Diálogo sobre la sociedad abierta de los intérpretes de la Constitución, texto de Peter Häberle
El pasado 7 de julio en el Salón Rojo se desarrolló una nueva reunión del Seminario sobre Fundamentos Constitucionales del Estado, el cual es dirigido por Raúl Gustavo Ferreyra. El evento fue organizado por la Cátedra de Derecho Constitucional de Raúl Gustavo Ferreyra y auspiciado por el Departamento de Posgrado, el Departamento de Ciencias Sociales, el Círculo Doxa de la Ciudad de Buenos Aires y el ciclo Dialogando desde el Sur.
Para empezar, Ricardo Rabinovich-Berkman, director del Departamento de Ciencias Sociales, pronunció las palabras de bienvenida. Por su parte, Raúl Gustavo Ferreyra realizó los correspondientes agradecimientos y presentó a los participantes del evento.
La actividad fue moderada por Leandro Martínez. De esta manera, Sebastián Toledo, en su ponencia, señaló que a 41 años de su publicación original, La sociedad abierta de los intérpretes constitucionales sigue marcando la senda por la que habrá de transitar el devenir constitucional y procesal constitucional de muchos años por delante. “Los desafíos que nos ha planteado Häberle, en tanto juristas, operadores jurídicos y ciudadanos, han dado recién sus primeros frutos, quedando mucho por venir”, dijo. Resaltó que Häberle estudia los problemas constitucionales con una visión antropológica, y así, “nos invita a considerar un enfoque que, centrado en el individuo y su dignidad, conlleva a reenfocar la relación y la articulación entre constitución, estado y ciudadanía, poniendo en el centro de la escena a la sociedad abierta”. Hizo alusión a que en La sociedad abierta Häberle señala que la teoría de la interpretación se enfocó, desde sus orígenes, en problemáticas vinculadas con el método, la función y los objetivos de la interpretación, pero omitió, llamativamente, un aspecto también central, el de los sujetos de la interpretación constitucional. “Hasta esta irrupción häberleana la teoría constitucional daba por sentada la monopólica intervención del juez como intérprete de la constitución, ello importaba un reduccionismo que quitaba del centro de la vida constitucional a quien, por derecho propio, debe ser su protagonista”, subrayó. Explicó también que Häberle afirma que en los procesos de la interpretación constitucional se insertan potencialmente todos los órganos estatales. “Nos invita a una traspolación conceptual, aún hoy en ciernes y en permanente desarrollo, de la sociedad cerrada de los intérpretes constitucionales, a la interpretación constitucional para la sociedad abierta”, desarrolló. Hacia el final, remarcó que la sociedad abierta de intérpretes constitucionales es una expresión clara y concreta de la democracia pluralista como única alternativa para el respeto de la dignidad humana y los derechos fundamentales.
Por su parte, Justus Vasel (Universidad de Hamburgo) recordó que “todos somos ciudadanos, partes del estado constitucional en el que vivimos y del que formamos parte”. Así, la constitución no es solo el trabajo del poder constituido, sino también el trabajo del poder constituyente. “Nosotros, el pueblo, establecemos el estado constitucional y al final somos el estado constitucional”, expresó. Tomando esta premisa axiomática del constitucionalismo, es casi evidente que el público debe jugar un rol importante en la interpretación constitucional, tal como elaboró Peter Häberle. “Cada uno de nosotros es un elemento constitutivo de la constitución, por lo tanto cada uno de nosotros es también un intérprete constitucional”, sostuvo. Así, señaló que cada uno puede identificar claramente los elementos que Häberle ha denominado como sociedad abierta de los intérpretes constitucionales. “Sin embargo, la interpretación constitucional se percibe todavía bajo el monopolio de las cortes constitucionales. (…) Hay una opinión generalizada de que las cortes constitucionales son antidemocráticas y cuerpos elitistas que terminan tomando determinaciones sin la suficiente legitimidad democrática”, examinó Vasel. Agregó que no sorprende que hayan existido muchas críticas señalando que la reforma constitucional alrededor de todo el mundo ha transferido una cantidad sin precedentes de poder desde las instituciones representativas hacia las judiciales.
La relatoría estuvo a cargo de Mario Cámpora, M. Rosario Tejada y Francisco Balbín.