I Congreso Nacional de Criminología
El Departamento de Derecho Penal y Criminología de nuestra Facultad, a través de su comisión de jóvenes graduados, organizó durante los días 5, 6 y 7 de septiembre este I Congreso Nacional de Criminología que convocó a destacados profesores especialistas extranjeros y nacionales. En el acto de apertura, que se realizó el primer día en el Aula Magna, brindaron unas palabras el Vicedecano Dr. Tulio E. Ortiz, la Vicedirectora del Departamento de Derecho Penal y Criminología Dra. Lucila Larrandart, y los Dres. Carlos Elbert y Julio Virgolini.
Primeramente, el Vicedecano felicitó a los organizadores por la gran convocatoria y destacó sobre todo la presencia de los jóvenes. Asimismo, indicó que “la juventud que tiene el departamento garantiza la continuidad de una tradición jurídica en defensa de los derechos humanos”.
Luego, la Dra. Lucila Larrandart explicó que la importancia del congreso radica en que es justamente en el ámbito del Derecho Penal en donde actualmente se producen las mayores discusiones y violaciones de los derecho humanos. “No podemos mirar para otro lado y no promover la discusión, el debate y el cuestionamiento cuando frente a cualquier hecho se responde con la sanción descuidada de leyes penales que elevan las penas, crean tipos que no describen conductas o avanzan sobre esferas ajenas a la potestad punitiva del Estado” -expresó y, en ese sentido, agregó que sabiendo que el incremento de penas no disminuye los delitos, resulta desacertado sancionar rápidamente normas de fondo y de forma porque llevan a crear la ilusión de que ello solucionará el problema y cuando esto fracasa surge un deterioro institucional que repercute en todos los poderes del Estado.
Por otro lado, recordó que en el año 2005 un grupo de estudiantes tuvo la idea de organizar un congreso y el Departamento de Derecho Penal y Criminología les abrió las puertas con el convencimiento de que la Facultad debe apoyar las iniciativas de sus estudiantes. “La construcción y profundización del estado democrático de derecho está precisamente en mano de los jóvenes, por lo tanto, los docentes debemos facilitarles los caminos. Es por eso que tenemos hoy la alegría de abrir este congreso que los jóvenes de la comisión han querido dedicar al reciente Profesor Emérito Eugenio R. Zaffaroni” -concluyó.
Seguidamente, tomó la palabra el Dr. Carlos Elbert, quien dedicó su exposición a responder la cuestión “¿de qué hablamos cuando hablamos de criminología?”. Para ello, explicó que el nacimiento de la criminología puede ubicarse en el 1885, cuando surgió el primer libro titulado con este vocablo publicado por Rafaele Garófalo, en Italia. En sus comienzos, la criminología se enfocaba en el delincuente, a quien determinaba como un sujeto inferior, un sujeto enfermo que había que curar y, para ello había que encerrarlo todo el tiempo que fuese necesario. Asimismo, Elbert aclaró, que para los casos incorregibles se recomendaba la pena de muerte o la deportación.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los aportes de la sociología norteamericana produjeron profundos cambios en la noción original de criminología. Así, en los años 70 se dio lugar a la criminología crítica, que justamente cuestionaba a los positivistas y probaba al mismo tiempo que el delito pertenece al mundo axiológico y que las leyes que lo crean no son carentes del sentido ideológico. Sin embargo, afirmó que la ambición de los críticos de elaborar una teoría social con un proyecto político de recambio nunca se logró. De este modo, el derrumbe del bloque socialista y el advenimiento de la posmodernidad dejaron a la criminología en una crisis de la que aún hoy se intenta salir. Ahora bien, el fracaso de estos dos paradigmas provocó que cada criminólogo se transformara en una célula aislada que produce para sí, sin lograr grandes cambios. Finalmente, Elbert planteó “¿qué pasa con la criminología? ¿cómo puede existir y convocar si no tiene una estructura coherente y medianamente consensuada de saberes?” y propuso a los asistentes aprovechar el congreso para meditar acerca de estos temas de fondo.
Para concluir con el panel de apertura, el Dr. Julio Virgolini remarcó que la criminología no trata únicamente un discurso sobre los delitos y las penas, sino que es también un discurso del poder y un discurso sobre el poder. En esa línea de ideas, advirtió que forma parte de un proyecto de sociedad y que podemos hablar de una visión reductora de la criminología que se ocupa del desorden y que es el campo que alimenta las versiones científicas de la criminología. No obstante, existe también una visión compleja vinculada a la criminología que trata de la manera en que se define el orden político. “El desorden, el delito, el crimen marcan la frontera de ese orden que queremos defender. Entonces lo que nos tenemos que preguntar es, ¿de dónde surge esa necesidad de generar fronteras?” -indicó Virgolini. Sobre esta consigna contestó argumentando que puede provenir de dos condiciones fundamentales de la teoría política: el derecho a mandar y el deber de obedecer. Los límites del derecho a mandar surgen de la naturaleza, entendida como la voluntad divina, el orden cósmico, etc. También provienen de una convención que crea el hombre pero, para Virgolini, esto no es más que una ficción. “Sobre la base de esta ficción es que se desarrolla una criminología vinculada al pensamiento sobre la sociedad y al pensamiento sobre el Estado, una criminología que se convierte en un discurso del poder que tiene por objeto establecer formas concretas de poder, y así funcionó” -sostuvo el disertante.
Por otro lado, está la creencia de que el crimen es lo ajeno a la sociedad que, por medio del libre consentimiento, los hombres determinan el orden dejando afuera todo lo que sea contrario a él. Pero el crimen es central en la vida porque es fundante de las relaciones políticas, del sistema económico. “Basta con recordar la conquista de América con sus 55 millones muertos, basta pensar en la explotación de las mujeres y los niños durante la revolución industrial, o en la guerra de Irak sobre la base de una mentira” -remarcó. Finalmente, Virgolini resaltó que éstos datos son componentes de la estructura del poder y de la economía. No provienen de la pobreza, no responden a la necesidad y tienen una característica común: excluyen de la ley. Así, la ley se convierte en una herramienta de exclusión jurídica.
Participaron del Congreso: |