La cárcel, miradas desde adentro y desde afuera
Dentro del marco del Seminario Permanente del Centro de Estudios de Ejecución Penal, el pasado 24 de noviembre se llevó adelante en el Aula 358 de Posgrado esta conferencia a cargo de Adrián Krmpotic y Luis Alberto Angel, quienes disertaron sobre “La cárcel, miradas desde adentro y desde afuera”.
En primer lugar, Luis Alberto Angel manifestó que su tesis de grado, “La política acá la hacemos nosotros”, “muestra las tensiones que se ponen en juego en la configuración del orden dentro de la cárcel. Por ejemplo, encontramos que altos jefes de la unidad penal dicen su discurso: ‘la política acá la hago yo, la cárcel es mía, yo manejo mi personal (…)’, pero, al mismo tiempo, hemos encontrado la misma fórmula para expresar cierto domino en un determinado espacio, por ejemplo el sector cancha, los pabellones, la visita, en donde los limpieza dicen ‘la política acá la hacemos nosotros y el que la quiere cambiar tiene que pelear’, es aquí donde emerge una figura que cobra suma relevancia en la gobernabilidad diaria penitenciaria: el limpieza”. En esta línea, explicó que “si bien este nombre como condición de categoría nativa puede obedecer a esa persona que se encarga del aseo de la estructura edilicia, en realidad refiere a quien lleva el orden del pabellón y de otros espacios”, es decir, “es el nexo entre los detenidos, entre los agentes penitenciarios e, incluso, ante las altas autoridades del penal”.
Por su parte, Adrián Krmpotic relató su experiencia personal. Permaneció privado de la libertad durante 10 años, entre el año 1997 y 2007. “Todo ese periplo fue la consecuencia de mis actividades políticas que resultaron, por esas cosas de la vida, tipificadas por el Código Penal. De modo tal que la mirada que yo puedo tener al respecto está atravesada también por ese punto de inicio”, explicó. Por otra parte, desarrolló que “hay un momento en que la persona privada de la libertad tiene un profundo sentimiento de autocompasión en donde, de algún modo, ese sentimiento es el vehículo adecuado para naturalizar los maltratos, los tormentos, la privación de la relación con su familia, la construcción de vínculos sociales y se va haciendo esa identidad de preso”. Agregó que “tengo el orgullo de admitir que he pasado 10 años privado de mi libertad por desarrollar determinadas actividades en un contexto que en nuestro país estaba signado por la sacralización de la impunidad por los tres poderes del estado”.