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Año XVI - Edición 281 06 de abril de 2017

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La encrucijada de la sociedad internacional ante el fenómeno de los combatientes terroristas extranjeros

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En el marco del Programa de Actualización sobre Prevención Global de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo, el 22 de marzo tuvo lugar en el Salón Verde la jornada “La encrucijada de la sociedad internacional ante el fenómeno de los combatientes terroristas extranjeros”, a cargo Jean-Paul Laborde. Cabe resaltar que el orador es director ejecutivo del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; abogado por la Universidad de Burdeos y tiene una maestría en Derecho Privado por la Universidad de Toulouse y otra en Asuntos Políticos por el Centro de Estudios Avanzados sobre África y Asia de París. La coordinación de la actividad estuvo en manos de Juan Félix Marteau, director del Programa de Actualización sobe Prevención Global de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo, quien explicó que esta actividad es muy importante para el curso de posgrado que él dirige y que tiene este año la sexta edición. “Creo que es uno de los posgrados que ofrece un estándar muy alto para la discusión abierta, como debe ser en la Universidad de Buenos Aires, acerca de estos temas de alta implicancia técnico-política”, sostuvo. Por otro lado, señaló que Laborde entiende que “el debate académico permite crear la conciencia necesaria, permite crear el ambiente de opinión necesaria para que los decisorios políticos también puedan comprender con mayor facilidad la importancia de esta problemática”. Más adelante, indicó: “La legitimación de la intervención punitiva del estado en este campo, como una represalia a quienes necesariamente están dentro del cuadro de las personas responsables y de la ciudadanía y no frente a ninguna naturaleza humana desquiciada, es una toma de posición técnica y política respecto a qué es lo que debe hacer el país en esta materia, a efectos de subsanar lo que es, desde mi punto de vista, una de las fisuras institucionales más graves que tiene en país en torno a la impunidad de los atentados que sucedieron en los años 90”.

Acto seguido, Jean-Paul Laborde expresó que es muy importante que los funcionarios y, en específico, los internacionales, que tratan un asunto tan grave como el terrorismo, puedan “interactuar con la sociedad civil porque nunca podrá ser más eficaz una respuesta al terrorismo que cuando se articula a través de la sociedad integrando las medidas de seguridad con las educativas y sociales”. Desarrolló, luego, que “han existido dos principios que me han mantenido a lo largo de mi vida profesional. El primero de ellos es el respeto en todo momento a las víctimas del terrorismo y de otros crímenes. El segundo es la lucha contra cualquier clase de impunidad. No importa dónde haya desempeñado mis labores dentro de los organismos internacionales o dentro del poder judicial de mi país (…), siempre he mantenido estos dos principios como fundamento de mi trabajo. Todo ello articulado en el imperio de la ley como principio máximo y guía de actuación”. Por otra parte, opinó que “estamos acostumbrados a vivir con el terrorismo cuando éste no nos afecta. Para evitar eso, hay que tener siempre la memoria y la dignidad de las víctimas junto a nuestro corazón, dedicando nuestra labor a ellas” y agregó: “Nuestros esfuerzos deben concentrarse en restituir su honor, memoria, dignidad y justicia”. Con relación al título de la conferencia, explicó que el fenómeno de los combatientes terroristas extranjeros no resulta nada novedoso en el panorama de los conflictos armados, tiene como mínimo dos siglos de historia y hace referencia a las personas que abandonan su país de origen, o de residencia habitual, para intervenir en actividades violentas como parte de la insurgencia o de un grupo armado no estatal en un conflicto. Desde los años 80, indicó el orador, varias zonas de conflicto del mundo han traído a decenas de miles de combatientes terroristas extranjeros. “Los conflictos en Irak, Bosnia e Irán atrajeron varios miles de combatientes terroristas y extranjeros, mientras que otras zonas bien conocidas por su presencia, como Chechenia y Somalia, solo fueron capaces de congregar entre 300 y 400 terroristas extranjeros, respectivamente”, especificó. Expuestos con facilidad a la propaganda yihadista a través de internet y las redes sociales, en no pocos casos encuentran una solución, no la única posible sino la más extrema, a su conflicto de identidad. Añadió, luego, que “el órgano de propaganda del Estado Islámico, Dabiq, lo presenta de modo elocuente”. El Califato proporciona a cada musulmán una entidad concreta y tangible para satisfacer su deseo natural de pertenecer a algo mayor. Luego, se refirió a la resolución 2178 del 2014 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) que establece que las personas que viajan a un estado distinto de su estado de residencia o nacionalidad con el propósito de cometer, planificar o preparar actor terroristas o participar en ellos o proporcionar o recibir adiestramiento con fines de terrorismo.