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Año X - Edición 183 06 de octubre de 2011

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¿Promover la lectura es trabajar por la justicia?

  • Notas

El 16 de septiembre se desarrolló en el Salón Rojo de esta Facultad de Derecho un encuentro interdisciplinario cuya razón fundamental fue la promoción de la lectura, concibiendo a esta como un provechoso ejercicio por el cual también es posible bregar por justicia. La jornada estuvo organizada por el Proyecto “Lectores para la Justicia” (DeCyT “La Universidad Pública y el servicio a la comunidad -Aportes desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires-”), cuya directora es Sandra M. Wierzba. Participaron de la jornada en calidad de expositores Margarita Eggers Lan, Mempo Giardinelli y Elena Highton de Nolasco. Asimismo, Bartolomé Orfilia ocupó el rol de moderador.

Margarita Eggers Lan, Directora del Plan Nacional de Lectura, señaló que “la lectura es un derecho que el Estado debe garantizar a todos los ciudadanos porque nosotros no estamos en este momento en una situación en la que podamos decir que todos tienen las mismas posibilidades de acceso a la lectura”.

La estimulación de este rico hábito se alienta entendiendo a la lectura no sólo como un medio por el cual se expande nuestro saber sino también como una saludable herramienta de entretenimiento.

En cuanto al modo en que se trabaja desde el Ministerio de Educación de la Nación, afirmó: “nosotros en el Plan (Nacional) de Lectura tenemos una obligación y es que todas las acciones que hacemos en todos los lugares del país se cargan en un sistema de un software autoadministrado”. De este modo, resulta factible un análisis detallado de cómo la acción promovida por este Plan Nacional repercute sobre alumnos, docentes, bibliotecarios y la sociedad en general.

Luego, el escritor Mempo Giardinelli explicó que un mediador de las lecturas es aquel que le facilita la lectura a otro y advirtió sobre la imperiosa necesidad de acrecentar el número de mediadores con los que hoy contamos. El maestro de escuela, así como las abuelas y abuelos cuentan cuentos bien podrían estar comprendidos en aquellos mediadores de las lecturas.

“Todo niño, toda niña y también toda persona adulta tiene derecho al saber, tiene derecho al conocimiento, y no hay otra forma de transmisión del saber y el conocimiento mejor que la lectura, no hay atajo posible”, amplió. Confesó su anhelo porque el derecho a la lectura sea constitucionalmente reconocido, ya que la lectura nunca deja de ser esencial.
Siguiendo esta línea añadió que “el imaginario social argentino pensó siempre desde hace más de cien, ciento cincuenta años que el ascenso social se basaba en la lectura. Nuestros antepasados, nuestros abuelos, los inmigrantes, cuando creaban sociedades de fomento, clubes de barrio, lo hacían en las bibliotecas”. En sentido ejemplificador, destacó que los clubes de fútbol primero fueron bibliotecas, que algunos de los grandes partidos políticos se gestaron en bibliotecas y que, incluso, muchos sindicatos corrieron la misma suerte fundacional.

Sin embargo, sostuvo que en la actualidad la realidad parece haberse revertido. Ya no resulta ser la lectura un claro principio de ascenso social. Paralelamente, la televisión con intenciones de desterrar al libro se ha propagado ampliamente por los distintos sectores de nuestra sociedad. Por momentos, comprarse una televisión parecería ser un inexpugnable signo de ascenso social.

“En América Latina cuando recuperamos la democracia también recuperamos el uso de la palabra y entonces recuperamos este derecho al saber y al conocimiento que viene necesariamente a través de la lectura”, subrayó el expositor.

Seguidamente, Elena I. Highton de Nolasco, Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y Profesora Emérita de esta Casa, en principio se refirió a los hoy vigentes métodos alternativos a justicia. En cuanto a la mediación, explicó que es una de las metodologías conocidas más democráticas y que se trata de un ámbito en donde se apuesta por la comunicación entre las partes.

Enseñó que la comunicación suele ser un elemento requerido durante todo proceso, especialmente en los métodos alternativos de resolución de conflictos. Una efectiva comunicación implica un saber expresarse, un saber darse a entender y, principalmente, un saber escuchar. Con un tinte anecdótico, comentó que paradójicamente en oportunidades lo único que realmente desea la parte accionante es un pedido de disculpas por parte del demandado. Por eso la comunicación es de vital importancia ya que se constituye como el epicentro de todo ámbito consensual.

“Cuando hay un conflicto no somos contrarios, somos socios para resolverlo. Hay que ponerse en los zapatos del otro para entender que somos socios y que el problema no es mío, ni de él, sino que es de los dos”, resaltó la ministra.

“Todo niño, toda niña y también toda persona adulta tiene derecho al saber, tiene derecho al conocimiento, y no hay otra forma de transmisión del saber y el conocimiento mejor que la lectura, no hay atajo posible”, explicó Mempo Giardinelli.