II Jornada Nacional sobre Salud y Seguridad en el trabajo en los ámbitos de la Educación Superior
La Subcomisión de Higiene y Seguridad del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), organizó el 30 de octubre en el Aula Magna, la “II Jornada Nacional sobre Salud y Seguridad en el trabajo en los ámbitos de la Educación Superior”; cuyo título este año fue “Interacción entre la formación académica, la salud, la seguridad, y el medio ambiente”. El evento estuvo compuesto por tres etapas, en la primera se expuso la “Vulnerabilidad del sistema universitario”, en la segunda se realizó el trabajo en comisiones; y, por último, se resolvieron dudas. El panel de apertura estuvo integrado por el Arq. Andrés Fiandrino, Coordinador de la Subcomisión de Higiene y Seguridad del CIN; el Lic. Horacio Alberto Gegunde, Presidente del CIN; y el Dr. Alberto Ricardo Dibbern, Secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.
Al comenzar, el Dr. Andrés Fiandrino se refirió al accidente ocurrido en la Universidad Nacional de Río Cuarto y expresó: “ha sido la concatenación de causas, condiciones y sistema organizacional que derivó en el accidente más grave que haya sufrido universidad argentina alguna”. Afirmó que estas causas son parte del sistema universitario y, de esta manera, describió las características de las condiciones de trabajo en el ambiente académico. Asimismo, enumeró las políticas que se toman desde distintas entidades para mejorar esas condiciones y remarcó que es necesaria la interacción entre la seguridad, la salud, el medio ambiente y el trabajo universitario, para lo cual “debemos plantearnos objetivos superadores”.
Por su parte, el Lic. Horacio Alberto Gegunde señaló que el camino iniciado por la Subcomisión de Seguridad e Higiene del CIN, a cinco años de su creación, es la mejor devolución para quienes se hayan comprometido con la actividad universitaria. Respecto al accidente en Río Cuarto, sostuvo que debe permitir acelerar y profundizar los procesos llevados adelante por el Consejo.
“Es importante que entre todos hagamos esfuerzos para mejorar las condiciones de trabajo universitarias”, expresó el Dr. Alberto Dibbern, para lo cual opinó que serían necesarios la formación y el dictado de las normas para el trabajo dentro de un aula.
Luego, tuvieron lugar las exposiciones a cargo del Ingeniero Industrial y Laboral, especialista en Higiene y Seguridad en el Trabajo y en Protección Ambiental, Rubén Delfino; el Gerente del Área de Desarrollo Científico y Tecnológico del CONICET, Dr. Jorge Tezon; la miembro del Área de Investigaciones de Salud Laboral del Instituto de Estudios Estratégicos y Estadísticas de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo, Lic. Adela Contreras; y la Secretaria de Coordinación Técnica y Servicios de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Arq. Lucía Fortuna.
El Ing. Rubén Delfino, disertó sobre los “Aspectos Económicos de los Accidentes de Trabajo”. De esta manera, se refirió a la prevención, para la que señaló tres grupos de razones: en primer lugar, las éticas; en segundo lugar las legales, basadas en la ley de Higiene y Seguridad de 1972; y, por último, las económicas. En este sentido, dio un panorama general, a través de cifras, de lo que pasa en el mundo y en la Argentina. “Estos accidentes tienen un fuerte impacto sobre todos los negocios de la economía, de las empresas y de las instituciones”, afirmó.
Seguidamente, expresó que “es difícil explicar a los empleadores que brindar mejores condiciones de trabajo es más rentable, ya que son inversiones que no se aprecian a corto plazo”. En este sentido remarcó tres valores: la duración media de las bajas, la cantidad de personas lesionadas con más de un día laboral y las jornadas no trabajadas, y, de esta manera, analizó el impacto de los mismos en el PBI argentino. Por esto, destacó que lo importante no es maximizar beneficios, sino evitar pérdidas, para lo cual señaló tres factores principales: evitar la falta de una política de seguridad, prevenir la falta de estructura, y mejorar el capital intelectual.
Posteriormente, distinguió entre inversiones e ingresos empresariales, y explicó que las primeras impactan sobre los segundos; en primer lugar, en una mejora en la productividad; y, en segundo lugar, en capital intangible o estructural.
Al finalizar, aseguró que las políticas empresariales modernas dan lugar especial a los riesgos profesionales de salud laboral y que los beneficios, como los gastos que ellas generen, recaen sobre toda la sociedad.
El Dr. Jorge Tezon señaló que la actividad del CONICET está orientada a garantizar la seguridad laboral y la bioseguridad, para lo cual cedió una estrategia. “Muchas de las actividades conducidas a este fin, son realizadas en estrecha asociación y con co-responsabilidad con universidades, donde las decisiones son tomadas por la Casa de Estudios”, destacó. Del mismo modo, explicó que ante el vacío normativo en este respecto, el CONICET tomó las recomendaciones en materia de bioseguridad para laboratorios de la Organización Mundial de la Salud que impone la obligación de cumplir y hacer cumplir ciertas conductas.
A su turno, la Lic. Adela Contreras, expuso sobre la “Vulnerabilidad del sistema universitario y los desafíos que plantea”. En este sentido, señaló que hablar de vulnerabilidad significa estar en riesgo. Así, distinguió dos caminos a tomar: de paralización y aislamiento, o de salida individual; y de reconocimiento del riesgo y planteamiento de alternativas de cuidado. Respecto a este último, destacó la necesidad de adoptar una perspectiva colectiva como pensamiento epistemológico para enfrentar el problema.
Por último, la Arq. Lucía Fortuna, se refirió a la proyección futura de la problemática. En principio, reconoció que la situación explicada encuentra su causa no sólo en las condiciones físicas de infraestructura, sino también, en una sensación de omnipotencia de los trabajadores.
A continuación, explicó cómo la Universidad de Río Cuarto enfrentó el accidente acaecido el año anterior. Por un lado, por medio de la creación de un acceso secundario para los insumos y, de esta manera, poder determinar y controlar los volúmenes grandes. Por otro, a través de la reforma de la distribución edilicia y la creación de la Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios, que ideó un proyecto referente a todos los aspectos físicos.