La libre y la laica en la FDCS: 1958
Organizado por el Seminario Permanente sobre la historia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el pasado 24 de agosto se realizó el tercer encuentro de la jornada “La libre y la laica en la FDCS: 1958”, en el SUM del Instituto Gioja. En esta oportunidad, disertaron Carlos Alberto Villalba y Jorge Sáenz.
Tras unas palabras de bienvenida por parte de Tulio Ortiz, Luciana Scotti presentó a los oradores. En primer lugar, Carlos Alberto Villalba manifestó que “pese al tiempo transcurrido desde los hechos sobre los que hacemos memoria, subsiste la violencia de la época en el recuerdo emocional”. Asimismo, indicó que “sobre la opción libre o laica se planteó una confrontación ideológica y política en el que se vio envuelta gran parte de la comunidad. Pese a que no existe una circunstancia presente que vuelva a plantear el dilema, he oído y oirán de mí una posición confrontativa que predomina sobre la reflexión sobre un sistema de estructura política cultural”. Luego, resaltó que fue un decidido partidario del sistema de libertad de enseñanza que coexistiera con las escuelas laicas, “no creía en la disyuntiva. Para mí el sistema era de universidades libres y laicas”. Jorge Sáenz, por su parte, afirmó que “deben dejarse de lado las simplificaciones pues en el tema en debate lo que estaba en juego era quién debía dar las autorización a los títulos emanados de las universidades, no estando en juego la libertad de enseñanza, como se la quiso presentar”. También se preguntó por qué había tenido una repercusión gigantesca que dividió a sectores significativos en dos bandos irreconciliables. La explicación estaría, según el expositor, en una vieja cuestión que se venía arrastrando, por lo menos desde finales del siglo XIX, cuando se enfrentaron católicos y liberales a raíz, principalmente, de la ley 1420. Cuando se instauró la Revolución Libertadora en 1955, el presidente Lonardi dicto el decreto-ley 6403/55, que en líneas generales era aceptable, pero incluía el art. 28, introducido a espaldas de los sectores reformistas. Recordó Sáenz que en octubre de ese año el gobierno había salomónicamente entregado la UBA a los reformistas (nombrado al José Luis Romero) y el Ministerio de Educación a los católicos (designando a Atilio Dell’ Oro Maini). Así comenzaron los primeros debates y movilizaciones, creciendo la cuestión hasta llegar a la Constituyente de 1957 donde hubo dos dictámenes diferentes sobre el tema, “aunque el asunto quedó en la nada pues la Asamblea concluyó por falta de quorum, sin lograr su objetivo”, salvo en algunos artículos. Luego, se refirió al gobierno Arturo Frondizi, quien se hizo eco de un reclamo del Episcopado que pedía la reglamentación y vigencia del art. 28 a lo cual Frondizi accedió, produciendo una gran sorpresa (dada su antigua militancia en el laicismo), e intensos debates internos, dentro de los cuales militaba el expositor. A partir de ahí comenzó la agitación, que debe ser contextualizada para su correcto entendimiento.