Presentación del libro "Los paradigmas del derecho penal"
Con motivo de la presentación de la obra “Los paradigmas del Derecho Penal. Sobre la armonía metodológica del Derecho Penal. La interdisciplinariedad de la Penología, la Criminología, la Dogmática, el Derecho Procesal Penal y la Política Criminal”, de Carlos Christian Sueiro, el pasado 22 de junio se reunieron junto al autor, los profesores Horacio Martínez Ledesma, Karin Cohen Molina, Alejandro Alagia, Sergio Delgado y Daniel Obligado.
El primero en tomar la palabra fue Alejandro Alagia, quien se refirió a la doctrina del injusto penal, indicando que la problemática de la pena vuelve a estar cerca de nuestro trabajo en el sistema judicial. Además, abordó el significado de los crímenes masivos en la Argentina, los cuales constituyen un fenómeno muy singular, paradójico y extraordinario, porque son delitos, se juzgan y se condenan a los responsables, pero también son una penalidad del Estado. En tal sentido, señaló que el fundamento de la persecución de la detención, tortura y exterminio es la amenaza a la sociedad. Por lo tanto, “a la vez de ser un delito es una penalidad, un acto de castigo por parte de la autoridad”, expresó. En cuanto a la legitimación de la pena en la sociedad, advirtió el énfasis en que la pena debe cumplir una función. De este modo, comentó que cumple una función de ficción. “Sin pena, la sociedad se disuelve y se llega a la anarquía de todos contra todos”, concluyó.
Más adelante, Sergio Delgado resaltó la capacidad de trabajo y la cantidad de bibliografía. También hizo referencia a la legitimación moral de las fuentes en que se alimenta el terror. Subrayó entonces que el libro aborda las teorías de la pena, su crítica, su discusión y las razones de por qué penar. Además, analizó el uso de la violencia.
Por su parte, Horacio Martínez Ledesma recordó que la pena encierra la privación de la libertad, la supresión del bien más preciado. En consecuencia, el ejercicio del poder penal del Estado también encierra la violencia.
Respecto a la obra, aseguró que resulta una herramienta y su ambición consiste en operar como reductora del poder penal. Así, marcó que el libro intenta satisfacer no sólo el ámbito académico de discusión y de satisfacción intelectual, sino que tiende a pasarla a la operación, sobre el terreno para llegar a aquellos que tienen participación en el resultado lesivo que es la aplicación de la pena.
Posteriormente, Daniel Obligado caracterizó al autor por su mesura y su desmesura en sus afectos, en la laboriosidad y la conducta de bien. Destacó, asimismo, la concepción metodológica de libro con la que realiza un aporte singular y bien ajustado a los tiempos actuales. Reconoció entonces que el objetivo último de la política criminal debe consistir en que no se produzcan daños sociales. En relación a la política criminal humanista, indicó que el principio general consiste en que resulte lo más participativa posible, por ende lo más democrática posible. Resaltó, además, el aporte metodológico de la obra.
A su vez, afirmó que “la información crece al doble que la economía y la población crece a la mitad de la mitad de lo que crece la información”. En este orden de ideas, aseveró que la linealidad que planteaba Descartes debe ser sustituida por otras formas de pensamiento. Así, se presenta posible un pensamiento en maya reticular, complejo o de la complejidad, como un pensamiento del laberinto.
A continuación, Karin Cohen Molina detalló que el libro es revolucionario y señaló que el mérito de Descartes consiste en que no se quedó con lo que le dieron, con lo que le enseñaron, sino que puso en crisis todo, y así pretendió buscar un método racional para justificar la existencia de Dios. Precisó entonces que el autor propone una discusión, en armonía con la idea de la Facultad que es discutir ideas.
Hacia el final, Carlos Christian Sueiro hizo referencia a aquellos que hicieron posible la publicación de la obra y precisó que en la actividad profesional se ha encontrado con profesionales que han defendido el Estado de Derecho en las pequeñas cosas.
Por último, explicó la foto de la tapa, que es una estrella muerta, segmentos de energía de un púlsar que ya no existe hace 10 mil millones de años pero que su luz está llegando aquí. En el mismo sentido, remarcó que el conocimiento que dejamos o que otro ser humano plasmó en una piedra es el resabio del conocimiento que forma parte del “nosotros”.