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Año XVIII - Edición 326 19 de septiembre de 2019

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Presentación del libro La descolonización de la criminología en América

  • Notas

Organizada por el Departamento de Derecho Penal y Criminología, el 20 de agosto se realizó la presentación del libro La descolonización de la criminología en América, deAlejandro Alagia y Rodrigo Codino. Raúl Zaffaroni y Andrés Calamaro comentaron la obra. Gabriela Gusis coordinó la actividad.

Andrés Calamaro afirmó que “el libro tiene un discurso, una dirección, una revelación, tiene estadísticas y es un libro de literatura también”. Y agregó que su lectura “fue muy interesante porque descubrí un mandato generacional que tiene una equivalencia con este derecho criminal anti colonialista bien explicado. Rodrigo me ayudó a explicarlo a través de la lírica que se puede leer perfectamente en el libro a través de la palabras y las personas de Patrick Lumumba o Frantz Fanon”.

Por su parte, Rodrigo Codino destacó queel saber académico necesita de otras voces: “La criminología no es cuestión de expertos ni de científicos. El control social punitivo se manifiesta de muchas maneras y nos afecta a todos, a algunos más que a otros. Estamos equivocados si pensamos que la universidad es un laboratorio del cual saldrán los mejores pensamientos, muy por el contrario, a veces de estos claustros nacieron las ideas que nos llevaron a las matanzas y a persecuciones”. Y sumó que “una de ellas señaló por ejemplo que el objeto de la criminología eran las clases peligrosas. O traducido: parte de nuestro pueblo que el poder definía como riesgoso”.

Asimismo, explicó el abordaje de la cuestión de la colonización en el libro. “Lo que ocurría en el mundo colonizado no era ajeno a nosotros, teníamos mucho más que ver con lo que pasaba en África luchando por la independencia o con la represión de la minoría racial norteamericana que con las grandes elaboraciones teóricas provenientes del viejo continente”. Y añadió que “en algunas partes de Europa, la criminología crítica nos hablaba de criminalidad y de desviación pero nunca se hizo cargo que lo que desviaba era la mirada, se hacían invisibles pueblos oprimidos que eran brutalmente castigados a través del control punitivo imperial y omitían que eran sus propios estados los que ejercían la violencia colonial”.

Finalmente, retomó las ideas del profesor Raúl E. Zaffaroni en el marco de la criminología crítica: “Se ocupa del poder punitivo como nunca antes. Pero advierte que no estamos aislados en el mundo que es necesario debatir con la academia que se produce en los centros de poder mundial pero de igual a igual. Nos indicó que la peligrosidad no debemos encontrarla en los individuos como sugieren algunos sino que existe una peligrosa realidad en el ejercicio irracional del poder punitivo y por ello deviene urgente desde la Academia ponerle límites a través de una ciencia penal que tenga en cuenta a las mayorías populares”.

A continuación, Alejandro Alagia sostuvo quelacriminología crítica “es una historia de hombres y mujeres muy polifacéticas; hombres y mujeres orquesta que fueron políticos, legisladores, jueces, gobernaron cada uno en su país. Y demostraron que para ser académico, dedicarse a pensar los problemas punitivos del derecho penal y la criminología de la región no hace falta estar encerrado en una biblioteca. Estos hombres y mujeres se arremangaron, caminaron América Latina y produjeron una escuela muy original que creemos que es un ejemplo en la cultura de la criminología y del derecho penal de América y del mundo”.

En esa misma línea argumental, remarcó algunos ejes relevantes. “El pensamiento y el cambio más importante que sufre nuestra disciplina no es producto de la academia sino que es producto de la política. Son los profesores, los académicos que exiliados y perseguidos producen en Maracaibo e introducen una semilla que es muy transformadora, y que además es muy profunda: la violencia institucional”, señaló e indicó que “piensa la violencia institucional de una manera que solo la pensó el psicoanálisis o la teoría crítica pero no vinculada al derecho que es ver a la ley también como una manifestación de irracionalidad. Esa semilla que plantan en el futuro va a ser la problemática del genocidio”.

En último término, analizó que la última etapa de esta escuela plantea un desafío enorme. “En América en general, no solamente en América Latina, es el continente donde más se mata, es un continente prácticamente de homicidas. Teniendo una población del catorce por ciento tenemos casi la mitad de los homicidios que se cometen en todo el mundo. Es como si tiraran una bomba de Hiroshima por año en toda América. En general esas víctimas tienen un aspecto y un color, creemos que eso es algo que también desarrollamos en el libro”, concluyó.

En tanto, Raúl E. Zaffaroni expresó que es necesario renovar la criminología y el derecho penal de la región y se refirió a los aportes de la criminología crítica: “Están criticando a un poder punitivo que respondía al control social de un momento del capitalismo productivo. (…) El aparato financiero del mundo se ha comido al productil. Y hoy no hay dialéctica, hoy hay una polarización incluido-excluido pero con el agravante de que el incluido no necesita al excluido y el excluido pasa a ser un descartable”. Y aclaró que “la función que tenemos como juristas es la de contener el ejercicio del poder punitivo para que no se convierta en un ejercicio del poder genocida”. Sin embargo, reconoció que el poder punitivo es un hecho político pero también un hecho social. En ese sentido, manifestó que “la forma en que se convierte en genocidio no es solamente cuando las agencias del propio Estado practican esa letalidad” y aseguró que “si las agencias del propio Estado practican esa letalidad es porque multiplican el sistema punitivo, cada agencia se convierte en un sistema punitivo propio. Al mismo tiempo esas agencias limitan su función manifiesta de prevención del delito y eso hace que surjan otros grupos, bandas, asociaciones ilícitas, que también por su cuenta montan sistemas punitivos”. En consecuencia, subrayó que “en la medida en que se producen caos en nuestros países con una pluralización de sistemas punitivos, entonces, se debilita el Estado, se debilita la función del Estado, y un Estado débil es presa más fácil del colonialismo o del sometimiento”.