino que es un sujeto bastante extraño. De esta manera, se interrogó como una persona que calcula los segundos, con la precisión matemática de un ingeniero que hace implosiones, no es capaz de calcular cómo llegar al cumpleaños de su hija. “Si no llega, es efectivamente porque no le interesa”, dedujo. En este sentido, identificó al personaje de Darín como un narcisista, al cual solo le interesa lo que le pasa a él. “Los narcisistas tienen la característica de que los sentimientos de los otros son minusvalorados. Siempre se mira al otro desde un punto de vista egocéntrico”, explicó. Asimismo, señaló que Darín tiene rasgos de una personalidad con trastorno antisocial, quienes consideran que las normas no están para ellos. “Pienso esto, porque Darín, al otro día que le acarrean el auto, debería quedar por lo menos un poco asustado”, analizó. Hacia el final, remarcó que Darín se enfrenta a la máquina burocrática, la cual nos cierra la puerta, aunque a veces sepamos derecho y tengamos la razón.
A continuación, Juan Antoniassi analizó el relato “La propuesta” a la luz de la figura del pater familias y los límites del cuidado. Así, indicó que la historia plantea una fuerte centralidad de la figura del varón-padre de familia que, con distintas intensidades, se hace presente en varios personajes -Oscar Martínez, el abogado, el Fiscal, el viudo, y el jardinero José- en tanto reproducen estereotipos de género que resultan de especial gravitación en el desarrollo de la trama y del conflicto.
Finalmente, Gonzalo Aguirre hizo hincapié en que lo salvaje de “Relatos salvajes” se encuentra, justamente, en los relatos, en el modo de relatar. Por eso ningún personaje resulta ser “bueno” o “malo”. Así, Szifrón logró dar lugar a la utopía que el Marqués de Sade planteara en “Franceses, un esfuerzo más si queréis ser republicanos”: un gran crimen en el que acabamos con una vida que nos resulta insoportable y que, como indicara Rousseau, ya era criminal de por sí. Crimen pasional, entonces, como el de los dos automovilistas abrazados e incinerados, de cuyas cenizas habrá de resurgir el puro fuego de un amor no-contractual, una auténtica república de hermanos iguales y libres, cuando los recién-casados-peleados terminen hierogámicamente sobre la torta que simbolizaba su unión jurídica.