Poesía y Derecho XVI: Homenaje a Miguel Ángel Bustos
El pasado 9 de junio, en el Salón Azul, tuvo lugar un nuevo encuentro del Ciclo Poesía y Derecho, en homenaje a Miguel Ángel Bustos. Participaron de la actividad: Guido Croxatto, Julián Axat y Emiliano Bustos. Coordinó Andrea Gastron. El Departamento de Ciencias Sociales organizó el evento.
Primeramente, Guido Croxatto realizó, a modo de introducción, un análisis acerca de la importancia de la poesía en el Derecho, su progresiva decadencia y su impacto en los/as abogados/as, resaltando: “Hoy casi todo el sistema jurídico es un Derecho administrativo y administrado, que se va alejando, de la literatura diría en general, y de la poesía diría más en concreto, yo creo que la poesía, en algún punto, hasta se contrapone con la literatura y no juega ni tiene el mismo papel en ninguna disciplina en cuanto tal, y tampoco en las aulas de abogacía, es decir, el cruce literatura y Derecho es casi un lugar común, como lo es el de economía y Derecho”. Acto seguido, citó a Paco Urondo en su descripción de la poesía como “la palabra justa”, y argumento en ese sentido que “es una paradoja que en el Derecho esa palabra ocupe cada vez menos espacio”, adicionando “lo curioso es que ese Derecho cada vez más alejado de la poesía y cada vez más alejado de los poetas y de la palabra poética es un Derecho cada vez más alejado de la palabra justa como diría Paco Urondo, y que va perdiendo mensaje, es decir, hoy tenemos un Derecho dividido cada vez más en campos que no hablan entre sí y el abogado pierde visión de conjunto”. Y finalizó esta línea argumental con la siguiente analogía: “¿A quién le sirve un ejército de abogados ignorantes que apenas saben leer y escribir?”.
A su turno, Julián Axat comenzó el homenaje a Miguel Ángel Bustos, en primer lugar, con una rememoración de su vida: “Miguel Ángel Bustos nació el 31 de agosto de 1932, en Buenos Aires, hijo de José Miguel Ángel Bustos y Aidé Von Joecker, primero de cuatro hermanos (…) pasa su infancia en esta ciudad de Buenos Aires, en 1957 publica cuatro murales, que ese es su primer libro, luego dos años después publica corazón de piel afuera (…) en el año 60’ y 63’ Miguel Ángel hace todo un viaje por el norte de nuestro país, también recorre Brasil, Bolivia, Perú, llega a Río de Janeiro y pasa largas temporadas en Brasil, donde también genera un vínculo influido por el concretismo brasilero, en el año 65’ publica otro de sus libros Fragmentos fantásticos (…) estudia en el año 66’- 67’, se vincula con la plástica y estudia con Juan Batlle Planas (…) allí, en el año 67’, conoce al escritor argentino Leopoldo Marechal, a quien considera uno de sus maestros, de hecho le pide a Marechal que prologue su libro Visión de los hijos del mal (…) en el año 70 obtiene una beca del Fondo Nacional de las Artes, por la cual se publica su último libro El Himalaya o la moral de los pájaros (…) en 1972 nace Emiliano Bustos, que está aquí con nosotros (…) en el año 76, siendo periodista y también militante, en ese entonces del PRT y escribiendo en el semanario Nuevo Hombre, desaparece el día 30 de mayo es secuestrado por una patota paramilitar que lo secuestra en su casa de Parque Chacabuco y Miguel Ángel desde el año 76 está desaparecido, en el año 2014 fue el equipo argentino de antropología forense (…) y halló los restos de Miguel Ángel en una fosa del cementerio de Avellaneda, su obra completa fue editada en el año 2008 gracias al trabajo de Emiliano”. Finalizó citando un pasaje del prólogo de Visión de los hijos del mal, en el que Leopoldo Marechal analiza la forma del pensamiento poético de Miguel Ángel Bustos.
Por último, Emiliano Bustos leyó, a modo de recordar a su padre, un poema escrito por Miguel Ángel, que corresponde al libro Fragmentos fantásticos de 1965, en el que se destaca su frase de apertura: “El tigre, aquel espejo del odio y el espanto – Von Joecker, siglo XVIII”. Seguidamente, y ya finalizando, describió una serie de poemas de Miguel Ángel en los cuales critica la masacre de Trelew, el asesinato en Chile de Víctor Jara y los crímenes de la Triple A.