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Año XIII - Edición 233 10 de julio de 2014

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Mis recuerdos de la Facultad de Derecho peronista

  • Notas

El 18 de junio se desarrolló en el Salón de Usos Múltiples del Instituto Gioja una nueva reunión del Seminario Permanente sobre la historia de la Facultad de Derecho. La disertación estuvo a cargo de Emilio Gibaja, quien se refirió a “Mis recuerdos de la Facultad de Derecho peronista”. Acompañaron al expositor el coordinador del seminario, Tulio Ortiz, y Jorge Garlan, egresado, invitado por el disertante, miembro de la Junta Provisoria de Gobierno de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (octubre de 1955).

Tras las palabras de bienvenida de Tulio Ortiz, Emilio Gibaja manifestó: “Debemos defender tanto a la Universidad como a las distintas Facultades, porque siento que es un poco la defensa de la democracia, de la libertad, del bienestar y, sobre todo, de la República”. Seguidamente, comentó que ingresó a la Facultad en el año 1949 y realizó un análisis de las cosas positivas y negativas que experimentó. En cuanto a lo positivo, destacó la amistad y la solidaridad, que ha continuado en el tiempo y no ha sido únicamente entre los estudiantes de Derecho, sino también con compañeros de otras casas de estudio. Asimismo, recordó que el autoritarismo seguía en el país y que en su momento se produjeron diversos hechos que marcaron lo que era realmente el gobierno de aquel entonces. Entre ellos, señaló la reforma de la Constitución del año 1949, que tenía como único interés la reelección de Perón, el desafuero de los diputados de la oposición entre los años 1948 y 1949, la creación de la Comisión Visca, entre otros. A su vez recordó que la Alianza Libertadora Nacionalista tenía derecho a actuar como quisiera, y la definió como el ejército de choque de Gobierno, el cual provocó escenas de gran violencia. “Nuestras peleas o discusiones en la Facultad no eran con los peronistas, sino que eran siempre con la Alianza”, remarcó.

Posteriormente, describió que los estudiantes eran muy unidos y que se solían juntar en el bar de la Facultad. “Nos sentábamos con alumnos que eran más grandes que nosotros y así nos llegaban noticias de la política internacional”, recordó. A su vez, reseñó que el año 1952 fue un mal año para el Gobierno debido a malas cosechas y problemas de energía. Relató que en ese mismo año Perón hace el reconocimiento de la Unión Soviética, por lo que el Partido Comunista (PC) apoya el segundo plan quinquenal de la Argentina. Así, Gibaja mencionó a un grupo de obreros eslavos que estaban presos en la cárcel de Devoto hacía más de tres años, a los cuales se le aplicó la Ley de Residencia 4.144, la cual estaba destinada a reprimir los problemas gremiales que habían surgido con la inmigración de los países del Este. Gibaja expresó que los eslavos eran buena gente, atentos, educados, pero respondían como robots al PC. “Fueron interesantísimas las discusiones por siete, ocho días seguidos entre los anarquistas y los comunistas. Peleaban a muerte, era la libertad contra la dictadura”, exteriorizó.

Luego, compartió que el 26 de julio, su abogado Ricardo Rojo les informó sobre la muerte de Eva Perón. “Un mes seguido, parados al borde de la cama a las 8.25, haciendo un minuto de silencio porque a esa hora, la señora María Eva Duarte de Perón pasaba a la inmortalidad. Nos tuvieron un mes sin recibir comida de afuera, teníamos que comer lo incomible”, detalló. Por otro lado, se refirió a la Campaña de los Rumores, una creación del peronismo que condenaba o castigaba a personas que hablaban en la calle con otras sobre temas políticos. Si bien no eran muchas las personas, el peronismo fomentaba que se supiera.

Prosiguió recordando que en el año 1953 se produce el atentado en Plaza de Mayo mientras hablaba Juan Domingo Perón. La respuesta fue inmediata y brutal. “Esa misma noche queman el Jockey Club (…) Tiraban los cuadros por la ventana y los quemaban, tiraron parte de la biblioteca. Después en la Casa del Pueblo (…) se hizo una fogata en la calle y tiraron hasta un piano. La policía y los bomberos no actuaron, y dejaron que quemaran también la Casa Radical y la casa del Partido Demócrata. Fue una noche de luto para la cultura”, evocó. Por último, caracterizó a la Reforma Universitaria como un movimiento contra una universidad retrógrada y elitista, que se produce en Córdoba. Finalmente, la reforma triunfa en Buenos Aires y en el resto del país y en pocos años se extiende a América Latina. Hacia el final, expresó que durante esa época la policía les cercaba todas las salidas, por lo que estaban encerrados y cada vez había menos posibilidades de realizar encuentros. “Los centros eran clausurados, entonces recurríamos a casas de familia para reunirnos”, concluyó.

“Debemos defender tanto a la Universidad como a las distintas Facultades, porque siento que es un poco la defensa de la democracia, de la libertad, del bienestar y, sobre todo, de la República”, manifestó Emilio Gibaja.