La potencialidad de la perspectiva etnográfica aplicada en la investigación jurídica (III). El sistema penitenciario
El 17 de octubre, en el marco de las charlas de “La potencialidad de la perspectiva etnográfica aplicada en la investigación jurídica”, tuvo lugar el encuentro “El sistema penitenciario” en el SUM del Instituto Gioja.
La actividad contó con la disertación de Natalia Ojeda (licenciada en Ciencias Antropológicas por la Facultad de Filosofía y Letras y doctora en Antropología Social por el Instituto de Altos Estudios Sociales. Actualmente, es investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y directora del Centro Universitario San Martín, CUSAM). Coordinaron Virginia Vecchioli (Universidad Federal Santa Maria-UFSM), Julieta Mira (UBA) y Martín Aldao (UBA, CONICET).
Organizaron en conjunto el Proyecto DECyT “La igualdad interpelada: acción colectiva y reacción judicial a través de la jurisprudencia reciente del fuero CAyT de la CABA” y el Proyecto UFSM “Vítimas, parentes e justica como categorias militantes, estatais e expertas. Um estudo comparado das movilizaçoes de familiares de vítimas em democracia Argentina e Brasil”.
Natalia Ojeda inició su ponencia relatando algunos de sus trabajos de campo como antropóloga. En primer lugar, detalló su paso dentro de la unidad penitenciaria de mujeres número 13 de Santa Rosa, La Pampa. “La idea era analizar cómo se vinculan las cárceles como la de La Pampa, que tienen un fuerte desarrollo del trabajo donde casi el 80% de las detenidas trabajan, con la inserción social”, relató y explicó que el trabajo etnográfico es la capacidad del antropólogo o etnógrafo de poder generar empatía y crear una comunicación con el otro en ese campo de trabajo. La oradora reconoció que en la cárcel existen privaciones de derechos como torturas o tratos inhumanos, pero que su trabajo no apunta hacia estos conceptos, sino que busca complejizar el estudio del servicio penitenciario saliendo del análisis normativo y valorativo. Su idea fue romper con el estudio clásico y crítico de las cárceles y descubrió que “en la cárcel de mujeres, si bien el tiempo de detención es un momento difícil para las reclusas, también experimentan situaciones positivas que nunca habían vivido”, señaló y agregó: “Además, pude ver que en ese penal la aplicación del castigo no tenía tanto que ver con los tratos inhumanos, degradantes o con la tortura, sino que era un castigo indirecto que tenía que ver con retrasos. Por ejemplo, no te privaban de la medicación, pero te hacían esperar”.