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Año XII - Edición 213 20 de junio de 2013

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Los errores de nuestra diplomacia en la lucha por Malvinas

  • Notas

El 28 de mayo se llevó a cabo una sesión extraordinaria del Seminario Permanente de Investigación “Remo F. Entelman: del objeto al sistema” del Instituto Gioja, dirigido por Héctor R. Sandler, en el marco del ciclo de charlas-debate sobre los conflictos más destacados de la Argentina. En esta oportunidad el tema tratado fue “Los errores de nuestra diplomacia en la lucha por Malvinas” y la disertación estuvo a cargo de Rodolfo Terragno.

En primer lugar, Rubén Calcaterra expuso los antecedentes del tema en el seminario y comentó que el ciclo gira en torno al modelo de análisis de gestión estratégica del conflicto que es de origen sistémico y se complementa, además, con herramientas de narrativa, comunicación, información, estrategia, argumentación y diversos métodos de resolución de conflictos. El seminario cuenta con tres antecedentes sobre el tema: el primero fue un trabajo que se llamó Con qué ideas negociamos Malvinas, publicado por el diario Clarín en 1995; el segundo, el artículo El triángulo de las Malvinas, publicado por el diario La Nación en 1966; y, por último, Hielos MERCOSUR y Malvinas, una ponencia que se presentó en la Academia del Mar en 1966.

A continuación, Rodolfo Terragno comenzó su disertación desde la misma ocupación de las Islas en 1833. Seis días después de llegar Pinedo con la noticia, Tomás Guido, a requerimiento de Balcarce, presentó un plan de acción que el expositor resumió en tener la cabeza fría, actuar con realismo y no dejarse arrastrar por los ímpetus del amor propio ofendido. Así, propuso hacer un reclamo diplomático que se negase el derecho de Inglaterra y se diera al Embajador en Londres instrucciones para que hiciera la protesta solemne. Entendiendo que esto no bastaba y para poder desarrollar una estrategia, analizó los motivos que el Reino Unido tenía para la ocupación: teniendo en su poder Ciudad del Cabo, en África, controlaría el comercio hacia India, China y la costa americana del Pacífico, bloqueando a sus posibles competidores. De esta manera, Guido propuso buscar puntos de apoyo en los competidores del Reino Unido, transformando el caso Malvinas en una cuestión europea. Se estudió también la posibilidad de establecer una Embajada en Estados Unidos y se buscó promover la solidaridad de Iberoamérica. Dentro del país, se procuró lograr un apoyo popular sin mostrar debilidad ni imprudencia. El objetivo principal era lograr una mediación. Sin embargo, durante el gobierno de Rosas se interrumpió esta gestión. Rosas quiso ir mucho más lejos y propuso a la Corona que ésta pagara a los bonistas lo que la Argentina debía y en pago de eso le entregaba las Islas Malvinas, reconocía la soberanía de Inglaterra. Gran Bretaña no aceptó este trato por considerar que Argentina no podía pagarle a la Corona con algo que ya era de ella.

A lo largo de los años hubo permanentes quejas diplomáticas donde se reiteraban las posiciones incompatibles de unos y otros. Luego de la Segunda Guerra Mundial, con el proceso de descolonización del cual fue víctima Gran Bretaña, se establece desde la ONU el principio de autodeterminación de los pueblos. Gran Bretaña toma para sí este argumento y sostiene que los isleños tienen un derecho de autodeterminación. Sin embargo, esto era insostenible, los habitantes de Malvinas no eran un pueblo originario ni descendientes de un pueblo originario, “eran un pueblo colonial más que colonizado que no se levantaba contra la metrópolis”, opinó el expositor. La ONU, por su parte, había establecido que este era un conflicto bipartito entre Reino Unido y Argentina y que, si bien se tenían que tener en cuenta los intereses de los isleños, la voluntad de los mismos no era la que iba a resolver el conflicto.

Por otro lado, en situaciones de conflicto, cuando no hay una definición clara acerca de la autodeterminación, lo que cuenta es el principio de integridad territorial, que naturalmente favorecía a la Argentina.

A lo largo de los años hubo varias posibilidades de acercamiento y acuerdos no confirmados entre ambos países. Entre ellos, en 1971/72 se pretendió una transferencia gradual y con muchas garantías para los habitantes de la Isla. Pero con el gobierno de 1973 se denunció a Gran Bretaña por tácticas dilatorias.

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad Gran Bretaña sostuvo que éste no es un conflicto bilateral, sino un conflicto entre Argentina, Gran Bretaña y los Isleños con derecho a la autodeterminación. Argentina, en cambio, considera que no es un pueblo, sino un grupo británico implantado. Cuando se produce la guerra, se sanciona una ley en Reino Unido que establece que los habitantes de Malvinas son británicos, lo cual Terragno considera como una confesión de parte. En 2005, el expositor presentó un proyecto en el Senado para que se le recomendara a la Cancillería que llevara a las Naciones Unidas, como prueba de la posición argentina, esa ley británica. El proyecto fue aprobado por unanimidad pero nunca se aplicó. Actualmente, Argentina declara ilegítimo el Referéndum sobre la soberanía de las Islas Malvinas y no lo reconoce, en lugar de presentarlo como prueba de sus argumentos de invasión. En el mismo, los isleños afirman que son británicos y su intención de seguir siéndolo. De este modo, Terragno concluyó que Argentina es ineficiente en las formas de resolución aplicadas a este conflicto.

A lo largo de los años hubo permanentes quejas diplomáticas donde se reiteraban las posiciones incompatibles de unos y otros, explicó Rodolfo Terragno.