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Año XXIII - Edición 408 11 de julio de 2024

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Presentación del libro Acto administrativo automático

  • Notas

En el Salón Rojo, el pasado 14 de junio, se realizó la presentación del libro Acto adminstrativo automático, de Federico José Lacava. Expusieron: Osvaldo A. Gozaíni, Patricio Marcelo E. Sammartino y Federico José Lacava. Durante la actividad también se presentó el curso “El control constitucional y la interpretación con inteligencia artificial”.

Primeramente, Osvaldo A. Gozaíni hizo un paréntesis en la presentación de la obra e introdujo el curso “El control constitucional y la interpretación con inteligencia artificial”, destacando lo que se habló en la última clase del mismo, donde explicaba que “el mundo está cambiando, y en el derecho también vienen grandes innovaciones, ustedes los jóvenes que están ahora estudiando, tienen que pensar que el cientificismo va a superar al enciclopedismo, y la ciencia puede llegar a sustituir inclusive a la función natural del juez y del abogado, porque la inteligencia artificial está llamada a cumplir un rol muy importante, que no es sólo crear la big data, el conocimiento almacenado para que sirva a través de la creación de algoritmos, de pensar que se puede hace un ser humano desde la máquina”.

Luego, ya centrándose en la presente obra, Patricio Marcelo E. Sammartino señaló que la obra aporta “muchas certezas y también perplejidades”, destacando que una cuestión que le pareció interesante al tener acceso al “original” de la obra es “frente al desarrollo de las nuevas tecnologías, de la inteligencia artificial, (…) son las tareas urgentes que se nos plantea sobre todo para el derecho público” específicamente “cómo impacta la inteligencia artificial en lo que va a ser, o lo que es, el núcleo del derecho administrativo” dicho núcleo, explica, se integra con “prerrogativas de la administración y con las garantías de todos los particulares”, aseverando que “la primera cuestión que se plantea frente al trabajo de Federico, y al desarrollo de la inteligencia artificial en el derecho administrativo, es cómo impacta sobre el núcleo del derecho administrativo, que es precisamente la armonización, el equilibrio, la relación entre la prerrogativa pública, que varía de acuerdo al Estado, y las garantías de los particulares”. Tras esto mencionó una segunda cuestión a tratar respecto al impacto antes mencionado, y teniendo en cuenta el desarrollo de las regulaciones a la inteligencia artificial en Europa, es como primer problema “proponer respuestas frente a ese impacto, porque ese impacto va a generar por un lado la alternativa de que esa prerrogativa se energice, con lo cual daría como resultado la hipertrofia de la potestad, con el riesgo que esto significa, o a lo mejor ese impacto puede generar un mayor desarrollo de las garantías”, y como segundo problema se refirió a “¿cuáles son las respuestas frente a los problemas que genera el impacto sobre las regulaciones?” y dichas regulaciones, aclaró, tienen que tener en cuenta “un principio central, servir al derecho público, diríamos, servir a las justas exigencias del bien común en una sociedad democrática”, sobre esto último explicó que “cuando hablamos de servir al bien común en una sociedad democrática, lo que estamos pensando es un derecho público, un derecho administrativo en este caso, que opere de manera comprometida con ciertos valores básicos, un compromiso con el principio de dignidad de la persona humana, un compromiso con los derechos fundamentales de esta persona que son inherentes, un compromiso con la democracia, tanto en su fase sustancial como formal, un compromiso con el estatuto del poder”.

A su turno, Federico José Lacava comenzó explicando que la obra trata “sobre los desafíos de la administración pública algorítmica”, la cual es “una temática que está de moda, que se usa, que la hemos vivido particularmente en el escenario pandémico que hemos transitado” pero que parece que “a pesar de estar aceptada y usadas por las administraciones públicas, no hay un debate a conciencia entre nosotros sobre su existencia, y el régimen jurídico parece demostrar, por lo menos hasta la fecha, una importante indeterminación normativa”. Posteriormente explicó la cuestión de si “es posible afrontar con viejas herramientas normativas y técnicas la función administrativa de hoy”, relatando que “nuestro derecho administrativo en general, cada vez que se cruza con la informática, genera un escenario ciertamente ambiguo, fascinante, estimulante, pero problemático a la vez” destacando que “tal vez como nunca antes haya ocurrido una intersección de estas dos áreas, particularmente por las potencialidades de esa intersección, pero con mayor asiduidad por los riesgos y desafíos que esa intersección genera”. Continuó describiendo dos sucesos tecnológicos que impactan en las administraciones públicas actuales, siendo el primero “la digitalización de la administración pública” específicamente “la digitalización de la función administrativa”, explicó que “la digitalización le ha permitido a la administración suplantar el papel por la informática” y que esto “le da un lugar a distintos fenómenos, algunos denominados por algunos simplificación, por otros desburocratización, otros modernización”, pero que “lo que ha cambiado con esta digitalización es básicamente el funcionamiento de la oficina administrativa, aparecieron portales y ventanillas virtuales en lugar de las mesas de entradas de las distintas áreas administrativas, los expedientes digitales suplantaron a los expedientes de papel”, y explica que este desafío se enfrentó “preponderantemente legislando”. Acto seguido se refirió al segundo suceso tecnológico, que él considera más importante, el cual se refirió a que “la tecnología le permitió a la administración automatizar el procedimiento administrativo, le trajo la posibilidad de instruir todo el procedimiento sin necesidad del funcionario humano”, todo esto “produjo un cambio de paradigma en las relaciones de la administración con el administrado”, ya que puso en tensión “el principio antropomórfico del proceso administrativo”, recalcando que “automatizar no significa que utilizamos la tecnología como un instrumento de apoyo al funcionario, sino que venimos directamente a sustituir a ese funcionario”, por lo que “la administración no le pide a la máquina que la ayude, le pide que resuelva por mí”.