Ley de adopción: tensiones y desafíos. Reformas
El día 23 de agosto en el Aula 217 el Departamento de Becas de nuestra Facultad organizó un encuentro en el que se discutió sobre la actual ley de adopción, sus tensiones y desafíos, incluyendo el modo en que las sucesivas reformas fueron repercutiendo sobre la redacción original.
La Dra. Marisa Herrera, única expositora del evento, subrayó que son pocos los casos de adopción en los que una madre se desvincula a tal punto del menor que la familia adoptante desconoce la identidad de sus progenitores biológicos.
Usualmente, los casos de adopción suelen ser de mayor complejidad, debiendo determinar un punto en el que se deja de trabajar con la familia de origen que, por variadas circunstancias, desea desprenderse de un hijo, y la familia adoptante que desea agregar un nuevo miembro a su familia.
Reconoció como una decisión muy difícil la de concretar la adopción y, por consiguiente, no seguir trabajando con la familia de origen muchas veces asediada por la extrema pobreza, las adicciones o los conflictos familiares. Aún de concretarse la adopción, la profesora Herrera destacó la necesidad de garantizar la observancia de los derechos humanos, especialmente para este caso, el derecho a la identidad.
Por otro lado, advirtió a los presentes sobre la dolorosa realidad existente en muchas de las provincias del norte de nuestro país. Allí, se paga un precio y se inscribe a un menor nacido en estas provincias como si fuese propio, sin quedar registro alguno de lo que realmente ha ocurrido. “A este chico le borró la identidad porque el día de mañana quiere saber sus orígenes y él no sabe porque no tiene dónde buscar” y agregó “no hay violación más flagrante al derecho de identidad que inscribir como propio un hijo ajeno”. No sólo estamos ante la comisión de un delito sino ante un cercenamiento del derecho de todo niño a conocer su identidad. Continuando con esta línea argumentativa, concluyó que “sustituir la identidad es más fácil de lo que uno cree”.
“La adopción no es una política pública para pasar chicos de familias pobres a ricas, la adopción es una figura de ultima ratio para aquellos chicos que no pueden vivir con su familia, porque también hay que admitir que la maternidad se construye y que hay mujeres que su maternidad no la construyen”, afirmó Herrera.
Dentro de los distintos derechos reconocidos al menor adoptado mencionó: el derecho a estar inscripto, a tener filiación, a la preservación de los vínculos de origen, a la convivencia familiar, a conocer o saber sus orígenes, a la verdad, al nombre, entre otros.
Asimismo, fue enfática al momento de evaluar el rol de los hombres, muchas veces eclipsado por la mujer, la cara visible en todo proceso de adopción. “Muchos de estos chicos nacen solamente con filiación materna, nadie le pregunta nada por el padre y cuando el padre después se entera de que tuvo un hijo ya es tarde porque el chico ya está con otra familia”.
Según la oradora durante el proceso la atención debe estar puesta en el niño y no en la familia de origen o la nueva familia. Enseñó que las posturas biologicistas a ultranza creyendo a la adopción contraria al orden natural terminan muchas veces por perjudicar al propio menor y que a veces esta insistencia en mantener al niño con su familia de origen debe ceder ante la posibilidad de iniciar un proceso de adopción que beneficie a todos. “Aún hoy, muchos operadores del derecho abrazan ese biologismo escudándose en el derecho a la identidad, pretendiendo encontrar su referente en la Convención sobre los Derecho del Niño”.
Actualmente, todo proceso de adopción debe ser judicializado, ya que en el pasado la simple intervención de un escribano público dio lugar a un sinfín de abusos. La entrega directa de un menor trajo aparejado innumerables conflictos que hoy intentan ser evitados a través de la intervención de un magistrado en todo proceso adoptivo. Sin embargo, “lo que la ley ha querido, nuestra ley actual, no se ha logrado”, aclaró la disertante. Ello ocurre debido a que se continúan concretando adopciones de hecho, es decir, en forma paralela al trámite que exige la norma hoy vigente. A pesar de ello, no todos los casos de adopciones de hecho son indefectiblemente producto del tráfico de menores.
Continuó desarrollando su exposición son sustento de antecedentes jurisprudenciales y, tras relatarlos brevemente, realizó un análisis sobre los mismos.
“La adopción no es una política pública para pasar chicos de familias pobres a ricas, la adopción es una figura de ultima ratio para aquellos chicos que no pueden vivir con su familia”, concluyó la profesora Marisa Herrera.