Interseccionalidad en tiempos de transfobia. Conversatorio con Carmen Romero Bachiller
El pasado 23 de junio, el Seminario de Géneros del Instituto Gioja realizó el conversatorio “Interseccionalidad en tiempos de transfobia”, a cargo de Carmen Romero Bachiller (doctora en Sociología y profesora en la Universidad Complutense de Madrid).
Carmen Romero Bachiller comenzó la exposición señalando una problemática actual: “Hay una irrupción en el tema del feminismo y la ideología de género, a través de discursos de derecha a nivel mundial que tienen un gran impacto sobre este movimiento. Estamos viendo cuestionados los derechos de mujeres, de personas trans y de la comunidad LGBTIQ+, como por ejemplo, con la deslegalización del aborto en Estados Unidos”. Por otro lado, manifestó que “también existe un rechazo de mujeres cis feministas ante las mujeres trans que forman parte y se genera una especie de rivalidad”. Y agregó que “en esta situación se pone en juego el género, y en los debates que se forman en, por ejemplo, las redes, encontramos que el enemigo de este feminismo trans excluyente, son justamente, las personas trans. La justificación es que el género es una forma de opresión y hay que acabar con esto, pero la realidad es que el verdadero problema es el sistema patriarcal que lo legitima y acciona”.
En este sentido, reconoció que se generan subordinaciones dentro del mismo feminismo, un movimiento que no puede permitirse generar más formas de segregar al resto, sobre todo, si ese resto son las disidencias. “Entendemos que el feminismo no sólo busca la igualdad y mejor calidad de vida, oportunidades y condiciones entre el hombre y la mujer, sino también para las disidencias, y que un feminismo trans excluyente no puede ser tomado como uno válido, ya que no se adecúa a la esencia de éste”, expresó.
En cuanto al feminismo abolicionista, la oradora señaló que “las feministas abolicionistas no reconocen otro feminismo que no sea ése y nos dejan por fuera a todas las que pensamos distinto. El feminismo será inclusivo o no será, y la realidad es que las mujeres trans forman parte del movimiento. (...) La interseccionalidad es una herramienta, que lejos de lo que las abolicionistas piensan que genera segregación de las mujeres cis, hace crecer al movimiento”.
Luego, se refirió a la relación del Estado con el feminismo: “El problema es que entre colectivos vulnerabilizados, se genera una competencia y rivalidad entre éstos por la escasa participación del Estado y el reconocimiento de derechos por parte de éste, que nos hace pensar que porque un colectivo determinado sea reconocido va a ser más escuchado y otros quedarán por detrás”. Y sostuvo que “con la llegada de nuevos colectivos que se han sentido a salvo para intervenir en la lucha y formar parte, es verdad que se pone en jaque esta aceptación que estaba existiendo de forma sólida en el pasado, pero la realidad es que cualquier mujer o persona que apueste por un futuro igualitario debe entender que el feminismo en el Siglo XXI ya no puede ser concebido como un movimiento por y para mujeres, sino para todas las personas que sufren los efectos de la estructura patriarcal”.
Para finalizar, indicó que “se estaba generando una definición de la categoría mujer que dejaba fuera a todas aquellas mujeres que no eran blancas, académicas, de clase media y heteronormativas. Esto llegó a tal punto que una teórica feminista llamada Rosa Cobo publicó un artículo en el que hablaba de las supuestas feministas, que seríamos aquellas que no actuábamos afín a los criterios que establecían para formar parte del movimiento, siendo estos ser abolicionista, anti queer, estar en contra de la interseccionalidad y ser trans excluyente, entre otras cosas”. En relación con lo anterior, enfatizó que “esto es tremendamente problemático, ya que tienen miradas transfobicas, xenófobas y con odio de clase. Para estas mujeres el feminismo terminó significando una forma más de excluir a quienes ellas no consideran válidas para formar parte del movimiento”.