¿Es necesaria una reforma constitucional?
El Seminario de Teoría Constitucional y Filosofía Política (Cátedra de Derecho Constitucional de Roberto Gargarella) y el II Seminario sobre temas polémicos del derecho constitucional \"Germán J. Bidart Campos\" (Cátedra de Derecho Constitucional de Andrés Gil Domínguez) organizaron conjuntamente para el 28 de agosto una ronda de exposiciones con motivo de contribuir al debate en torno a si es necesaria una reforma a nuestro texto constitucional. En la actividad se desarrollaron dos paneles: el primero integrado por Alberto García Lema, Horacio Rosatti y Vilma Ibarra, en tanto que del segundo participaron Roberto Gargarella, Mario Midón y Andrés Gil Domínguez.
Este último panel se inició con la intervención de Roberto Gargarella, ante todo admitió “tengo posición reformista, pero no bajo cualquier condición, ni mucho menos a cualquier precio”. Para el orador resulta esencial identificar con claridad cuáles son las razones que podrían motivar una reforma constitucional. Asimismo, sostuvo que el hecho de que una reforma se inspire en estas motivaciones no implica que la misma le tenga que resultar necesariamente atractiva.
“A pesar de los enormes esfuerzos imaginativos en la enjundiosa tarea de inventar razones para una reforma constitucional, no han presentado aun ninguna razón relevante”, subrayó. Sin embargo, Gargarella señaló que las razones existen, y dentro de estas puede incluirse, por ejemplo, la problemática de la desigualdad que ha caracterizado y aún caracteriza ala República Argentina.
En segundo lugar, Andrés Gil Domínguez definió a los textos constitucionales como pactos de convivencia que regulan las relaciones en sociedades heterogéneas tratando de resguardar y respetar el pluralismo moral o el multiculturalismo que hoy definen a esta sociedad. Además, consideró que el espíritu de cualquier constitución es la perdurabilidad, que ese proyecto de convivencia pacífica se mantenga en el tiempo. Para Gil Domínguez no se puede reformar una constitución bajo cualquier presupuesto, sino que tienen que haber razones y argumentos fundados que justifiquen la reforma. “Creo que estas razones que se tienen que abordar están sostenidas sobre tres ejes: cambiar una constitución para cambiar su matriz ideológica, para ampliar su sistema de derechos, o para rediseñar la organización del poder”, explicó el expositor. Por otro lado, manifestó que “los argumentos que pueden dar Gioja, Insfrán o Carlos Menem a mi no me conmueven ni siquiera para ser analizados, ahora los argumentos que pueden dar la gente de Carta Abierta me parecen que son argumentos a ser considerados, escuchados y razonados”. Sumado a ello, se permitió cuestionar el mote de neoliberal que se le asigna a nuestra actual Constitución Nacional, debido a que por medio del articulo 75 inciso 22 se puede inferir que, por ejemplo, el pago de la deuda externa no puede justificar el incumplimiento por parte del Estado de sus obligaciones mínimas (Observación del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales).
Por último, Mario Midón relató que quienes abogan por una reforma constitucional suelen adherir a un giro de la organización política del país en favor del parlamentarismo, por sobre el presidencialismo. No obstante ello, para Midón los defectos del presidencialismo no pueden superarse por medio de un eventual parlamentarismo, ni tampoco, por medio -en un sentido menos amistosos- del voluntarismo de acrecer en potestades formales a un Congreso Nacional que históricamente vive devaluado por la permanente renuncia que hace de sus potestades.
“Tengo posición reformista, pero no bajo cualquier condición, ni mucho menos a cualquier precio”, puntualizó Roberto Gargarella.