Las instituciones y el equilibrio del sistema político
El 9 de noviembre el Departamento de Derecho Público I organizó en el Salón Azul de nuestra Facultad la conferencia “Las instituciones y el equilibrio del sistema político”, donde disertaron los Dres. Alberto R. Dalla Vía y Beatriz Rajland. Por su parte, los Dres. Mario Resnik y Adelina Loianno, director y subdirectora respectivamente del Departamento organizador, tuvieron a su cargo la coordinación del evento.
En primer lugar, el Dr. Alberto R. Dalla Vía expresó que el artículo 38 de la Constitución reconoce a los partidos políticos como instituciones fundamentales del sistema democrático estableciendo ciertos principios, algunos debatidos, como si puede tener el monopolio de las candidaturas para los cargos públicos electivos, por eso en la reforma de 1994 los legisladores sostuvieron que los partidos tienen competencia para postular cargos públicos y no que tienen el monopolio de las candidaturas.
Asimismo, declaró que a pesar de lo que dice la Constitución Nacional hay que hacer algo para que los partidos hagan elecciones internas, “por eso sería interesante que en el proyecto de ley quede claro que éstas elecciones internas, abiertas, obligatorias y simultáneas sean parte del cronograma electoral, que estén dentro del proceso electoral, y así evitar adelantamientos de fecha, por ejemplo”.
Por lo tanto, subrayó que la realidad en América latina es distinta a la europea, donde la tendencia ha sido la especialización de los órganos electorales, cualquiera sea la forma, “mientras que en Uruguay la Corte Electoral tiene rango constitucional, Brasil tiene judicializado desde el registro y el otorgamiento del documento electoral hasta el sistema de voto electrónico, lo mismo ocurre en Paraguay, y basta recorrer América latina en ese sentido”, no parece lo más conveniente al fortalecimiento institucional cuando en el debate publico las tendencias han sido a fortalecer el órgano electoral y el que aparece fortalecido, en el proyecto de reforma, sea el Poder Ejecutivo.
En tal sentido, opinó que no es conveniente que el presupuesto, en época de elecciones, esté en manos de un ministerio político que participa en las elecciones, como también hay retrocesos institucionales en materia de control de financiamiento, y si bien es legítimo que las fuerzas políticas mayoritarias acuerden, porque en eso consiste el sistema democrático, y hagan valer sus mayorías, pero cuando “se tratan éstas cuestiones, sería mejor que no pesen las conveniencias de determinado grupo sin mirar el horizonte del sistema”.
Consecuentemente, aclaró que es un tema relativamente preocupante porque hemos tenido procesos electorales conflictivos en los últimos tiempos, y si bien se han morigerado una cantidad de defectos, “la combinación de la boleta papel con la acumulación de cargos, con ninguna norma en el proyecto que prohíba que un candidato a presidente lleve colgadas varias listas de diputados, atraerá elecciones internas muy complicadas”.
En relación al debate sobre la publicidad y los medios de comunicación, resaltó que no es un tema menor y llevará a reflexiones futuras sobre el tipo de competencia política que se quiere tener en un determinado país, en éste caso “el proyecto que se está discutiendo en el Congreso, espero que los legisladores se tomen el tiempo para discutirlo adecuadamente, se vincula a que los sistemas de financiamiento público esos sistemas, en los modelos de derecho comparado, están sujetos a monitoreos muy fuertes”.
Finalmente, destacó que los temas electorales y políticos son demasiado importantes y serios, para todos nosotros, como para dejarlo solamente en manos de la política.
A su turno, la Dra. Beatriz Rajland dijo que cree en la necesidad de reformas políticas y constitucionales, pero en lo que no confía es en las ingenierías electorales, ya que debido a los sucesos de los últimos años en nuestro país, “cuando se habla de reformas políticas en realidad se alude a un producto más de la ingeniería electoral que de la reflexión de tomar en cuenta las verdaderas realidades que tenemos, en relación a las reformas políticas”.
Del mismo modo, agregó que desde el relato político moderno se separa la esfera pública de la privada, mientras que en la primera no hay hombres sino ciudadanos, en la segunda, en la que no hay ciudadanos y si hombres, se ven claramente las desigualdades sociales.
En consecuencia, señaló que ésta clasificación de esferas proviene del propio diseño del contrato social, caracterizado por la naturalización de derechos, “entre los cuales el más relevante es la naturalización del derecho de propiedad, ubicado por todos los contratistas, en el estado de naturaleza y no en el estado de sociedad”.
No obstante, analizó que el parlamento, a partir del Estado intervensionista, se va desarticulando en el sentido de que es el que sanciona y legaliza las políticas instrumentadas por el gobierno, mientras que el Poder Judicial se vuelve crecientemente ineficaz y su presunta independencia se da en las cuestiones más básicas y estructurales, asimismo esto “no se puede despegar de el profunda crisis de representación política que nos gobierna últimamente y que nos lleva a pensar si el equilibrio de poderes es una utopía o una manipulación”.
Acto seguido, se refirió a que, en ésta época globalizada, hay toda una tendencia de dependencia por parte del Parlamento en relación al poder ejecutivo, así lo marcan las preocupaciones fundamentales que aparecen en muchos políticos, antes, durante y después de los actos electorales, acerca de la composición de los parlamentos, y en cuanto al tema de la gobernabilidad, ésta “la tienen que conseguir los propios gobiernos, y no a costa de saber si van a tener o no las mayorías en los parlamentos, porque la gobernabilidades no se conquista con los votos sino con las acciones y programas que se cumplen o no”.
Para concluir, indicó que es partidaria de la representación amplia y proporcional, ya que si se atiene la normativa a las denominadas ingenierías electorales, “creo que será más de lo mismo, mientras el sistema de poder se mantenga incólume y nos ocupemos más de un proyecto de ley de reforma política que de la redistribución de la riqueza y de la eliminación de las desigualdades que hay en nuestro país”.