Presentación del libro Negacionismo y derecho penal. El rol del Derecho frente a las negaciones de los crímenes del Estado
En el marco del programa "Los/as estudiantes vamos a los juicios", el 1 de octubre se desarrolló la presentación del libro Negacionismo y derecho penal. El rol del Derecho frente a las negaciones de los crímenes del Estado, de Valeria Thus.
Participaron de la actividad la profesora emérita Mónica Pinto y los profesores Marcelo Raffin y Gabriel I. Anitua.
“El libro es una expresión de un trabajo de muchos años y el resultado del trabajo doctoral y de la tesis de doctorado de Valeria Thus”, introdujo Malena Silveyra, moderadora del encuentro y coordinadora del programa “Los/as estudiantes vamos a los juicios”.
Luego tomó la palabra Mónica Pinto. “El libro es fruto de una investigación bien pensada conducida de una forma sostenida en Argentina y en viajes a otros países consultando bibliotecas y debatiendo”, comenzó diciendo y sostuvo: “Plantea el negacionismo y el derecho penal y se enfoca en el rol del derecho frente a la negación de los crímenes de estado. Y Valeria no llega a este libro por casualidad ni luego de una corriente inspiradora que un muy buen día la colocó en el camino y le permitió escribir. Valeria decidió este camino muy tempranamente”. En este sentido, señaló que “es importante sumarle a lo que uno lee en los libros lo que uno pudo haber hecho en esos campos y lo cierto es que Valeria tiene una práctica profesional en la cual fue abogada y alegó en las salas en las cuales se trataban los expedientes de crímenes de lesa humanidad en Argentina”.
En cuanto a la obra, especificó que “nos muestra lo que pasa en Estados Unidos, donde el valor de la primera enmienda es superlativo, donde para poder ponerle una restricción a la libertad de expresión se necesita un escrutinio estricto. Por el otro lado, nos cuenta que en Europa parece que se descree de la neutralidad del discurso y las constituciones tienen valores públicos que todos suscribimos para evitar volver a caer en los errores del pasado. Entonces Europa se permite estas leyes punitivas que señalan que reivindicar el Holocausto o los crímenes de lesa humanidad son expresiones no protegidas”.
Por su parte, Marcelo Raffin expresó que “atreverse a plantear una pregunta sobre la cuestión negacionismo de crímenes de estado constituye un desafío arduo y espinoso, pero necesario; requiere sobre todo coraje y posicionamiento acerca de los demás, de la historia y de nuestro presente, es decir, se traduce básicamente en un ponerse en el mundo junto con los otros, lo cual significa en otras palabras asumir una posición política”.
Luego indicó que el libro se estructura en base a tres ejes fuertes: el planteo del problema negacionismo como fenómeno y como delito, la perspectiva de los derechos humanos y la punición legal del negacionismo. “Cada una de estas partes va desarrollando los ejes elegidos al tiempo que evoca y profundiza otras cuestiones conexas como el problema de la verdad, la memoria, el papel performativo del derecho, las problemáticas de la igualdad y la libertad, la libertad de expresión, la noción de genocidio, el principio de lesividad, la idea de dignidad de las víctimas, la categoría de la razón más compasiva y los usos del lenguaje aunque el hilo que enhebra todos estos abordajes y preocupaciones es el de la relación entre el derecho, las víctimas y los discursos negacionistas con el propósito de proteger a las víctimas sin recurrir a métodos autoritarios para luchar contra ideas peligrosas, asumiendo la doble estrategia de las dimensiones de lo temporal y lo relacional”, desarrolló.
Asimismo, señaló que “el libro profundiza en aquellas categorías que exceden la simple y burda negación de los hechos históricos proponiendo una tipología de la problemática negacionista que permite también comprender su propósito político, su estructura cognitiva y fundamentalmente su narrativa donde gravita particularmente la idea de una última etapa de realización simbólica de un proceso genocida”. Y reflexionó: “Lo que en verdad está en disputa por detrás de los discursos negacionistas y los debates sobre la criminalización es la apropiación política del pasado. De esta manera, Valeria concluye que el antinegacionismo jurídico, aún con los riesgos analizados y con el carácter siempre temporal y provisorio que implica, se presenta con un instrumento válido”.
A su turno, Gabriel I. Anitua indicó que la obra consiste en una importante investigación criminológica y resaltó que “las tres partes, el negacionismo, la perspectiva de derechos humanos y sobre todo la última parte sobre la posibilidad de punir al negacionismo, dan cuenta de una suerte de idas y vueltas. En esa honestidad Valeria revela dudas, decisiones e indignaciones respecto al tema”. Y añadió: “Aborda una cuestión muy compleja y las explica en forma clara. Es bastante más habitual lo contrario, que los productos universitarios abordan cuestiones muy banales y sencillas que no son tan trascendentes y lo adornan de complejidades y dificultades en la expresión que lo hacen parecer más serio”.
Seguidamente, resaltó que la obra “además de ser una investigación criminológica termina siendo una investigación de política criminal sobre la posibilidad de punir al negacionismo, ventajas e inconvenientes”. Y sumó: “Remarca la producción de daño en los hechos de negacionismo, principalmente como ofensa a las víctimas. Y aquí es donde se ve el compromiso de Valeria: ella conoce a las víctimas, sabe de lo que habla y se pone en el lugar de las víctimas y nos puede convencer de que en esas acciones se produce un daño concreto”.
Hacia el final, Valeria Thus brindó una serie de agradecimientos y expresó: “Mis primeras aproximaciones a estos temas eran críticas respecto de la punición, pero con el correr de los años y con mi experiencia militante a partir de la cual tuve el enorme privilegio de participar en los juicios de lesa en distintos lados del mostrador como abogada querellante representando a las abuelas de La Plata, pero también llevando a cientos de pibes y pibas de la Facultad de Derecho a que vean la experiencia de los juicios de lesa humanidad de nuestro país. Tengo en mi memoria muy marcadamente cómo los sobrevivientes y los familiares del terrorismo de estado no pueden dormir la noche anterior, cómo se fuerzan por no olvidar el nombre de todos y cada uno de los compañeros y entonces eso a mí me hizo reflexionar muchos sobre el rol del derecho”. Y detalló: “Hago una construcción que empieza por la idea de la solidaridad y en la profunda necesidad de pensar una relación de asimetría: tiene que ver con reconocer la asimetría y salir de la ficción liberal de las igualdades formales y hundirnos en las asimetrías históricas, en el dolor de las víctimas de los crímenes de estado”.